miércoles, 12 de abril de 2017

TRUMPUTIN



No es la primera vez que al frente de dos superpotencias se encuentran sendos descerebrados, pero si podríamos desear que con el progreso de los tiempos estas situaciones no se repitiesen, tal cosa no es así.

Conviene recordar que el señor Trump no fue el candidato más votado en Estados Unidos, pero los artificios de las leyes electorales (que existen en todos los países) le han convertido en un histriónico y peligroso presidente. El matón de Putin le sirve perfectamente de “alter ego” en el otro extremo del mundo: sabido es su pasado al servicio de la dictadura soviética, su reconversión al populismo y la forma en que “solucionó” los atentados terroristas en su país: matando a más personas que las amenazadas por los terroristas. La ocupación militar de Crimea y la desestabilización de otros países en Ucrania y en el Turquestán también son obra suya.

El señor Trump ha hecho su fortuna con trampas y no pagando impuestos, según esto último de su propia confesión, y ahora se apresta a tensionar las relaciones internacionales con tal de dar satisfacción a las bajas pasiones de los amigos del rifle y otras especies.

Trumputin, como si fuesen una sola persona con dos caras, como el dios Jano, saben que el origen del terrorismo islamista está en Arabia Saudí y su régimen corrupto y criminal, que el origen está en los desaguisados y crímenes de occidente en Irak y en otros países de oriente próximo (¿hará falta recordar el sufrimiento de Mosadek en Irán hace ya décadas para dar satisfacción a las petroleras anglonorteamericanas?). Que el origen del terrorismo –entre otras causas- está en el matonismo de los gobiernos conservadores de Israel y en la violación de las resoluciones de la ONU en materia de colonización de territorios palestinos…

Si los principales responsables políticos del planeta incumplen la ley (Crimea, provocación a Corea del Norte) ¿a quien se puede pedir que respete la ley? ¿Al ciudadano común? La ONU hace tiempo que necesita una reforma en profundidad para que pueda evitar, de forma ejecutiva, conflictos que las grandes potencias no están dispuestas si no es a favor de sus intereses. El derecho de veto –que pudo tener explicación en su momento- no puede valer para una comunidad internacional en el futuro. El poder que debe darse al Secretario General debe ser independiente de las aportaciones económicas de unos y otros a la ONU; la multilateralidad debe de imponerse una y otra vez sin que esta pueda entenderse con la sola participación de cuatro o cinco grandes y poderosos países.

Mientras tanto la Unión Europea es una comparsa, carece de liderazgo y se pliega a los intereses estratégicos de Estados Unidos vergonzosamente. Ninguna autoridad de la Unión ha salido para decir lo que los europeos pensamos sobre el matonismo, el neoimperialismo y el populismo de Trumputin. ¿Cómo es posible que el Gobierno español haya autorizado el uso de una base nacional para un ataque en Siria sin el amparo de la ONU? Una señal de miseria y sumisión al señor Trump como una falta total de posición ante el apoyo de Putin al régimen dictatorial y criminal sirio.

No ignoro que el problema en Siria, que se extiende a Irak, Líbano (Hezbolá), Irán, Israel, Turquía… es de una envergadura extraordinaria. Razón de más para que las opiniones públicas europeas se movilicen, para que los responsables políticos dejen de ser irresponsables, para que se frene –aunque solo sea con pronunciamientos morales- la escalada de Trumputin, que no augura nada bueno, que alimenta el terrorismo internacional y que contenta –de esto sí que estoy seguro- al neofascismo, que de nuevo más que asoma su cabeza en Europa. 

L. de Guereñu Polán.


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