martes, 21 de junio de 2016

LA ENCUESTA DE LAS ENCUESTAS



A paso de carga se acerca el veredicto que califique estos meses en que la ciudadanía hubo de aceptar pacientemente unos acontecimientos que hacen poner en duda muchas cuestiones. La madurez de los comportamientos políticos. La dimensión del sentido de estado de los actores principales y secundarios. La viabilidad de un mecanismo constitucional que tras buenos servicios, comienza a anquilosarse ante los estirones de la sociedad. Y desde luego, la peligrosa tensión del binomio política-economía ante la incertidumbre del escenario.

Quien salva los muebles con nota, en esta vicisitud patética, dilatada con ciega torpeza, es el pueblo soberano. Aunque en ocasiones, tal calificativo suene irónico. Ese pueblo que día a día, se esfuerza en salir adelante sin perder la sonrisa. Mujeres y hombres que  rebuscan en los centro comerciales, en tiendas de bajo coste, una camiseta, un pantalón, un chándal o unos tenis, para, por los menos euros posibles, hacer que sus hijas e hijos vayan con cierta dignidad a la calle o al colegio. Que con piruetas inverosímiles intentan evitar  ante sus hijos, mostrar la economía precaria de la casa. Que recurren a los macarrones, las albóndigas y las croquetas para esquivar los filetes, el pescado o el jamón serano en un empobrecimiento creciente de la dieta...Que con neveras huérfanas, ven angustiados acercarse el momento en que los colegios cierran sus puertas y con ello, en muchos casos, la comida mínima garantizada para los chiquillos… Ese mismo pueblo que percibe como la Universidad se aleja de su horizonte académico distanciada por matriculas que se disparan...Que cada día amanece con una renunciación mas ...Y también que cada día alborea con la noticia de un nuevo ladrón impune. Que contempla como por una “princesa de España”,  fiscalía, abogacía del estado, agencia tributaria, con expresión libre, -pierden el culo y la dignidad-, por exonerarla de la inmundicia en que esta sumida. Incluso se hace sospechosa  la oportunidad de actuar contra “Manos Limpias” (sin excusar sus delitos), en una acción que recuerda al capitán Reanud en “Casablanca” cuando cierra el bar de Ricky al dictado de los nazis, exclamando con hipócrita indignación...”aquí se juega”... al tiempo que embolsa el cohecho. Un pueblo, que aun siendo maltratado por el cinismo, la crueldad y la desvergüenza del peor de los gobiernos habido en democracia, -es curioso que el único parangón posible sea la segunda legislatura del Sr. Aznar-, sigue conservando fortaleza cívica para sostenerse en pie y seguir caminando...

Un pueblo que no sale de su estupor al ver como los ladrones se llevan por millones lo que a ellos se les regatea por euros. Los Blesa, Ratos, Eres, Fabras, Pujoles, Gurtell, Granados… Como el Gran Capitán, con diferencia en la modalidad de gasto pero con su misma liberalidad, funden en “putas, vinos y fiestones, cien millones”...no de ducados, sino de euros. Dilapidan y roban el sudor , la angustia, el sufrimiento y el futuro  del pueblo. Y nadie tenga tentación de calificar como demagogia, lo que es solo la radiografiá de una aberración que quiebra el estado de bienestar, la credibilidad como país, y la confianza en las instituciones. Una indignante crónica de impunidad y saqueo sistemático, de lo que estos casi cinco años  bajo la presidencia de D. Mariano Rajoy Brey son paradigma.

Un pueblo condenado a asistir a una parodia de la justicia donde un ladrón de bancos (con titulo y sin pistola) de la mano de amiguetes de la “Fundación Francisco Franco”, (a la que el dinero publico fluye generoso), y demás parentela, pisa la calle con la soberbia de quien sabe, que lo que sabe, a muchos inquieta. El único que es grande y digno  en este sainete, es el Pueblo. Compuesto de trabajadores autónomos  a los que desangran por abrir una puerta, de una clase media venida a menos arrollada por el tornado de la gran estafa, de unos jubilados que sostienen a sus familias con una pensión que la zarpa ultra-liberal quiere apropiarse para su negocio, aun a costa de anular definitivamente la esperanza de futuro de un país que con muchos sacrificios había construido ese espacio de solidaridad. Gentes del común, cuya mayor desgracia es ser decentes, trabajadores, honestos, con unos gobernantes que son la antítesis de ello.

