viernes, 24 de junio de 2016

¿Que es la Unión Europea?



Evidentemente un complejo entramado de estados, pero ante todo un gran mercado que da satisfacción, en primer lugar, al gran capital, del cual se benefician también los estados y los ciudadanos en la medida en que se favorecen las inversiones y las transacciones comerciales y de servicios.

Pero la Unión Europea, cuyos defectos son muchos porque no ha conseguido erradicar la pobreza y las diferencias entre unas regiones y otras, no hace todo lo que debiera en materia de derechos humanos y no discute el orden económico internacional, en el que están de acuerdo las grandes formaciones políticas y los grandes “lobbys”, mantiene situaciones discriminatorias positivas con respecto a algunos países, particularmente el Reino Unido, sobre todo desde que recientemente se ha acordado un nuevo estatuto para con dicho estado que, a la postre, ha servido de poco porque los ciudadanos británicos han decidido abandonar la Unión, en lo que las autoridades de esta han hecho el ridículo de forma muy especial. En el otro lado, el temerario señor Cameron, que creyó iba a poder reforzar su poder personal eternamente a base de referendos, ha contribuido a desestabilizar la economía europea y, por lo tanto, la mundial. Su dimisión es una buena noticia aunque en España dicho ejemplo no cunda ni a tiros.

Se sabe que el Reino Unido no formaba parte del euro como moneda de cambio, que no pertenecía al espacio Schengen, por el que los estados se comprometen a garantizar sus fronteras exteriores y a la libre circulación de personas en sus espacios interiores, factor absolutamente necesario para caminar hacia la unión política, lo que creo no se producirá nunca. El Reino Unido tampoco está comprometido a colaborar con la justicia y las policías de la U.E. en materia penal (esto desde el 1 de diciembre de 2014). Si a ello unimos que el Reino Unido tiene una política exterior frecuentemente divergente de la del resto de países de la Unión, que en la mentalidad colectiva británica existe indeleble el concepto de insularidad y particularidad especialísima respecto del resto de Europa y que existen (como se ha demostrado) decididos partidarios de no pertenecer a la Unión Europea, quedando reforzada así la posición del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) de extrema derecha, está claro que la Unión está en franco retroceso.

El acuerdo con el Reino Unido, que implicaba la permanencia de este en la Unión, es ahora papel mojado: ¿a quien se le ocurre aceptar un acuerdo claramente discriminatorio sin la seguridad de que se va a cumplir porque todo ello depende de un referéndum? La tomadura de pelo al resto de los europeos comunitarios no tiene precedentes. “Permitir mayor integración en la eurozona” ha resultado ser lo contrario, y mantener “un campo de juego equilibrado y la integridad del mercado único” otro tanto. La flexibilidad a favor de los bancos del Reino Unido, de la que no gozan los demás, fue otra bajada de pantalones (permítaseme el casticismo) que los europeos no nos merecemos, por lo que debiéramos ir sabiendo en manos de que autoridades estamos.

El señor Cameron consiguió de dichas autoridades que el Consejo europeo rebajase los controles a las empresas británicas y se comprometiese a derogar cierta legislación que venía a impedir las arbitrariedades en las que los dueños del capital suelen incurrir. El acuerdo de unos meses separaba definitivamente al Reino Unido de la futura (y poco creíble) unión política y estableció que dicho estado podría actuar con mayor libertad, dejando a la Unión solo la prerrogativa de subsidiariedad, lo que se hizo extensivo a todos los Parlamentos nacionales. Otros beneficios para los europeos de carácter social fueron acordados de no aplicación en el Reino Unido. En definitiva, se animó a los británicos (sobre todo ingleses) a que votasen no querer seguir en la Unión Europea.

Resulta paradójico el esfuerzo (con rechazo francés en época de De Gaulle) que la autoridades británicas hicieron para la entrada en la entonces Comunidad Económica Europea (1973). La salida del Reino Unido causa un precedente malo para los que consideran que la U.E. es más buena que mala en su conjunto y abre la puerta a unas largas negociaciones de desconexión que pueden traer agravios mayores.

Los temores, tras unos meses de incertidumbre, a que la economía se resienta, no los creo fundados, porque el Reino Unidos seguirá siendo un socio privilegiado de la U.E. en esta materia, como la Unión seguirá manteniendo importaciones y exportaciones masivas con el Reino Unido. Lo mismo que ocurre con Estados Unidos y con China, por ejemplo. Otra cosa serán los trabajadores, que encontrarán todas las puertas cerradas en uno de los mercados más poderosos del mundo, y la defensa de valores humanitarios dependerá cada vez más de quien gobierne en el Reino Unido, lo que por otra parte es común a todos, aunque sin el paraguas en esta materia que representa la Unión Europea.

Sigamos embelesados con nuestro gran mercado, sigamos cayendo en contradicciones insalvables, sigamos negociando con temerarios como el señor Cameron y cediendo a sus exigencias de todo punto injustas. Así nos lucirá el pelo.

L. de Guereñu Polán.

No hay comentarios: