El Presidente del Gobierno español, que nunca
ha hecho profesión de fe demócrata cristiana, pertenece, junto a su partido, al
conjunto de partidos de esa filiación ideológica en Europa (en algún lugar
había que encontrar refugio si se procede de un fundador que ha colaborado con
una sanguinaria dictadura).
Recientemente los líderes políticos de la
derecha europea (los económicos están en la sombra, vigilantes) se han reunido
para arropar, entre otras cosas, al Presidente español, que vio como le
jaleaban xenófobos como el presidente húngaro, Víktor Orbán (actualmente se
encuentra incumpliendo toda la legalidad internacional en materia de refugiados
e impidiendo la libre circulación de personas –incluso de la UE- según establecen los
tratados). Uno que va a visitar Madrid para apoyar a Don Mariano es el corrupto
Berlusconi, que no quiere perderse la oportunidad de estar con otro corrupto
como nuestro presidente.
También ha sido arropado Don Mariano por el
primer ministro irlandés Enda Kenny, cuya mayor hazaña es haber subido el
Kilimanjaro, pero sin biografía política. El reaccionario Sarkozy, que ya hizo
el ridículo en la campaña catalana reciente, volverá a estar con nuestro
presidente para recomendarle las políticas más conservadoras posibles. No debe
olvidarse la actitud de los gobiernos de Sarkozy en los barrios pobres de París
y otras grandes ciudades de Francia.
Otro de los que jalearon a nuestro presidente
es el de la Comisión Europea,
que nunca ha trabajado y ha dedicado toda su vida a ocupar cargos públicos, por
lo que poco sabe sobre la vida real. El Presidente del Consejo en la
actualidad, el polaco Donald Tusk, que también estuvo aplaudiendo a Don
Mariano, ha cambiado tantas veces de partido que puede no sea a cual pertenece
en la actualidad. Algo muy común en la derecha española. El Presidente de los
“populares” europeos carece de biografía política como no sea la de alcalde de
una ciudad cercana a Estrasburgo, en Alsacia, pero nunca ha estado comprometido con verdaderos
programas transformadores.
También estuvo –y estará en Madrid- Passos
Coelho, el conservador portugués que ha ganado las elecciones en su país aún
habiéndole sometido a medidas draconianas en materia económica. Sin embargo
esto ha sido posible solo porque la izquierda se ha presentado dividida en tres
partidos, que ahora se han puesto de acuerdo para formar gobierno. El
Presidente Cavaco, a quien le ha salido todo bien en política, agota hasta el
último cartucho antes de permitir que forme gobierno una mayoría de izquierdas.
La Constitución portuguesa, en su artículo 136, concede al
Presidente de la República
la facultad de nombrar y separar al primer ministro, pero la Asamblea (Parlamento),
por el artículo 166 tiene la facultad de examinar el programa de gobierno y
votar mociones de confianza y censura al Gobierno. Por el artículo 198 el
Gobierno debe cesar si su programa es rechazado por la Asamblea y el Presidente
de la República
no podrá disolverla por esta causa salvo en el caso de tres rechazos sucesivos.
¿Llegará Passo Coelho a provocar el rechazo por tres veces de la Asamblea? ¿La disolverá
Cavaco en este caso provocando la convocatoria de nuevas elecciones? La derecha
europea está levantada en armas, envalentonada por los éxitos electorales de
los últimos años: Reino Unido, España y casi toda la Europa del este.
La izquierda europea, mientras tanto, dividida más
que nunca, viendo como se resquebrajan las conquistas sociales logradas hasta
los años ochenta del pasado siglo. Los sindicatos casi desaparecidos, los
poderes económicos dispuestos a todo con tal de que una izquierda nueva tome el
poder político legalmente. Creo que no somos del todo conscientes sobre lo
importante que es que las reformas en profundidad, allí donde gobierne la izquierda,
mermen de una vez el predominio de la economía sobre la política.
L. de Guereñu Polán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario