jueves, 16 de junio de 2016

EL PARTIDO DE IKEA

IKEA, multinacional sueca del mueble y la decoración, propone  un estilo de vivir, democratizando la confortabilidad doméstica bajo premisas de funcionalidad, calidad, valor, diseño y sostenibilidad, en sus propias palabras. Además iguala a todos los ciudadanos al proponer un sistema de autoservicio y de bricolaje sencillo, sin perjuicio de otros servicios complementarios para quienes prefieran prescindir de esas bondades. Como otras multinacionales de consumo, propone sobre todo una experiencia de compra, característica de un determinado estilo vital y contemporáneo.

Unidos-Podemos, ha copiado deliberadamente algunas ideas de ese modelo. Desde la más evidente, el catálogo-programa electoral, hasta la filosofía de fondo: una experiencia nueva para acercarse a la política, donde cabe todo, lo denso y lo superficial, lo inmediato y lo utópico. No se trata tanto de un acercamiento racional al futuro gobierno como de una forma de encarar los problemas. Porque ni la arquitectura institucional se resuelve con el bricolaje de medidas bienintencionadas, ni los recursos disponibles son infinitos, ni las reformas estructurales de muchos sectores pueden plantearse al margen de análisis rigurosos.

Con todo lo más interesante no está en el programa, sino en el camaleonismo cotidiano con el que se hace campaña. Si en Galicia conviene silenciar la parálisis del AVE que se propugna o la liquidación de tejido industrial mediante  el cierre de las centrales térmicas, o el abandono del gas, en Cataluña conviene airear el compromiso del derecho a decidir. Un catálogo de ideas que, como en IKEA, permite múltiples combinaciones al gusto de cada usuario. Cierto que la diferencia entre amueblar el hogar y ordenar el país es algo más que cuantitativa, pero es tan bonito el envoltorio... 
 
José Luís Mendez Romeu

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