En las elecciones autonómicas del
2012, el Partido Popular consiguió en Galicia una amplia mayoría absoluta con
41 escaños. Los partidos de la oposición (PSdeG-PSOE, A Nova y BNG) sumaron 34
escaños. En las elecciones celebradas el pasado día 25 de septiembre, el
Partido Popular volvió a repetir su mayoría absoluta de 41 escaños, y “las
fuerzas del cambio” (PSdG-PSOE, A Nova-En Marea y BNG, volvieron a sumar los
mismos 34 escaños, con la diferencia importante de que En Marea (antes A Nova)
sube cinco pero no a costa del PP, sino del Partido Socialista que pierde 4 y
del BNG que pierde 1. Es decir que las llamadas “fuerzas del cambio” no avanzan
ni un milímetro, sino que se reparten de otra manera sus insuficientes escaños.
¿Por qué en un contexto de fuerte
crisis económica y social, crecimiento
del desempleo, vuelta a la emigración de nuestros jóvenes, recortes y
privatizaciones en servicios públicos básicos como la sanidad o la educación
con su consiguiente deterioro, incremento de la pobreza, corrupción política, crecimiento
de la deuda pública, desaparición de empresas emblemáticas en sectores
estratégicos como el financiero, etc. el partido gobernante, el PP, repite su
holgada mayoría absoluta, y los partidos de la oposición permanecen estancados?
Seguramente las causas son muy
variadas y complejas, pero hay un dato sobre el que conviene reflexionar: En la
encuesta del CIS publicada a comienzos de septiembre y realizada un mes antes
de las elecciones, concretamente entre el 29 de agosto y el 2 de septiembre de
2016, se informa:
Que a la pregunta: Y
refiriéndonos a la situación general de Galicia ¿como la calificaría usted? las
respuestas fueron: Un 49,8% la calificó de “regular”, un 26,6% de “buena o muy
buena”, y tan solo un 23,3% la calificó de “mala o muy mala”. A la pregunta de
si la situación es igual, mejor o peor que hace cuatro años, las respuestas
fueron: Un 39,2% dijo que “igual”, un 27,7% dijo que “mejor o mucho mejor”, y
tan solo un 31,8% de peor o mucho peor.
Y lo más llamativo, a la pregunta
de ¿Y cómo calificaría Ud. La gestión realizada por Alberto Núñez Feijoo al
frente de la Xunta de Galicia? Las respuestas fueron un 36,4% la calificaron de
“buena o muy buena”, un 32,7% de “regular” y tan solo un 29,3% de mala o muy
mala.
A tenor de estos datos se
concluye que entre la ciudadanía la percepción de la situación del país es
bastante positiva, cuando objetivamente y con los datos en la mano los
retrocesos ha sido evidentes. Es más, cuando en la misma encuesta se repiten
las preguntas anteriores, pero referidas a la situación general de España, el
calificativo de “buena o muy buena” baja al 6,6% y el de “mala o muy mala” sube
al 53,4%.
Lógicamente cuando entre la
ciudadanía hay una percepción positiva de la situación socioeconómica y
política eso se va a reflejar en el voto, en el nivel de participación, etc.
¿Que pudo haber pasado para llegar a esto?
Una cosa parece evidente: La
oposición política al gobierno del PP en Galicia durante los pasados cuatro años,
no ha sido lo eficaz que debiera. Es más, da la sensación de que ha sido el PP
quien sí ha puesto en práctica una eficaz “oposición a su oposición”. Los
ataques y las descalificaciones al partido socialista y a las mareas han sido
permanentes con el apoyo de unos medios de comunicación públicos y privados
siempre dispuestos a divulgar generosamente “el relato político del Partido
Popular”. La oposición (PSOE y Mareas)
se han visto forzadas a defenderse por su problemas internos incluidos
los más nimios, mientras los del PP, incluidos los derivados de su desastrosa
gestión se silenciaron.
El papel de la oposición en el
Parlamento, incluyendo el recurso al histrionismo de algún diputado, nunca tuvo
en los medios de comunicación la caja de resonancia que se supone que debiera
tener. Al contrario se encontró con el silencio más absoluto, la réplica más
contundente, cuando no la mofa sutil o la más perversa ironía en el mejor de
los casos. Los discursos parlamentarios críticos con el PP incluso los mejor
argumentados no encontraron eco en unos medios generosamente subvencionados por
el gobierno de la Xunta. Los sesudos estudios socioeconómicos que prueban la
nefasta gestión de Feijoo a lo largo de los últimos cuatro años se quedaron en
los archivos para sobrado conocimiento de los “círculos bien informados” y de
unos medios que los silenciaron. No llegaron a un pueblo que sufre pero al que
le repiten machaconamente que “Galicia está no bo camiño”, y que, o el PP de
Feijoo o el caos de un PSOE en lío permanente o de unas mareas que no son de
fiar.
A la oposición le ha faltado
hacer política entre el pueblo y con el pueblo, en los barrios, en las aldeas,
en las fábricas, y menos en una cámara parlamentaria aplastada por la mayoría
absoluta y unos medios atentos únicamente a trasladar las prioridades que le
interesan al Partido Popular y su relato sobre la situación del país. Y esta no
fué una carencia del PSdeG-PSOE, sino también en mayor o menos medida de AGE y
del BNG.
A la oposición le han sobrado
disputas, luchas por los sorpasos, que estas sí que magnificó la prensa, para
centrarse mucho más en la critica a quien tiene el poder, todo el poder y está
gobernando.
De lo anterior convendría sacar
conclusiones para no repetir los mismos errores, porque de no hacerlo, se
volverán a cosechar los mismos resultados. Mientras el PSOE se empeñe en que su
enemigo es En Marea y en menor medida el BNG, y estos hagan lo mismo con
respecto al PSOE, habrá sucesivos y cómodos gobiernos del PP durante mucho
tiempo. El actual espectáculo de enfrentamientos entre estas formaciones en
algunos ayuntamientos para regocijo de un PP exultante en Madrid y en Galicia,
no solo no augura nada bueno sino que produce vergüenza y desesperanza entre
los cientos de miles de ciudadanos y sus familias que sufren en sus carnes las
consecuencias.
Xesús Mosquera Sueiro / 3 de
noviembre de 2016
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