domingo, 31 de mayo de 2015

La izquierda española hoy

Creo que es previsible que el Partido Socialista (y otros ya asentados desde hace décadas) mejoren sus resultados electorales en las elecciones legislativas próximas. Ello sería a costa de los nuevos partidos, pues podrían no ser percibidos como capaces de gobernar el país aunque sí los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas. Sea como fuere la izquierda española, hoy, está tan fraccionada y es tal volátil (los votos de izquierda pueden ir de un lado a otro) que la situación es preocupante. 

Parto de la base de que los partidos y la miríada de grupos que ha aparecido haciéndose con las alcaldías de muchos pueblos, son la consecuencia del abandono por parte del Partido Socialista de sus responsabilidades como partido de la izquierda nacional. Todo empezó en los años noventa con los primeros casos de corrupción y siguió haciendo trizas la opción socialista en Cataluña (hay comunidades en España donde el Partido Socialista nuncha ha sido hegemónico y sigue sin serlo). De haber sido el Partido Socialista lo que nunca debió dejar de ser, no tendríamos hoy "cosas" extrañas que incluso se plantean disputar al Partido Socialista su espacio. 

Izquierda Unida, desde mi punto de vista, ha agotado su ciclo "histórico" y la única opción que le queda a los leales de la misma es reverdecer al viejo Partido Comunista como un mensaje a los comunistas españoles de que ahí tienen su partido liberado de loa adláteres que poco o nada le han aportado. En cuanto al nacionalismo, excepción hecha de Cataluña y el Euzkadi, está hecho trizas en las comunidades donde existía, se ha desdibujado y ha agotado todo discurso creíble. Incluso hay una diferencia notable entre Cataluña y Euskadi, pues aquí el municipalismo del PNV sigue vivo y pujante, mientras que el de CiU y Esquerra Republicana dejan mucho que desear, alimentados solo en la medida en que se enfrentan al Estado en sus afanes independentistas. Como en las elecciones locales no se trata de eso, han hecho agua. 

Al Partido Socialista le han votado uno de cada cuatro electores (no habitantes o mayores de edad) lo que es muy poco. Insisto en que podría mejorar esta marca en las elecciones legislativas próximas pero un gran trabajo queda por hacer y creo que pasa por empezar a repensar el papel del socialismo en el mundo y en España, con ideas que tienen que salir de debates que no se dan desde hace décadas; por otra parte tiene que volver a existir una militancia que vaya aquí y allá, esté presente donde hay problemas y los militantes socialistas -más sus dirigentes- se jueguen el éxito día a día. Con el maltrato animal, con los inmigrantes, con la política europea, con la paz en el mundo, con las relaciones internacionales, con el gasto público, con las medidas medioambientales, con los derechos de las minorías, en la permanente lucha contra la corrupción, donde hay trabajadores en riesgo de exclusión social...

Creo que las víctimas de la crisis económica que sufrimos desde hace unos siete años no somos la clase media, o no toda la clase media. Las víctimas están más abajo, en esos diez o doce millones de personas que tienen rentas muy bajas, condiciones de vida precarias, pensiones de miseria, los que no tienen trabajo, los que como si no lo tuvieran, muchos autónomos, muchos pequeños empresarios que viven peor que muchos individuos de la "clase media" dependientes del Estado o de sus administraciones. A esos diez o doce millones de personas que hoy están a la deriva es a donde debe ir el discurso y las medidas del Partido Socialista, además de a los que están sensibilizados con la ecología, la paz en el mundo, la solidaridad internacional y hacen ascos a localismos y nacionalismos de poca monta. 

La izquierda volátil española (toda ella) tiene una oportunidad que el Partido Socialista debiera liderar (si le dejan) en un primer momento: no hacer el ridículo liándose en disputas tacticistas durante estos meses. Sería un arma en manos de la derecha, que no es solo el PP, sino banqueros, especuladores, franquistas residuales, empresarios acostumbrados a la corrupción de los poderes públicos y corruptores ellos mismos, obispos y otros añadidos. Si la izquierda volátil llega unida (no revuelta) a noviembre próximo podrá dar la sensación al país de que tiene altas miras, de que el vocerío de algunos no es su única arma, de que hay un patriotismo por demostrar y que el Partido Socialista -en este caso sí- ya tiene acreditado. 

Complacerse con el 25% de la tarta electoral sería suicida, pero remontar los errores cometidos por el Partido Socialista (cuya principal responsabiliad hay que echar en los corruptos de sus filas y a los "social-liberales" en sus gobiernos) va a costar Dios y ayuda. 

L. de Guereñu Polán.

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