jueves, 10 de septiembre de 2015

LA EVOCACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE

Cuando se escruta con cierta curiosidad una fecha, se acaba asociándola a numerosas efemérides coetáneas. No es ajeno a ello el 11 de septiembre, que muestra múltiples referencias de interés en el devenir humano. Quizás por más próxima convenga, la referida a las Torres Gemelas, drama que retransmitido en directo se apoderó de nuestras de nuestras retinas. Aunque, cierto es, se gestase mucho antes. Aquel suceso alertó  la cognición de la gravedad del fenómeno larvado del fundamentalismo islámico.
Un 11 de septiembre, en 1714, tras una épica resistencia, se rinde Barcelona a las tropas de Felipe V. La población catalana estaba identificada mayoritariamente con los austriacos en una contienda entre estos y los borbónicos para hacerse con los despojos de las Españas, “en la que se ponía el sol por todos los lados”... La fecha pasaría a ser cita obligada de la ciudadanía catalana como reivindicación de su identidad.
Será un 11 de septiembre, en el año 1945,  tras el desenlace de la II Guerra Mundial, en ruinas el Reich de los Mil Años, cuando el régimen  franquista, en un apresurado lavado de imagen, se deshace oficial y discretamente de la obligación del saludo fascista brazo en alto que venia siendo obligada muestra de adhesión  desde el sangriento golpe de estado y guerra civil iniciada en 1936. Otro 11 de septiembre, en 1971, fallece el líder soviético Nikita Kruschev. Uno de los primeros dirigentes comunistas que aunque de forma tibia, dio pasos encaminados a liberalizar la  política soviética tras enterrar el estalinismo. Punto crítico en su mandato fue la conocida como “crisis de los misiles”, en liza con un bisoño Kennedy, que pudo derivar en uno grave traspiés para la supervivencia mundial.
Hurgando más en el baúl de la historia, asoman más recuerdos  en orden a la fecha.  Uno hay de especial dramatismo…El bombardeo del Palacio de la Moneda, sede de la Presidencia de la Republica, en Santiago de Chile y el asesinato del presidente  Allende. Las últimas investigaciones abundan en la tesis del asesinato, decayendo como tal, el suicidio escenificado por los militares facciosos. Asesinato ordenado por el general Pinochet y ejecutado por el jefe de de los infantería invasora del Palacio, general Arellano*. La intencionalidad criminal de los golpistas ya estaba previamente expresa en la voluntad de facilitarle un avión y…”luego, “va y se cae”…
Ya va quedando lejano el infausto día en que unos militares traidores llevados del ronzal por la CIA, al servicio del capital foráneo y local – nada nuevo bajo el sol- se alzaron felonamente contra la legalidad vigente y los valores democráticos que en Chile tenían especial arraigo. Escasa noticia bajo el pálido sol de las democracias latinoamericanas y también de la llamada “madre patria”. Lo único que desentonó en un cuadro asaz conocido y desconcertó a los maleantes uniformados, fue la dignidad, la honorabilidad, la coherencia y el compromiso con el pueblo, de un hombre, Salvador Allende Gossens.
La familia  de Allende, llega a Chile en el siglo XVII procedente del País Vasco. Poco a poco van enraizándose entre las familias notables del país, especialmente mediado el siglo XIX. Su abuelo, político radical, D. Ramón Allende Padín, fue Gran Maestro de Gran Logia de Chile, importante reconocimiento de su honorabilidad en un país donde la Masonería goza de general respeto de la ciudadana. El padre de Salvador, también afincado en el radicalismo y la Masonería, como alto funcionario público, desarrollo sus funciones inicialmente en Valparaíso donde pasaría Allende su adolescencia.
Salvador, el joven santiaguino de nacimiento, socialista y marxista, compartiendo su vocación por la medicina y la política, maestro francmasón activo, humanista, librepensador, profundamente demócrata, era el presidente de la Republica de Chile que tan incomodo le resultaba a la caterva de militares traidores atenazados por su liderazgo moral.
