La derecha española tiene que
regenerarse, y en eso insiste una y otra vez el líder de Ciudadanos, pero ni
Mariano Rajoy ni la dirección del PP parecen dispuestos a dar políticamente los
pasos necesarios para ello. Dicen ahora que la corrupción ha dejado de pasarles
factura y que deben ser los jueces quienes se ocupen del asunto, no los
políticos. Lo malo es que las metástasis de la corrupción política parecen
haber tocado ya a la propia Justicia.
Durante el cara a cara celebrado
con motivo de la campaña electoral previa a las elecciones del 20-D, Pedro
Sánchez le espeto sin contemplaciones al líder del PP: “Señor Rajoy, España se
merece un Presidente del Gobierno decente y usted no lo es”. El golpe fue
tremendo, tanto que cuando en el marco de las conversaciones para intentar
formar gobierno, el socialista se entrevistó de nuevo con Rajoy este se negó a
estrecharle la mano. Es cierto que luego Pedro Sánchez pidió disculpas, pero
hechos como los mencionados dejan huellas difíciles de borrar.
Ciudadanos, con condiciones
claro, no ha tenido inconveniente en apoyar e incluso en participar en
gobiernos del PP en centenares de
ayuntamientos y en comunidades autónomas importantes como por ejemplo la de
Madrid. ¿Por qué no es posible esta colaboración a la hora de conformar el
gobierno de España? ¿Por qué en la fallida legislatura pasada Ciudadanos
prefirió incluso asociarse con el PSOE en lugar que con el PP? Parece evidente
que el problema es el propio Rajoy, su entorno, y los graves casos de
corrupción en los que está directamente implicado.
En Italia costó mucho
desincrustar a Berlusconi del poder, un personaje corrupto, sin escrúpulos y
también con mucho poder mediático y judicial a su servicio. En Cataluña está
reciente lo ocurrido con Artur Mas y la familia Pujol, también con la
corrupción al fondo y la consiguiente crisis de su partido “Convergencia
Democrática de Cataluña”, hoy ya desaparecido al igual que el que fue su socio
de coalición “Unió Democrática de Cataluña”.
La pretensión de que a Mariano
Rajoy y a su PP los rediman los resultados electorales, y en el sumun del despropósito
lo llegue e bendecir el propio PSOE facilitando su reelección “por razones de
estado y gobernabilidad”, sería un desastre para el país, que al menos por
ahora no tiene visos de hacerse realidad.
Tras la crisis económica, y quién
sabe si por las erróneas e interesadas decisiones estratégicas de los grandes
poderes financieros, España está viviendo una crisis política de grandísimo
calado que no se resolverá sin que la derecha, que tiene en sus manos el poder
económico, mediático y político y con él el control de las grandes
instituciones del estado, se regenere. Y para ello, se quiera o no, tarde o
temprano tendrán que rodar cabezas.
Xesús Mosquera Sueiro / 13 de
Julio 2016
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