miércoles, 23 de septiembre de 2015

Una campaña atípica

El imprudente y temerario Mas ha conseguido, sin embargo, una cosa: que todos los partidos concurrentes a las elecciones del 27 de septiembre, hablen en clave plebiscitaria, como aquel quería, sin que estemos ante un plebiscito sino ante unas elecciones para elegir a un Parlamento del que salga un gobierno para los próximos años. 

Como no creo que las pretensiones independentistas tengan posibilidad alguna de conseguirse, si no es por la vía insurreccional, haber caído en la trampa plebiscitaria es lo primero que hace atípica esta campaña. Algunas encuestas hablan de que los independentistas no pasarían de un 25 ó 30 por ciento, lo que no es poco en términos absolutos, porque no cabe deducir que todos los que apoyen la candidatura unitaria de Mas y Junqueras deseen la independencia de Cataluña; si la votan será porque querrán reforzar las posiciones nacionalistas ante cualquier gobierno central. 

Creo que el que más se está divirtiendo con este asunto es Junqueras, que forma parte de una tradición desestabilizadora de la democracia española desde hace casi un siglo: si nos remontamos a Macià con sus pretensiones del "Estat catalá" y seguimos con Lluis Companys rebelándose contra el gobierno legítimo de la II República, pasando por Carod Rovira, que siendo conseller se fue al sur de Francia para negociar por su cuenta con ETA para que no matase catalanes (no sabemos lo que pidió con respecto al resto) y ahora el citado Junqueras, que ha echado leña al fuego de Mas, el cual se ha calentado de forma tan conveniente para la política de ERC: desestabilizar. Esto es lo que ha representado este partido a lo largo de su historia, pero curiosamente siempre en democracia, porque solía desaparecer cuando las cosas venían mal dadas. 

Como la cosa independentista no saldrá, a Mas no le quedará otra que apartarse de la escena política o seguir gobernando Cataluña dentro de la ley, pero puede que en minoría, pues si la "Candidatura de Unidad Popular" (CUP) cumple su palabra, Mas no recibirá los votos de este partido en el Parlament, por lo que la mayoría absoluta necesaria en primera vuelta podría no darse. En otro orden de cosas no voy a repetir aquí lo que ya se ha dicho por activa y por pasiva sobre las mentiras de los nacionalistas independentistas catalanes y las torpezas e irresponsabilidades del Presidente del Gobierno, que ni siquiera sabe que los catalanes que no renuncien a la nacionalidad española (como los extremeños) la conservarán porque ya la tienen. 

La dialéctica en la opinión pública está en si ganará el independentismo o no, cuando no es eso lo que se dilucida en estas elecciones. Lo que no sabremos -otra atipicidad en este caso- son los votos que corresponderían a Convergencia, cuantos a ERC, etc., como tampoco en esas candidaturas "unitarias" que han borrado los programas de los partidos para presentarse como tabla de salvación de quienes no tendrían apoyo popular por sí mismos. En cuanto al Partido Socialista es una lástima haberlo dilapidado, cosa que debemos ante toto a aquellos que quisieron jugar a nacionalistas (quizá a independentistas) cayendo antes que nadie en la dialéctica que interesa a Mas y Junqueras. Estaban, o están, en el partido equivocado.

No creo, como se ha dicho, que los bancos se fuesen de Cataluña (aún en el supuesto de todo punto imposible hoy por hoy de una independencia). Se podrían trasladar las sedes centrales de los bancos, pero estos seguirían aceptando depósitos, concediendo créditos y atendiendo a las oportunidades de negoio, que para eso están, como en Kosovo, Andorra o Corea de Sur. 

Parece que los independentistas, por lo tanto, no llegan a un tercio de los catalanes, que ganarán las elecciones los que se presentan como independentistas y que el resto de los partidos -lejos de marcar sus diferencias en materia social- habrán cometido el error de entrar en la lógica de los independentistas, que como todo parece indicar son minoría aunque alcancen los partidos que les representan mayoría parlamentaria. 

Hay algo mucho más preocupante que todo esto: como se va a gestionar la política territorial de España a partir de las próximas semanas, particularmente en relación a Cataluña. El Partido Socialista habla de federalismo, pero no creo pueda España ser más federal de lo que ya lo es (no hay estado en Europa más decentralizado que el nuestro). Si se encamina la propuesta -que hoy por hoy no existe- por un "federalismo asimétrico" tendremos problemas de los gordos y además creo que habrá más partidos en contra de dicha propuesta que a favor. No le arriendo la ganancia a quien tenga que gobernar España desde el año 1016, sobre todo teniendo en cuenta la herencia de estragos, mal ejemplo, corrupción y ceguera política del Partido que ha servido de soporte al actual Gobierno. Quizá solo quede un gran pacto, pero tal pacto no será grande sin contar con uno de los partidos que tienen más apoyo en el conjunto de España, el mismo que ha dejado una estela de miseria y descomposición.

El que gobierne España desde 2016 debiera tener en cuenta, además, que Cataluña, como ya advirtió Azaña en su tiempo, es el país donde la democracia y el europeísmo están más arraigados. 

L. de Guereñu Polán.

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