A
paso de carga se acerca el veredicto que califique estos meses en que la
ciudadanía hubo de aceptar pacientemente unos acontecimientos que hacen poner
en duda muchas cuestiones. La madurez de los comportamientos políticos. La
dimensión del sentido de estado de los actores principales y secundarios. La
viabilidad de un mecanismo constitucional que tras buenos servicios, comienza a
anquilosarse ante los estirones de la sociedad. Y desde luego, la peligrosa
tensión del binomio política-economía ante la incertidumbre del escenario.
Quien
salva los muebles con nota, en esta vicisitud patética, dilatada con ciega
torpeza, es el pueblo soberano. Aunque en ocasiones, tal calificativo suene
irónico. Ese pueblo que día a día, se esfuerza en salir adelante sin perder la
sonrisa. Mujeres y hombres que rebuscan
en los centro comerciales, en tiendas de bajo coste, una camiseta, un pantalón,
un chándal o unos tenis, para, por los menos euros posibles, hacer que sus
hijas e hijos vayan con cierta dignidad a la calle o al colegio. Que con
piruetas inverosímiles intentan evitar
ante sus hijos, mostrar la economía precaria de la casa. Que recurren a
los macarrones, las albóndigas y las croquetas para esquivar los filetes, el
pescado o el jamón serano en un empobrecimiento creciente de la dieta...Que con
neveras huérfanas, ven angustiados acercarse el momento en que los colegios
cierran sus puertas y con ello, en muchos casos, la comida mínima garantizada
para los chiquillos… Ese mismo pueblo que percibe como la Universidad se aleja
de su horizonte académico distanciada por matriculas que se disparan...Que cada
día amanece con una renunciación mas ...Y también que cada día alborea con la
noticia de un nuevo ladrón impune. Que contempla como por una “princesa de
España”, fiscalía, abogacía del estado,
agencia tributaria, con expresión libre, -pierden el culo y la dignidad-, por
exonerarla de la inmundicia en que esta sumida. Incluso se hace sospechosa la oportunidad de actuar contra “Manos
Limpias” (sin excusar sus delitos), en una acción que recuerda al capitán
Reanud en “Casablanca” cuando cierra el bar de Ricky al dictado de los nazis,
exclamando con hipócrita indignación...”aquí se juega”... al tiempo que embolsa
el cohecho. Un pueblo, que aun siendo maltratado por el cinismo, la crueldad y
la desvergüenza del peor de los gobiernos habido en democracia, -es curioso que
el único parangón posible sea la segunda legislatura del Sr. Aznar-, sigue
conservando fortaleza cívica para sostenerse en pie y seguir caminando...
Un
pueblo que no sale de su estupor al ver como los ladrones se llevan por
millones lo que a ellos se les regatea por euros. Los Blesa, Ratos, Eres,
Fabras, Pujoles, Gurtell, Granados… Como el Gran Capitán, con diferencia en la
modalidad de gasto pero con su misma liberalidad, funden en “putas, vinos y
fiestones, cien millones”...no de ducados, sino de euros. Dilapidan y roban
el sudor , la angustia, el sufrimiento y el futuro del pueblo. Y nadie tenga tentación de
calificar como demagogia, lo que es solo la radiografiá de una
aberración que quiebra el estado de bienestar, la credibilidad como país, y
la confianza en las instituciones. Una indignante crónica de impunidad y saqueo
sistemático, de lo que estos casi cinco años
bajo la presidencia de D. Mariano Rajoy Brey son paradigma.
Un
pueblo condenado a asistir a una parodia de la justicia donde un ladrón de
bancos (con titulo y sin pistola) de la mano de amiguetes de la “Fundación
Francisco Franco”, (a la que el dinero publico fluye generoso), y demás
parentela, pisa la calle con la soberbia de quien sabe, que lo que sabe, a
muchos inquieta. El único que es grande y digno
en este sainete, es el Pueblo. Compuesto de trabajadores autónomos a los que desangran por abrir una puerta, de
una clase media venida a menos arrollada por el tornado de la gran estafa, de
unos jubilados que sostienen a sus familias con una pensión que la zarpa
ultra-liberal quiere apropiarse para su negocio, aun a costa de anular
definitivamente la esperanza de futuro de un país que con muchos sacrificios
había construido ese espacio de solidaridad. Gentes del común, cuya mayor
desgracia es ser decentes, trabajadores, honestos, con unos gobernantes que son
la antítesis de ello.
