jueves, 8 de octubre de 2015

ERNESTO, EL CHE, QUE SUBIÓ A LOS CIELOS


Dr. D. Ernesto Guevara de la Serna. Su sonrisa burlona e iconoclasta se asoma desde un póster, un graffiti, un mural, una postal o una camiseta. Con su melena lacia. Su boina negra  ladeada y  la inconfundible estrellita de cinco puntas. Su barba de pelusilla perezosa oscureciendo las mejillas. Sus bigotes de guías caídas enmarcando su eterna mordacidad.

Nacido en Rosario,en 1928, a orillas del Río Paraná, en la Pampa Oriental- Ejerció desde muy mozo, de ciudadano del mundo.. Sus ojos enrojecidos de asmático crónico, hurgaron con precocidad y ternura en los hombres y mujeres que poblaban la América Total cuyas injusticias y miserias resaltaban ante recursos inmensos y riquezas abundosas. Quizás, como el asma que azotó feroz su cuerpo, esta visión laceró mortalmente su corazón enamorado de la justicia y la solidaridad. Ante su saqueo continuado, se forjò su  indignación frente al Marshall continental que asomaba tras cada expoliación, atropello de cualquier política que emergiese como correctora de injusticias, manipulaciones y actos de fuerza al servicio de los intereses políticos y económicos USA, corrompiendo para ello cualquier administración. Esa antipatia que crece cada día con mas fuerza  en el Dr. Guevara no parece ayuno de razones. Razones como los derrocamientos e intervenciones solapadas o sin careta en todos los países del continente que tengan la osadía de rehuir el guión. Arbenz en Guatemala, Janio Quadros y Goulart en Brasil, Perón primero y Frondizi luego, Juan Bosch en la República Dominicana... la retahíla es tan larga como la voracidad intervencionista del amigo americano. Por ello, no deba sorprender que en el último recuerdo fotográfico de Guevara, pocas horas antes de ser baleado a sangre feria y sin mayor juicio que el temor y el odio, aparezca el agente de la C.I.A., Félix Rodríguez, al mando de  unos milicos bolivianos.



La presencia guerrillera del Che en Bolivia, pese a su precariedad material y soledad política, moviliza a USA que envía al general William Tope a la zona encabezando un grupo de asesores militares próximo a la centena. Asimismo llegará un equipo de entrenamiento dirigido por el Mayor Shelton y el capitán Leroy, ambos con sangrienta biografía afamada en un ambiente de impunidad criminal: Saigón A diferencia de los recién nacidos, que se dice llegan con un pan bajo el brazo, ellos traen material de muerte: varios aviones P-51, C-130, H-19, y una docena de helicópteros artillados. Las actuaciones  se coordinan desde la Embajada americana en presencia de Rene Barrientos, aupado a la primera magistratura por una Junta Militar.

El Che, el rebelde del burro como lo calificaría Batista por las referencias que sus oficiales le hacían llegar sobre la cabalgadura que usaba, avanzaba con fatalismo hacia el futuro dejando ya en el regazo de la historia su ciclo cubano, que había durado apenas una década. Atrás quedan el Banco Nacional y los billetes firmados con un conciso “Che”, Bahía Cochinos, las zafras, las noches de La Cabaña, e incluso las conversaciones hasta el amanecer con Pablo Neruda...



"Crear dos, tres, muchos Vietnams”, ...Es su consigna y su última declaración de guerra al Imperio. Nace el falso perfil de Adolfo Mena, que entra en Bpñivia como presunto funcionario de la O.E.A. acreditado ante el Gobierno  como interesado en estudios y cooperación agropecuaria. Se trata de un caballero cuarentón, algo calvo, teñido de rubio, perfectamente rasurado y con gruesas gafas. Su destino será Ñancahunazu, en el sudoeste boliviano, tierra agreste y despiadada. La suerte no tardará en asomar su rostro esquivo. La acción bélica, por la defección del PCB, habrá de iniciarse prematura, cuando la infraestructura básica de la guerrilla carece de forma sólida.

Los meses se agolparán veloces entre enfermedades, hambre, cansancio, soledad y aislamiento. La única compañía fiel, irritante y tenaz, será el asma. Supervive en la adversidad afrontando con conciencia clara las circunstancias inclementes.  Curtido en el rigor, es parco y árido, víctima de dolorosas desconfianzas, ausente ya el tiempo de sonrisas o sosiego que pudieran mostrar un destello humano. Mientras, las balas o la deserción van hurtando concurso a la gesta. Quizás en el corazón del guerrillero en las noches húmedas de frías estrellas, solo quede el recuerdo de Altagracia. Aquel pueblo chico y cálido, que el desvelo paterno buscó como atenuante del asma de infancia. O evoque con melancolía, las charlas con la niña Carmen, sobre la guerra civil española, ella exiliada, él, oidor atento.



La muerte  lo encaró metamorfoseada la guadaña en suboficial mestizo y enano, cruce espurio de indígena y castellano abrumado de mal gálico. Mario Teran dicen se llamaba y hubo de tenerse borracho de aguardiente para apretar el gatillo de su M-2 sobre un Che malherido y desangrado... "tira cobarde, que sólo vas a matar a un hombre...", el ajusticiado anima al asesino. Castelao, gallego, dibujante, escritor y exiliado, ante crímenes similares en otros lares de infamia y tal tesitura apostillaría uno de sus geniales dibujos diciendo, creen que matan, pero sementan...



El hombre que amaba la cultura como única herramienta para ser libre, sería por amargo escorzo del destino, despenado en una escuela de La Higuera. En medio de ninguna parte. Al medio día del nueve de octubre del año de desgracia de 1967. Y será con la maestra de la escuela, Julia Cortez, la última plática que mantenga con una mujer.

Como a Judas, al suboficial asesino le prometen sus monedas de plata: un cursillo en West-Pont y un reloj. USA, al igual que Roma, es reacia a pagar traidores una vez usados. Por ello nunca hubo nada de lo ofrecido. Del suboficial asesino sólo queda en Cochabamba una estela patética y alcoholizada huyendo en las esquinas de las pesadillas de un Che, burlón impenitente, luciendo altanero y orgulloso sus chorretones de sangre roja.

El cadáver del Che, en una camilla  es amarrado al patín de un helicóptero. Así es como subió, el que decían Che,  a los cielos de América... En un helicóptero del Pentágono  y la CIA.

Ernesto CHE que subió a los cielos desde donde sigue irónico contemplando el mundo con su estrellita  roja rutilante y su tabaco  humoso entre sus labios burlones apenas contraídos por una tos asmática…  Y desde su propia ironía amenaza...Volveré!!! ...y no seré póster...




Antonio Campos Romay

1 comentario:

FUNDACIÓN LUÍS TILVE dijo...

gUEREÑU DIJO: A PESAR DEL MITO INCURRIÓ EN CRÍMENES QUE CLAMAN LA CONCIENCIA DE CUALQUIERA.