martes, 23 de junio de 2015

"Contribución al problema de la vivienda"

Varios artículos de Federico Engels se refirieron a este asunto ya en la segunda mitad del siglo XIX, consciente el autor de que el desarrollo de la industrialización y la tendencia a la concentración del capital, depauperaba a amplias capas de la población dejándolas en la peor de las condiciones. Como Engels no era un charlatán sino un observador muy preocupado por los problemas sociales, comprobó que en algunas ciudades industriales inglesas el problema de la vividna no existía, porque cuando se construyeron los equipamientos para las industrias se construyeron también viviendas para los trabajadores. Esto no era una novedad, pues algunos socialistas utópicos habían sido partidarios de actuar de esta manera y el mismo Robert Owen se puso manos a la obra en New Lanark (Escocia). 

Engels vio que las ciudades que organizaron su crecimiento industrial, particularmente en Inglaterra, los mismos dirigentes políticos -donde no había ni un solo obrero- consideraron la necesidad de dotar de viviendas a los que trabajasen en las fábricas. Pero muchos dirigentes políticos actuales no han visto esta necesidad cuando redactan los planes de ordenación urbana. En realidad el problema es el mismo, pues la afluencia de trabajadores a las ciudades empezó en el siglo XIX pero sigue en la actualidad, con el agravante de que ahora se da un fenómeno que antes era menor, la especulación del suelo. 

España es uno de los países europeos que tiene más viviendas vacías como consecuencia de una total ausencia de planificación en esta materia. Ni el mercado -que mientras hay una migaja se la come- ni el gobierno ni los Ayuntamientos previeron casi nada para evitar la enorme pérdida de capitales que implicó las gigantescas inversiones en viviendas que ahora están vacías, ha descendido su precio y muchas personas que las habitaban no han podido seguir pagándolas.

De la misma forma que en todo planeamiento urbanístico se hace una distinción entre suelo urbano, urbanizable y rural, siendo el urbanizable el más interesante, porque cuando se ejecuta, una parte importante del suelo ha de ser cedida para equipamientos colectivos, los Ayuntamientos -lo diga o no la ley del suelo correspondiente- pueden establecer que una parte de ese suelo ha de ser cedido para la construcción de viviendas sociales. Por cierto, la política de viviendas sociales está completamente abandonada en España, representando hoy algo más del 1% del total de las que se construyen. 

No entro aquí en la cultura de la propiedad de una vivienda, menos extendida en otros países de nuestro entorno, donde el mercado del alquiler está más arraigado porque las viviendas en alquiler no son chozas y sus precios son asequibles. Estoy de acuerdo en considerar que el problema de la vivienda ha de alcanzar una solución de la mano de varias administraciones públicas, pero para ello es necesario intervenir el mercado del suelo. Si se deja al libre albedrío de los propietarios no hay nada que hacer. Un Ayuntamiento que cede suelo equipado para viviendas sociales se hace acreedor a que su Comunidad Autónoma y el Estado pongan de su parte. 

Cualquiera que eche un vistazo a la política presupuestaria en materia de vivienda (Estado) verá que es irrisoria la partida que le corresponde. Las dos últimas décadas han sido el caos más absoluto en el orden especulativo, conociéndose municipios que han visto degradarse su medio ambiente por las urbanizaciones que se han construído para ahora estar esas viviendas vacías. 

Al problema de la vivienda en España no es ajeno el hecho de que haya desaparecido la banca pública, que podía financiar -mediante ahorro hipotecario- la compra de viviendas en competencia con la banca privada pero ventajosamente para el prestatario. ¿Como es posible que haya más de tres millones de viviendas vacías en España mientras hay personas que disponen de segunda, tercera, cuarta vivienda en el país?

Otra cosa es la ley hipotacaria existente en España, habiendo pasado ministros y ministras de colores políticos muy distintos sin que se hayan preocupado de reformarla drásticamente. Ahora se habla de la dación en pago cuando el deudor ha de abandonar su vivienda por impago, de desahucios cuando la denuncia del propietario o prestamista lleva a la ejecución de aquellos. ¿Como es posible el espectáculo (el robo) de familias desalojadas de sus casas a golpe de machete? ¿Ningún responsable público va a reaccionar ante esto?

No veo por que no se ha llegado a un acuerdo con los bancos -algo por otra parte bien poco revolucionario- antes de que estos viesen entrar en sus arcas millones de euros para su recapitalización. Puede decirse, sin temor a equivocarse, que la política de vivienda es -junto con la atención a la dependencia- de lo peor que existe hoy en España, por mucho que nos alarme la corrupción de varios cientos de cargos públicos y el crecido número de parados, que están en relación directa con el despojo de sus viviendas. 

L. de Guereñu Polán.

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