Un hombre integro, muy consciente de que su comportamiento digno, seria legado ético de valor incalculable, a sus compatriotas y a los valores que encarnaba. Un hombre que no dejo indiferente en todo el mundo, ni a sus seguidores ni siquiera a sus detractores. Tanto por ser fiel a su palabra y compromiso hasta las ultimas instancias, como por el amor a sus semejantes más desfavorecidos. Y desde luego por promover, solo a través de las urnas y desde el respeto a la Constitución, “el cambio social en democracia” con el que realizar profundas y sustanciales t transformaciones en su país.
Los sectores reaccionarios, latifundistas, los que perdían entre otros el momio del cobre nacionalizado, los grupos patronales poderosos y la delictiva administración del presidente Nixon y su punta de lanza, el genocida Henry Kissinger (Premio Nóbel de la Paz), lo boicotearon y desestabilizaron el país desde el momento previo a su asunción presidencial. Llegando en ello, al asesinato del Comandante en Jefe del Ejercito general René Schneider, para propiciar que el caos que hiciera imposible la toma de posesión.
Fallidos los intentos de  destituir al Presidente a través de una acusación constitucional, carentes argumento y de la mayoría necesaria, tras someter al país a mil penurias y desabastecimientos, bloqueos y sabotajes de la economía, recurrieron, el 11 de septiembre de 1973 a la acción frontal. El golpe de Estado que se saldó con miles de asesinatos entre ellos, el del propio Sr. Allende, que defendió con las armas, su mandato ciudadano y la legalidad cívico-republicana con un puñado de hombres, frente a fuerzas desproporcionadas, - infantería, carabineros, tanques, aviación, la Marina en Valparaíso-.
Se trataba de dar caza con saña a un hombre culto, entregado, a la causa popular, un hombre decente…Al hombre que en una intervención ante la Gran Logia de Colombia recién asumida la magistratura presidencial, ante sus Hermanos Masones se expresaba del siguiente tenor:
“Si bien es cierto que Chile ha logrado en lo político ser un país independiente, desde el punto de vista económico no lo es; y nosotros pensamos que es fundamental alcanzar esa independencia económica para que sea nuestro país auténticamente libre en lo político. Es fundamental que el hombre de mi tierra pierda el temor a la vida, rompa con la sumisión, tenga derecho al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la salud y a la recreación. Pensamos que el hombre de Chile tiene derecho a  que vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los fundamentos masónicos: Fraternidad, Igualdad y Libertad.”
“Hemos sostenido que no puede haber Igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tienen nada. Pensamos que no puede haber Fraternidad cuando la explotación del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la Libertad abstracta debe dar paso a la Libertad concreta. Por eso luchamos. Sabemos que es dura la tarea”.  
Cuando ya los tanques de los traidores, al mando del mas vil de los felones, Pinochet, y La Moneda estaba siendo ametrallada y bombardeada por la aviación chilena, Allende se  dirigió a su pueblo por última vez a través de Radio Magallanes en un discurso  improvisado entre cañonazos y bajo el estruendo bélico. Son palabras que llaman la atención por su estoicismo y una grandeza moral y belleza que a día de hoy no pierden un ápice de su vigor:    
Ante estos hechos solo me cabe decir a los trabajadores… yo no voy a renunciar….Colocado en un transito histórico  pagare con mi vida la lealtad al pueblo…Seguramente Radio Magallanes será callada y el metal tranquilo de mi voz no llegara a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre, digno que fue, de la lealtad de los trabajadores.”
 “Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron…soldados de Chile...
“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales, ni con el crimen ni con la fuerza…La historia es nuestra y la hacen los pueblos       
Trabajadores de mi Patria tengo fe en Chile y su destino.  Y les digo que tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente.... Superaran otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor.”

“¡Viva Chile,… Viva el Pueblo,… Vivan los Trabajadores!”

*(Rubén Adrián Valenzuela – Interviú)

Antonio Campos Romay

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