martes, 14 de junio de 2016

Gobernar España

No tendrían que haberse convocado otras elecciones, creo yo, si al frente de algún partido que se dice -ahora- de izquierdas, no hubiese persoas de poca talla, arrogantes y aspirantes tan solo a sillones. Una coalición de los tres más importantes partidos para apartar del poder al Partido Popular, encarnación de la corrupción, era, en principio, una buena solución para España. Pero para eso hay que tener sentido de estado, lo que no tienen los dirigentes de esa pretendida izquierda que cada día que pasa presenta una señas de identidad distintas. No se trataría, claro está, de hacer la revolución, porque entre otras cosas la sociedad española no la demanda, y no lo hace porque no se dan las condiciones objetivas para que sea necesaria, con un mundo en mutación permanente (creo que en esa mutación estarán implícitas revoluciones que no se notarán en un primer momento pero sí con el tiempo).

Gobernar España es, entre otras cosas, tomársela en serio: y España no es una abstracción. Según lo veo yo España es el conjunto de personas que forman la nacionalidad española, con sus distintos intereses, con sus aspiraciones, también diversas, con sus historias particulares y colectivas, que están bien plasmadas en algunas comunidades autónomas, marcadamente nacionalistas. Tener en cuenta esta realidad es gobernar España, en lo que ni Ciudadanos ni Podemos han demostrado la capacidad suficiente diciendo los absolutos que dicen: negar la realidad en un caso, plegarse a las exigencias egoistas y rupturistas en el otro. 

El Partido Socialista, que no es el que yo quisiera, una vez que ha solucionado el galimatías que hizo en Cataluña, lo que le ha llevado en dicho país a donde se encuentra, sí ha formulado una alternativa de reforma constitucional -que no debiera limitarse al tema institucional de Cataluña- y ofertó una reformulación del sistema autonómico en un sentido federalizante. No entiendo bien en que consistiría este, pero doctores tiene la "santa madre iglesia". 

En cuanto al máximo dirigente de Podemos no son los señores Chávez y Maduro sus mentores más claros, sino un político que dirigió Brasil discontinuamente en las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado hasta que se pegó un tiro para mejor vida. Me refiero a don Getulio Vargas, al que no importó gobernar con la extrema derecha (integralismo), con comunistas, con socialistas, con dirigentes del partido al que pertenecen Lula y Rousef y que arrancó del político citado. Un ejemplar del populismo iberoamericano más genuino aún que Perón y que otros farsantes de la política. A partir del ejemplo dado por el señor Cardozo, el PT del señor Lula evolucionó hacia un socialismo más o menos indefinido pero apartado del populismo barato (por eso no se inspira en él el líder de Podemos).

En cuanto al otro lado, la más descarada derecha se ha empeñado en no abandonar el poder aunque la mayoría de los españoles (divididos) le nieguen la confianza. El Partido Popular, emponzoñado en la corrupción más generalizada que el régimen democrático haya conocido, no tiene aliados, no los puede tener si de regenerar, si de gobernar el país se trata. La mentira, la mendacidad, la miseria, la falta de compromiso con los más necesitados, el gobernar para ir pasando, recuerda mucho al estilo de Fraga Iribarne, del que el actual Presidente del Gobierno es hijo putativo.

Gobernar España, creo yo, es dejar el debate barato al que nos tienen acostumbrados, elevar el nivel, mirar al futuro, explicar al país que los intereses entre los españoles no son los mismos, que los que más tienen han de pagar el precio de su rapiña, que se puede gobernar para el bien común y no para una banda de cinco mil familias, que es posible abordar los graves problemas institucionales que tiene el país, retomar la abandonada política exterior, estudiar en que momento estamos de la Unión Europea, destinar una gran cantidad del gasto público a los que no tienen renta alguna, a los que la tienen muy baja, a los que tienen necesidades perentorias... Y como para eso hacen falta recursos habrá que sacarlos de donde están dichos recursos, de las rentas altas, de impuestos acrecidos, de inversiones productivas y no fantasmagóricas, dando ocasión a que jóvenes preparados encuentren empleo en aquello para lo que valen, en un plazo de unos ocho años de verdadero compromiso y solidaridad nacionales. 

Como lo que aquí pongo no es un programa electoral ni lo pretende, vale con decir que hay sectores de la economía española que necesitan ser inyectados de recursos, como la investigación y la tecnología, y otros que pueden reavivarse a partir de la experiencia ya demostrada de los empresarios y trabajadores: hay sectores agrarios que solo necesitan que el Estado no les ponga dificultades para que pueden remontar el vuelo. Si la Unión Europea ha de servir para lo que se creó, las infraestructuras podrían correr en buena medida de su cuenta vía los fondos de cohesión social, si bien España ya ha dejado de ser beneficiaria neta en los mismos, y el Gobierno de España debiera tomar cuenta, enseguida, del resultado del referéndum británico sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, que por cierto, eso sí que es desestabilizar, tanto a una organización supranacional como a la economía de los mercados...

Otro asunto son las reacciones diversas que pueden surgir en el seno del Partido Socialista tras el 26-j: sabida es la afición de algunos dirigentes a querer ser más papistas que el papa (y creo que una dirigente catalana ya se ha pronunciado antes de que lo haga quien tiene que hacerlo en materia de pactos) y la dirección debiera intentar por todos los medios mantener la unidad, porque triste espectáculo sería -y podría ser motivo de mayor caída- que los dirigentes socialistas se liasen a tortas en materia de coaliciones: en mi opinión el señor Sánchez debiera intentar ser investido si se lo propone el Jefe del Estado, aún no teniendo garantías y/o esperanzas de conseguirlo. El Partido Socialista no debiera dar su apoyo de investidura a ningún otro candidato (luego diré la excepción en la que he pensado) y solo debiera abstenerse si la intransigencia de los de siempre le obligase a hacerlo para que gobernase el partido más votado sin el impresentable y corrupto Presidente del actual del Gobierno. 

¿Y si no hubiese salida? ¿Y si el PP mantuviese al señor Rajoy como un trágala? El resto de las fuerzas políticas no podrían admitirlo, como no lo admite el país a tenor de los resultados electorales. Si el señor Sánchez no pudiese ser investido podría proponer el Partido Socialista a una personalidad apartidaria, progresista y honesta que pudiese gobenar España, sin hipotecas, con los apoyos parlamentarios que suscitase esta solución. He pensado en un posible candidato para esta solución, pero no lo digo porque carecería de sentido siendo yo un español, que solo quiere ser bien gobernado. 

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: