El hermanamiento entre mineros y socialismo viene
de lejos: quizá los datos más estudiados estén en las provincias vascas, sobre
todo en Vizcaya, desde las últimas décadas del siglo XIX. Las minas de hierro
eran trabajadas en unas condiciones de verdadera crueldad y miseria para los
oberos, sin seguridad para sus vidas, durante más de doce horas, con salarios
bajos y no siempre pagados a tiempo… Están bien documentados los casos de
Sestao, Las Carreras y San Salvador, entre otros.
En 1903 ya se constituyó la Federación de Obreros
Mineros de Vizcaya, lo que permitió combatir las penosas condiciones de vida de
los trabajadores, que han demostrado a lo largo de siglo y medio más
solidaridad y capacidad organizativa que los de otros sectores industriales.
Este maridaje entre minería y socialismo se
repite en las últimas elecciones legislativas de España (junio de 2016) donde
las cuencas mineras leonesa y asturiana han dado muestras del apego al
socialismo. No son pocos los municipios donde el Partido Socialista ha sido la
fuerza más votada, contrariamente a lo ocurrido en el resto de las provincias
citadas. Para el caso de Asturias tenemos Cangas de Narcea, Somiedo, Lena,
Quirós, Proaza, Santo Adrián, Ribera de Arriba, Morcín, San Martín, Bírmenes,
Laviana y Sobrescobio.
En el caso de León están Camponarraya, Arganza,
Saucedo, Cubillos, Vega de Espinareda, Fabero, Toreno, Páramo de Sil,
Peranzanes, Palacios de Sil, Villablino, Murias, Cabillanes, San Emiliano, La Pola de Gordón, La Robla, Vegacervera,
Matallana, Sabero, La Ercina,
Prado de la Gazpeña…
Bien harían los dirigentes socialistas en atender
las demandas de estas poblaciones, apartadas de los grandes centros de
desarrollo económico en estos momentos, sometidas a una reconversión brutal que
ha venido dada por los nuevos sectores en alza, en detrimento de la minería del
carbón, poco rentable debido a la dispersión de las menas y a la falta de
inversiones privadas. El Estado debe dar soluciones para los jóvenes y no tan
jóvenes cuyos padres y abuelos dejaron sus vidas en esas minas, en esos valles,
en esos pueblos soleados y nublados alternativamente, separados por la gran
cadena cantábrica pero unidos por un mismo afán productivo.
El Museo de la Minería de Sabero es digno de visitarse y
estudiarse; la vieja ruta del ferrocarril minero de La Robla a Bilbao, desde cuyo
puerto se exportaba el carbón a gran Bretaña, parece estar en estudio para el
aprovechamiento turístico. De Gales venía el mineral de hierro hasta Vizcaya,
donde se transformaba para ser exportado o para la construcción de varios
tramos de la red ferroviaria española.
L. de Guereñu Polán.
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