martes, 12 de enero de 2016

CUANDO 90 VALEN MAS QUE 120

Se especula mucho sobre el mal resultado electoral del PSOE en las pasadas elecciones del 20 de diciembre. Creo que es bueno contextualizar el resultado para poder valorar adecuadamente lo que algunos califican como el peor en la historia del partido socialista.

Es cierto que en términos cuantitativos el resultado es malo, aunque no inesperado pues las encuestas incluso auguraban algo peor. Pero también es cierto que los actuales 90 escaños valen mucho mas que los 120 conseguidos por este partido en el año 2011. Mientras aquellos no tenían mas valor político que la credibilidad de la propia cifra, inútil ante la amplia mayoría absoluta del Partido Popular, los 90 de ahora se han convertido en decisivos porque son la llave -nada menos-  para poder formar gobierno.

No es la primera vez que se pone de manifiesto el decisivo valor de un solo escaño en determinadas circunstancias. Ahora mismo, los aparentemente modestos 10 escaños la CUP han impedido a Artur Mas ser reelegido presidente de la Generalitat de Cataluña, provocando una crisis quizá irreversible en el seno CDC, y a punto de provocar incluso una repetición de las elecciones. En comunidades autónomas y ayuntamientos también se ha puesto de manifiesto a lo largo de los últimos años la importancia cualitativa de cada escaño, incluso de cada voto.

La realidad política española ha cambiado mucho, pues han surgido nuevas formaciones políticas que cuentan con un respaldo notable de la ciudadanía. El mapa político ya no es cosa de dos. Algo nuevo que en modo alguno se puede calificar de repentino o inesperado. Se puso de manifiesto ya en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en mayo del 2014, y en las municipales y autonómicas celebradas en 2015, meses antes de las generales.

Creo que se equivocan quienes desde las filas del PSOE parecen ignorar este cambio sustancial, en modo alguno imputable a Pedro Sánchez, sino consecuencia en todo caso de los propios errores del partido en su conjunto a lo largo de los últimos años, de los cambios en el seno de la sociedad española, y también del empeño de los poderes económicos y sus poderosos instrumentos mediáticos que han contribuido decisivamente a forjar esta nueva realidad política. Tratar de descargar en un chivo expiatorio la larga trayectoria de errores propios, y huérfanos de una mínima autocrítica, es algo que resulta incomprensible para la gran mayoría de los millones de votantes que sostienen al partido socialista, y para amplios sectores de la izquierda española.

Pienso que Pedro Sánchez, en un contexto dificil, está afrontando la realidad en una dirección adecuada. Es sabido que los resultados electorales no caen del cielo fruto de campañas electorales y supuestos salvadores carismáticos. Al contrario, son la resultante de la suma de los aciertos y errores cosechados en cada ayuntamiento y en cada comunidad autónoma. ¿Acaso se puede nejorar a nivel general sin hacerlo en Galicia, Madrid, Valencia, Cataluña, Aragón y el resto de comunidades autónomas?

Soy uno de los que en las primarias celebradas en julio de 2014 hubiese querido la victoria de otro candidato a secretario general distinto a Pedro Sánchez, pero ganó el. Convocadas de nuevo primarias para la elección del candidato socialista a la presidencia del gobierno, de nuevo fué proclamado Pedro Sánchez en junio de 2015 al no conseguir sus rivales el número de avales necesarios. Obviamente tiene pues toda la legitimidad para, en sintonía con los órganos de dirección del partido, intentar formar gobierno si el Partido Popular no consigue los apoyos necesarios para ello.

Es cierto que teniendo el PSOE la llave para formar gobierno, bien bajo la presidencia de Mariano Rajoy o la de Pedro Sánchez, si esto finalmente no se consigue, existe el riesgo de una nueva convocatoria electoral que nadie desea y que al país no le conviene en absoluto. Pero también lo es que con ello muy probablemente el mapa político resultante cambiase poco o nada, con los mismos dilemas que ahora toca resolver aunque con un contexto todavía mas complicado. De manera que, ya sea ahora, o dentro de unos meses, no queda mas camino que afrontar la realidad con los mimbres que hay, negociando y pactando sin mas lineas rojas que los intereses de los millones de hombres y mujeres que necesitan que las cosas cambien.

Xesús Mosquera Sueiro / 12 de Enero de 2016

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