miércoles, 16 de marzo de 2016

INVESTIDURA, ACTO II

Fracasado el primer intento de investidura en la persona de Pedro Sánchez, la política española ha comenzado a evolucionar. De manera perceptible en Cataluña, donde se realizan encuentros de trabajo con los ministros en funciones, se rompe la alianza nacionalista en la Alcaldía de Girona en favor de un pacto entre Democracia y Libertad (antes Convergencia) con el PSC y el Ejecutivo comienza a dar muestras de giro político hacia el pragmatismo. Evoluciona en Podemos que,  en medio de múltiples crisis orgánicas, acepta ahora negociar sin condiciones previas. Evoluciona menos en el PP, que comienza a escuchar mensajes de cambio mientras trata de hacer gestos de distensión: posición política en Bruselas, actos cívicos del 11 de marzo y con los opositores venezolanos.

De una situación vociferante e inútil, estamos pasando a un paisaje de pequeños gestos, de encuentros con mayor o menor contenido y de concreción. El primer paso para llegar a algún acuerdo.

Por otra parte Pedro Sánchez ha emprendido una gira por el territorio, entrevistándose con los dirigentes de aquellas formaciones que le negaron la investidura. Al tiempo que realza su dimensión pública, establece contactos directos con quienes están agrupados o representados en las Cortes. Diálogo a múltiples bandas y no ligado exclusivamente a los grupos parlamentarios. Sea cual sea el final, nueva investidura o elecciones, el tiempo no se habrá perdido.

Transcurridos tres meses desde las elecciones es sorprendente que no se hayan abierto debates o foros sobre los principales problemas que deberá abordar el próximo gobierno. Se ofrecen unos a otros pactos o acuerdos, pero nunca se avanza en sus contenidos. Quizás porque el desinterés mediático está descontado. Y sin embargo los ciudadanos merecen algo más que una sucesión continuada de mensajes medidos, de poco contenido real y nada explicativos. Es un déficit más en la calidad democrática.

Jose Luis Mendez Romeu

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