sábado, 2 de mayo de 2015

El gobierno de los brutos

En democracia es gran verdad decir que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, porque los eligen aquellos. En todo tiempo y lugar se han dado casos de personas brutas o embrutecidas que han accedido a la administración de las cosas públicas, pero para centrarnos en lo que nos interesa ahora, citemos por ejemplo al Presidente de la Diputación de Valencia, pillado contando billetes en no pequeña cuantía, resultado del cobro de comisiones ilegales. Y por encima la arrogancia y brutalidad del personaje. En la comunidad valenciana sobran los ejemplos: la alcaldesa de la capital quiso dejar a medio centener de niuños sin comerdor asistencial porque sus padres tenían deudas con el Ayuntamiento, mientras ella se ha gastado sumas injustificables en comidas y hoteles, regalos y demás que hablan a las claras de su porte físico.

En la misma Valencia están los casos del antiguo Presidente de la comunidad, encausado en varios asuntos de corrupción y sonriente en el parlamento y en la calle, así como el expresidente de dicho parlamento, antiguo Director de la Guardia Civil, que huye de sus responsabilidades por un tremendo accidente del metro que llevó a la muerte a varias decenas de personas. Nombres como Costa y Castedo, esta exalcaldesa de Alicante, que con arrogancia inusitada se ha burlado de la ciudadanía (de la que le votó y de la que no) durante varios años. Caso aparte es el ya encarcelado expresidente de la Diputación de Castelló, que pretendía haberle agraciado la lotería seis o siete veces para justificar su enorme fortuna. Un bruto donde los haya. 

Un viejo nacionalista catalán, que presidió durante más de veinte años el gobierno de su comunidad, en tan alta estima tenía a su patria que sacó de ella sus muchos dineros para ponerlos a buen recaudo del fisco. Anda ahora diciendo que los "ataques" de la justicia se cometen contra Cataluña... el muy gandul. Para colmo involucró o indujo a su abundante prole, hasta el punto de que casi no hay uno que no esté implicado en un escándalo de corrupción y en manos de la justicia. También es ejemplo de brutalidad el caso de un tal Crespo, que dice tener en sus manos muchos recibís de altos responsables del Estado, conforme cobraron comisiones ilegales; lo que pasa es que no entrega dichos recibís (esto lo añado yo) a no ser que se le pague convenientemente y a su gusto. Con él están implicados tres tesoreros, cajeros o saqueadores como los señores Sanchís, Lapuerta y Bárcenas, de los que ya se conoce tanto que no abundaré más en ellos. Pero a brutalidad en cuanto a formas y robos no cabe dudar.

En Galicia tenemos nuestros ejemplos: fieles seguidores del fundador y patriarca Manuel Fraga, están los Naseiro, Feijóo (amigo de contrabandistas), varios alcaldes conservadores de la muy eclesial Santiago de Compostela y otros de menor cuantía. En Madrid sobran los ejemplos: un tal Granados ya en prisión, otro de apellido Viejo, otros Güelmes, Lamela y un sinnúmero que tienen el común denominador de haber sido aupados por la que fue presidenta de la comunidad de Madrid, la más populista, vaga y engolfada señora que se pueda poner de ejemplo hoy día. 

En el Gobierno de la nación también ha habido y hay ejemplos de embrutecimiento: un caso notable es el enriquecido Cañete y otro el de la despistada (y también enriquecida) Mato. Los Sigüenza y compañía son paja menor para este pesebre de miserables. En Extremadura tenemos el notable ejemplo de su presidente, que se gastó los dineros públicos en viajar a Canarias para ver si era posible acercar el mar a su comunidad o, a falta de eso, al menos poder disfrutar él de esa prebenda. Anda por el país con su arrogancia y mentira a flor de labios, con un pretendido gracejo que parece es del gusto de no pocos extremeños. 

En Andalucía podemos citar a un tal Zoido, pero también tenemos ejemplos en Benidorm, Baleares (el caso Matas merecería un tratado aparte) y la brutalidad ha alcanzado incluso a miembros de la familia del rey (si no al propio rei Juan Carlos) encausada en parte por enriquecerse incluso a cuenta de niños desamparados, eventos deportivos y otras milongas. ¿Y que me dicen del que ahora es candidato conservador al turístico concejo de Sanxenxo, que tiene pendientes varios casos judiciales y sigue sonriente por aquí y por alla? No se agotan en Galicia los casos de embrutecimiento, donde ejemplos señeros encontramos en la dinastía Baltar, uno ya retirado (pero no de las tropelías) y el otro rigiendo de la misma forma que su padre la Diputación orensana.

Cientos de Ayuntamientos están regidos por brutos de postín. En cierta ocasión me dijo un compañero de trabajo, natural de Alaejos (Valladolid) que el pueblo había elegido alcalde al tonto del pueblo... pero persona honrada a carta cabal. Añoranza tengo yo de casos como este en los tiempos que corren. En Nigrán y Porriño (Pontevedra), en Lanzarote (Canarias), en el más pequeño rincón y en la más alta cumbre del gobierno estamos regidos por una buena bandada de brutos. Veamos si como animales gregarios que fuesen, llegando nueva estación del año, pasasen migrando hacia otros lugares; mejor que ninguno el tan seguro como la cárcel o el ostracismo público.

L. de Guereñu Polán.

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