Estamos en una encrucijada que seguramente no se resuelva el día 26….Pero tampoco en una tercera convocatoria mientras sigan de protagonistas unos actores y mentores, empecinados en sostenella y non enmendalla …Desasosiega ver la eficacia de los menos, pero más poderosos, manipular entre bambalinas, forzando manos para obligar a que apenas cambie algo, para que nada cambie. Y decepciona que los que se presume podrían cambiar algo, aparcan la coherencia, hacen del esperpento norma y lo adoban con ruido impropio a la discreción eficaz.

Si la situación persiste, y se mantiene cerril el bloqueo y el desencuentro, no seria descabellado comenzar a pensar como medida de salud pública, la convocatoria de la ciudadanía, para hablar sin medias tintas ni necias rayas rojas. Abriendo una reflexión rigurosa. Un gran debate, no mediatizado por los que de la política hacen oficio, anteponiendo a ella sus intereses personales o partidarios, entendido el partido como plataforma de intereses privados, desnaturalizada su misión constitucional..

Un debate ajeno en lo posible de mediocres y requiriendo el amparo del saber. Un periodo constituyente que diseñe la senda para las próximas décadas y que nos aparte del desatino y la ceguera que muy probablemente nos lleve a darnos de bruces con una abrupta realidad. Sin dejar de ser algo hipotético, cuya complejidad que no se puede obviar, ha habido ya precedentes. El más próximo, en la construcción de la legitimidad que derivaría en la senda constitucional de 1978.

Nos acucian los problemas sin que se vislumbren respuestas...Las obligaciones con Europa, la gestión de la deuda, la economía, la sombra difusa de una nueva recesión, el escaso perfil internacional, la reforma constitucional, las cifras de paro y la calidad del empleo que queremos construir, el sistema tributario, la corrupción sistemica, el modelo territorial y el de estado...por no hablar de sostener la calidad del sistema sanitario, la protección de dependientes, la eficacia del modelo educativo, la sangría de la gente cualificada hacia el exterior, y un largo ecetera que es obvio por estar en casi todas las mentes.

Y esto es mas trascendente, que un catalogo de Ikea, o puentes quiméricos entre ocres y rojos. Mucho  más que la penosa escena del el Sr. Iglesias con la cal bajo el brazo en el Congreso, o el Sr. Sánchez paseando a su señora por los actos políticos. O el Sr. Rivera poniendo en una calle un plasma envuelto en la bandera monárquica para ver la Selección. O si el más inane de los presidentes de la democracia, fariseo y tramposo se agazapa en la Moncloa usándola como bunker (expresión que concilia perfectamente con sus orígenes y padrinazgo político). Mucho más trascendente que si hay sorpasso o meneo. Si uno sube cuatro o si otro pierde tres. De la elucubración permanente de “si sale con barbas, San Antón y sino la Inmaculada Concepción”…. Mas importante que la compulsión de una izquierda que hace gala de conejo de Iriarte en estéril debate entre galgos o podencos, en vez de consagrase en salvar la piel de la ciudadania inerme.

Es el futuro de España, “es el futuro colectivo lo que está en juego, estúpidos”. Del conjunto de las naciones y territorios que la componen. Pero sobre todo, el de los mas de cuarenta millones de personas que cada día, con síndrome de labriego, otean angustiados el cielo para observar los siniestros nubarrones que planean sobre sus cabezas.

La del día 26. es una cita exigente. Tanto como la lectura de los datos que expresen en las urnas. Sin dramatismo, sino desde el sentido común, el tiempo y la reserva de confianza están prácticamente agotados. Una cita que no admite ausencias, y mucho menos frivolidades. Ni España es Poniente y Essos, ni la politica española es un Juego de Tronos.

Antonio Campos Romay

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