miércoles, 23 de septiembre de 2015

EL SENY CATALAN…


 Tras un cierto recorrido en campañas electorales, la ciudadanía observa con  curiosidad como un candidato investido de máxima condición institucional sobrepasa la cortesía inherente a su representación para invadir el espacio más propio de  hooligans de gradas de fondo de un estadio. Los cortes de mangas, las butifarras, las palabras gruesas invitando a un enfrentamiento frontal,  o las descalificaciones agresivas de fuerzas políticas distintas por el simple hecho de tener en sus filas ciudadanas y ciudadanos en territorios distintos pero que representan sentimientos importantes compartidos, no sujetos a fronteras, no deja de despertar un cierto recelo ante el desdoblamiento del personaje, del tenor de Mr. Jekyll y Hide. Podría anunciar un sombrío talante  de criba de desafectos o tibios.

Es sintomático que alguien se embosque  entre los cinco primeros puestos de una .lista con similar ambigüedad y ánimo doloso al usado en la presente convocatoria. Desconcertante para  los no muy avisados. Formalmente unas elecciones  legislativas autonómicas. Pero pocas palabras se dedican al grave problema social y económico del territorio a gestionar. Sobresale el acento, a la vez, embozado y desembozado, de presunto plebiscito, al que se somete algo de tono no menor, una propuesta independentista, careciendo de unas reglas objetivas mínimas sobre que sostenerse y atenerse. 

El candidato a President Sr. Más, y no parece osado aventurarlo, rehúye verse envuelto en embarazosas explicaciones sobre la moralidad de su formación e incluso aspectos que puedan concernirle personalmente, desde un cierto anonimato en la lista. Se desmelena cada día un poco más en lo que se presume una dramática fuga hacia adelante. Comprometiendo en ella según diversos observadores, la imparcialidad de los medios públicos de comunicación y la de las instituciones que el comprometió solemnemente  salvaguardar. Pese a lo que no evita que incluso algunos de sus compañeros de aventura comienzan a verle con cierto recelo e incluso en privado cuestionan el acierto de haberse embarcado con él y su pesado equipaje.

En tanto se hace difícil oír dentro del ruido desatado, voces autorizadas, especialmente a los candidatos, pronunciarse  sobre aspectos cardinales en un territorio donde se acumulan de forma inquietante problemas económicos, sociales, de desempleo y cohesión vivencial, confiabilidad de potenciales inversores, manejo de políticas productivas o de continuidad empresarial en el territorio. A ello acompaña una ceguera contumaz ante advertencias diversas y desde instancias muy distintas sobre la permanencia del territorio desgajado en las instituciones que aparentan indispensables para supervivir garantizando la calidad habida en el punto de partida. Y aun sin negar la intencionalidad en los mensajes, lo temerario,  es desconocer la veracidad y certeza de los mismos.

Sorprende para los que creemos firmemente en  el "seny catalán”, ver en estas actitudes al Sr. Mas, que más allá de candidato, es el President de la Generalitat. Quizás no anduviera descaminado el aserto de D`Ors cuando sugería,  en cierta media el seny pueda ser anécdota elevada a categoría”…O será que en estos tiempos corrosivos se  haya diluido. Como la flema británica, tan deteriorada por los hooligans y las singularidades de sus clases emergentes... Seguramente tampoco Turguénev  encontraría muchas huellas  del “alma rusa” que reflejaba en sus novelas, en el país de Putin…

Catalunya es la manifestación aguda de un problema común del Estado. Y es trascendente contar con ella en un proceso constituyente que cierre el de 1978, y los flecos pendientes. Tiene un papel protagonista que representar como lo tuvo hace treinta y ocho años. Una presencia que difícilmente se alcanzará  sin una intensa capacidad de seducción por ambas partes. Un conflicto poliédrico, que conlleva aspectos políticos, económicos, sentimentales, etc., no puede tener por toda respuesta cerrazón y torpeza. En unas coordenadas muy alejadas del concepto actual de lo que debe ser la convivencia de los territorios en el Estado.

Un camino a transitar lejos de las destemplanzas y crispaciones a las que últimamente se apunta el Sr, Mas. Las que mucho más acentuadas  son oficio en un partido que  desde su mayoría absoluta aboca este país a callejones de difícil salida, posiciones cada vez más comprometidas e irracionales. El PP, quizás por hábito heredado de la peor derecha española, es una fábrica de desencuentros. En los que se esmeró hasta la exasperación. Una derecha cerril, enrocada en sus fantasmas, incapaz de modular una propuesta inteligible. Capaz de llegar al agravio de presentar a Catalunya, un candidato del perfil del Sr. Albiol.

La palabra la tiene Catalunya. Luego la política, entendida como arte noble practicada por gente con altura de miras y sentido de estado. Sabiendo que cualquier conflicto debe resolverse de forma leal y democrática. Sin saltos al vacío.  Y lo habido hasta el momento advierte, la necesidad de habilitar y respetar el derecho a decidir. Pautado y en un campo de juego previa y perfectamente definido.

Antonio Campos Romay

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