Casi todos los partidos y agrupaciones electorales,
con un par de excepciones, dicen que les ha ido bien en algo, pero lo de
entender el mensaje me suscita dudas, muchas.
Sra. Cospedal: “Mantener la primera posición en
las actuales circunstancias es un éxito”. Bien, perder más de 2,5 millones de
votos y la mayoría del poder municipal y autonómico es para el PP un éxito, la
historia recuerda que no es la primera vez que unas elecciones municipales marcan en
España la señal de un cambio político más trascendente, sin acudir al cambio de
régimen que produjeron en 1931, en 1995 y en 2011 al PSOE le mostraron, bien a
las claras, lo que le iba a suceder en
las siguientes Generales. Da la impresión de que no se están enterando de lo
que el electorado ha anunciado para un futuro bastante inmediato.
Sr Pedro Sánchez: “Nos
proponíamos ser la primera fuerza política de la izquierda y lo hemos conseguido”.
Cierto, pero el problema es que con toda la historia que le sirve de base al
PSOE, con esto no llega para casi nada, solo con ser la primera fuerza en todos los ámbitos de España, y de forma
muy contundente, el gran objetivo de ser motor de una sociedad más justa, en España
y en Europa puede ser mínimamente satisfactorio. En especial teniendo en cuenta
que ha surgido competencia en el espacio que le era propio casi en exclusiva y
que, para conseguir ser primera fuerza en el conjunto del estado, esta vez
habría bastado que el PSC hubiese aproximado sus resultados a los que conseguía
cuando estaba más ligado a las tesis políticas del conjunto del PSOE. Parece que
le falta enterarse de que la mayoría de sus electores quieren un partido con
políticas identificables como socialdemócratas e internacionalistas (lo
contrario de nacionalistas).
Portavoces varios de Podemos,
Mareas, etc.: “Vamos a instalarnos en
las instituciones”, “no negociaremos sillitas (sic)”, “quienes quieran acordar
con nosotros tendrán que dar un giro de 180 grados a sus políticas”, “tienen
que aceptar nuestras condiciones”, “nosotros solo nos vamos a apoyar en los
ciudadanos”, etc. Vale pero …. Uno para instalarse en las instituciones hay que
usar los votos de los diputados y concejales conseguidos para ocupar las
presidencias, vice presidencias, secretarías y demás puestos de gestión y si
los propios no llegan hay que negociar, si o si, las sillitas. Dos aun cuando
han sacado muchos concejales y diputados, los partidos “clásicos” han obtenido
muchos, pero que muchos más. Y tres, los ciudadanos ya han dado su apoyo y voto,
y es a los electos a quienes les toca el turno de interpretar y ejecutar el
encargo. No se quieren enterar que el tiempo de pedir y exigir a los otros ya
pasó, que ahora son ellos lo que tienen que hacer.
Sr Rivera: “la línea de
negociación de Ciudadanos es que no habrá excepciones locales sino una política
nacional homogénea”, “nuestros representantes no entraran en ningún gobierno
que no presidamos” “el resultado de estas elecciones es solo un primer paso
para alcanzar la Moncloa”. Bueno como presentación puede estar bien, sin
embargo en los ayuntamientos es obligatorio poca gestión nacional y mucha
local, el tráfico, la recogida de basuras, el suministro de agua, el alumbrado
público, etc. que interesa al votante es el de su pueblo y su calle, o que para
llegar a la Moncloa es más fácil hacerlo a aquellos partidos que triplican o
cuadruplican su magro 6,5 %. Además de no enterarse, como Podemos, de que es su hora de hacer y no de pedir, en especial
en los municipios, aún se entera menos de que en Democracia quien están más legitimados
para poner condiciones son los que sacan más votos.
Conclusión: Da la impresión que
en las direcciones de los partidos casi nadie se entera de lo que para el
ciudadano de a pie es de simple y pura lógica, casi perogrulladas.
Y una sugerencia, ante la
fragmentación dada, y teniendo en cuenta que la gestión de los ayuntamientos es
muy presidencialista, parece que es momento de plantearse una elección
mayoritaria a dos vueltas, ya que lo de la lista más votada a una vuelta no se
sostiene puesto que podría hacer alcalde a candidatos con menos del 20% del
apoyo de los votantes. La Constitución lo permite con una sencilla modificación
de la Ley electoral.
Mayo de 2015
Isidoro Gracia
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