Estamos
en una encrucijada que seguramente no se resuelva el día 26….Pero tampoco en
una tercera convocatoria mientras sigan de protagonistas unos actores y
mentores, empecinados en sostenella y non enmendalla …Desasosiega ver la
eficacia de los menos, pero más poderosos, manipular entre bambalinas, forzando
manos para obligar a que apenas cambie algo, para que nada cambie. Y decepciona
que los que se presume podrían cambiar algo, aparcan la coherencia, hacen del
esperpento norma y lo adoban con ruido impropio a la discreción eficaz.
Si la
situación persiste, y se mantiene cerril el bloqueo y el desencuentro, no seria
descabellado comenzar a pensar como medida de salud pública, la convocatoria de
la ciudadanía, para hablar sin medias tintas ni necias rayas rojas. Abriendo
una reflexión rigurosa. Un gran debate, no mediatizado por los que de la
política hacen oficio, anteponiendo a ella sus intereses personales o
partidarios, entendido el partido como plataforma de intereses privados,
desnaturalizada su misión constitucional..
Un
debate ajeno en lo posible de mediocres y requiriendo el amparo del saber. Un
periodo constituyente que diseñe la senda para las próximas décadas y que nos
aparte del desatino y la ceguera que muy probablemente nos lleve a darnos de
bruces con una abrupta realidad. Sin dejar de ser algo hipotético, cuya
complejidad que no se puede obviar, ha habido ya precedentes. El más próximo,
en la construcción de la legitimidad que derivaría en la senda constitucional
de 1978.
Nos
acucian los problemas sin que se vislumbren respuestas...Las obligaciones con
Europa, la gestión de la deuda, la economía, la sombra difusa de una nueva
recesión, el escaso perfil internacional, la reforma constitucional, las cifras
de paro y la calidad del empleo que queremos construir, el sistema tributario,
la corrupción sistemica, el modelo territorial y el de estado...por no hablar
de sostener la calidad del sistema sanitario, la protección de dependientes, la
eficacia del modelo educativo, la sangría de la gente cualificada hacia el
exterior, y un largo ecetera que es obvio por estar en casi todas las mentes.
Y
esto es mas trascendente, que un catalogo de Ikea, o puentes quiméricos entre
ocres y rojos. Mucho más que la penosa
escena del el Sr. Iglesias con la cal bajo el brazo en el Congreso, o el Sr.
Sánchez paseando a su señora por los actos políticos. O el Sr. Rivera poniendo
en una calle un plasma envuelto en la bandera monárquica para ver la Selección.
O si el más inane de los presidentes de la democracia, fariseo y tramposo se
agazapa en la Moncloa usándola como bunker (expresión que concilia
perfectamente con sus orígenes y padrinazgo político). Mucho más trascendente
que si hay sorpasso o meneo. Si uno sube cuatro o si otro pierde tres.
De la elucubración permanente de “si sale con barbas, San Antón y sino la
Inmaculada Concepción”…. Mas importante que la compulsión de una izquierda
que hace gala de conejo de Iriarte en estéril debate entre galgos o podencos,
en vez de consagrase en salvar la piel de la ciudadania inerme.
Es el
futuro de España, “es el futuro colectivo lo que está en juego, estúpidos”. Del
conjunto de las naciones y territorios que la componen. Pero sobre todo, el de
los mas de cuarenta millones de personas que cada día, con síndrome de
labriego, otean angustiados el cielo para observar los siniestros nubarrones
que planean sobre sus cabezas.
La del día 26. es una cita exigente. Tanto como la lectura de
los datos que expresen en las urnas. Sin dramatismo, sino desde el sentido
común, el tiempo y la reserva de confianza están prácticamente agotados. Una
cita que no admite ausencias, y mucho menos frivolidades. Ni España es Poniente
y Essos, ni la politica española es un Juego de Tronos.
Antonio Campos Romay
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