jueves, 20 de abril de 2017

NO TODO VALE.





La crisis poliédrica en la seguimos sumidos alentó el síndrome del éxito sin parar en los medios, del dinero fácil, del más cínico resultadismo. Algo que incita al todo vale, aunque conlleve dejar por el camino valores morales y principios. Algo que recomienda por higiene cívica, no alejarnos del discurso de la ética, víctimas de tal paranoia.   No en balde la ética  como  opción personal de actuación en el plano de lo social, es un recurso de principios, valores y opciones morales que socialmente marca un contexto normativo.
 No todo vale. No vale de forma farisaica, con alevosía y falacia, usar nobles principios que se presumen vulnerados, para a su amparo cometer la  atrocidad de destruir gratuitamente una reputación. No todo vale cuando se trata de la dignidad y la vida de seres humanos. Jugando con demagogia por un puñado de votos xenófobos o por lucro en el predominio sobre subsuelos petrolíferos, con millones de vidas y esperanzas o triturando países hasta no dejar piedra sobre piedra. No todo vale para conculcar con la difamación una situación legitima, a coste de situar a persona o personas en estado de indefensión obviando con descaro la presunción de inocencia.
No todo vale, ni siquiera justificado por una más que previsible patología psiquiátrica, ponerse de perfil cuando el Sr. Trump bombardea sin mesura con el arma que antecede a la nuclear  no se sabe que pasillos subterráneos, ni se da un informe serio de los resultados habidos…. Y menos alabarle desvergonzada y servilmente la gracia.
 No todo vale, como cuando algo tan maravilloso como la libertad de expresión se pervierte y se usa como mecanismo de chantaje. Se corromper una libertad fundamental, poniéndola al servicio de la calumnia desconociendo cualquier pudor o límite.  Individuos de escasa catadura moral  la aprovechan  para amenazar o en su caso  difundir, los más insensatos o insostenibles contenidos,  generando una charca cenagosa, para acogerse al viejo principio de “difama que algo queda”. Vilipendiar, desacreditar, sembrar la duda, es algo que  se usa de forma inmoral, dando a entidad a manifestaciones, que cualquier persona con criterio decente calificaría de reprobables.
No todo vale...como asistir con indiferencia a como se pretenden manipular los órganos judiciales para reducirlos a apéndices de un  ejecutivo asfixiado por la corrupción. El partido  que lo sostiene va camino de convertirse en la ONCE… “cada día un número”... Ayer el presidente del gobierno llamado como  testigo de las diligencias de una trama de corrupción a la Audiencia Nacional. Hoy, un compañero suyo, el anterior presidente  de la Comunidad de Madrid conducido a prisión...mañana….
 No todo vale, pues si así fuese, introducidos en la selva de podredumbre moral que quiere traducirse como hábitat normal, se quiebra la categoría ideológica vertebrada en torno a la idea de Progreso. En lugar de progreso y  crecimiento ordenado, tendremos estancamiento; en lugar del surgimiento de nuevos valores, aparecen viejas miserias físicas y psíquicas; en lugar de la emancipación,  manipulación; en lugar  en lugar de fraternidad,  chantaje. En lugar de honestidad y decencia, el imperio de la  calumnia y  la difamación  al abrigo inmoral de la impunidad.
Dar a la especulación  categoría es muy grave…. Pero lo vomitivo es que  teniendo conciencia de ello, se haga oportunidad de un hecho torticero. Lo deleznable estriba en usar la mentira como vehículo de los prejuicios, hasta convertirlos en  valor.
No todo vale. El autor de una mentira, se encadena a ella en una rueda interminable que lo ira envolviendo.  Desconoce la dimensión de la  tarea  que ha asumido, porque estará obligado a mentir, mentir, y mentir para sostener  la calumnia. El Sr. Aznar podría ser un paradigma.
 No todo vale. Se puede engañar a uno una vez, pero no a todos siempre.  Ni en política, ni en las relaciones interpersonales, ni en las colectivas, ni en ningún espacio ocupado por sociedades que se presumen democráticas o entre  personas honorables
Howard Gardner, neurocientifico, psicólogo, profesor de la Universidad de  Harvard afirma que “las malas personas no llegan a ser profesionales excelentes. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes. 

  Antonio Campos Romay

No hay comentarios: