domingo, 18 de octubre de 2015

El Partido Socialista es de los afiliados

Y no digo militantes porque no se estila que existan, contrariamente a los años setenta y ochenta pasados (mucho más con anterioridad). El militante es una especie de guerrero de paz que tiene al partido como alguien a quien servir y defender. El afiliado -huelga decirlo- es otra cosa. El Secretario General, sin duda porque interesa a su poder, dice que el Partido Socialista no es de los afiliados, pero es evidente que sí lo es. A no ser que el Partido Socialista sea solo de unos pocos -entre ellos el Secretario General- que nombran y destituyen a su antojo sin explicaciones de ningún tipo. Esto no se hace solo ahora, se ha hecho siempre y siempre ha traído problemas. El Comité Federal, formado por aspirantes a ser diputados u ocupar otras responsabiliades públicas, suele callarse ante tales desafueros.

Se comprende perfectamente que, siendo el centro político una aspiración de todo partido que aspire a gobernar, se acuda a personas que están idenficiadas con dicha posición del espectro. Pero si esas personas han sido látigo del Partido Socialista, si le han combatido hasta la saciedad, la cosa ya no se presenta como conveniente. Tampoco es conveniente destituir al Secretario de una federación que ha sido elegido por los afiliados en buena lid. El señor Gabilondo, cuya valía y honradez están sobradamente probadas, pudo haber sido presentado a unas elecciones primarias en las que también participasen otros candidatos, por ejemplo el Secretario de la federación socialista. Pero si el conejo se saca de la chistera improvisadamente, para que no dé tiempo a tales primarias, la cosa ya es muy inconveniente, muestra unas formas políticas antidemocráticas y un autoritarismo que ha de denunciarse. 

Como los afiliados han de denunciar estas prácticas dentro del partido, los demás ciudadanos lo podemos hacer valiéndonos de cualquier foro, máxime si deseamos lo mejor para nuestro país y para el Partido Socialista. Destituir al portavoz socialista en un Ayuntamiento, semanas después de haberle presentado a las elecciones, sin explicación de ningún tipo, es otra práctica antidemocrática en la que el Secretario del PSOE ha incurrido muy inconvenientemente. 

No solo esto: para un socialista se comprende mal que la Presidenta de una Comunidad Autónoma convoque elecciones cuando no tocan para gobernar con un partido conservador cuando antes el apoyo era un partido progresista (Izquierda Unida). Para ese viaje no hacían falta alforjas. La arrogancia con que algunos dirigentes socialistas tratan a esa organización, que ha gobernado con los socialistas no pocas veces, ha llevado a aberraciones como la de Extremadura de hace unos años, que ha permitido el "goce" del poder al Partido Popular. 

Si el Partido Socialista fuese de todos los ciudadanos -como pretende interesadamente su Secretario- podrían influir en él indeseables, delincuentes, afiliados al Partido Popular y otros pelajes. Pero es evidente que no es así: el Partido Socialista ha sido siempre de sus afiliados (antes de sus militantes) que han hecho de él lo que en cada momento han querido. En ocasiones lo han elevado a los más importantes logros de la democracia en España; en otras a los más notorios escándalos, con el concurso pasivo de sus dirigentes. Si de algo se puede acusar a las direcciones socialistas en esta materia es de no haber actuado a tiempo: ni con el caso Roldán, ni con las brutalidades de las autoridades vascas (socialistas) contra ETA y su "entorno", ni contra los casos Urralburu y Otano en Navarra, que han llevado a que el PSOE no volviese a gobernar en dicha Comunidad desde 1996, ni en el caso de las responsabilidades políticas de los señores Chaves y Griñán (políticas, digo) en materia de expedientes de empleo, ni las decenas, si no cientos, de casos de alcaldes y concejales que se han mantenido en sus puestos después de la comisión de delitos -o de incumplir los estatutos internos: véase el caso Silva, de Vigo- sin que los Secretarios respectivos hayan hecho lo que tenían que hacer: apartarlos. 

En cambio los señores Gómez y Carmona no están incursos en ningún caso de corrupción y han sido víctimas de la prepotencia y vanidad de unos pocos (la actual dirección del PSOE en Marid se ha acomodado por conveniencia a uno de estos abusos).

Probablemente el Partido Socialista sea uno de los dos más votados de España en las elecciones de diciembre, pero con menos del 30% de los votos, quizá con el 25%. Pequeña cuota para un partido que ha tenido el honor de hacer las más importantes reformas políticas y sociales de España. Pero es que hay militantes (ahora sí, militantes) que no tragan y se han ido, pues no quieren estar en un partido de simples afiiados cuyos jefes se comportan como jeques árabes. 

L. de Guereñu Polán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se puede decir mas alto pero no mas claro y lo comparto en su totalidad.