miércoles, 26 de julio de 2017

La Justicia es un cachondeo (Pacheco dixit)

Hace ya algunos años el alcalde de una ciudad andaluza califició a la Justicia de cachondeo, al producirse una sentencia adversa a su defensa del urbanismo, contra un mequetrefe que había construído un chalet sin licencia. Le costó caro al alcalde siendo castigado por dicha frase. Yo me reafirmo en ello tras ver al Presidente de la Sala que ha tomado declaración a un notable testigo del país donde vivo y del que soy nativo, situándolo en el estrado donde se encontraba el tribunal e impidiendo que las diversas acusaciones pudiesen expresarse con libertad. No sé lo que hará o dejará de hacer el Consejo Superior del Poder Judicial, que no tiene poderes jurisdiccionales pero sí disciplinarios.

El testigo en cuestión dirige un partido que todo el mundo sabe -incluido él mismo- que está podrido hasta la médula, no estaba ante el tribunal como magistrado máximo del Gobierno ni función oficial alguna. Era un ciudadano al que se ha ayudado por parte del que debía actuar con imparcialidad. Pero cuando digo que la Justicia es un cachondeo soy consciente de que muchos jueces y fiscales son fieles cumplidores de la ley, pero unos pocos, con serlo, ya embadurnan todo el sistema.

El testigo al que me refiero estoy seguro de que mintió, con lo que incurrió en un grave delito (otra cosa es que se pueda demostrar o que el Tribunal lo estime así). Utilizó frases jocosas contra algún letrado de la acusación, dijo no saber lo que sabía, eludió responder a preguntas muy comprometidas y solo admitió aquello que sabía que también lo sabían los acusadores, tenían las pruebas y sería cazado.

La comparecencia del testigo levantó mucha polvareda entre la prensa, radio y televisión de poca monta, y ahora tendremos que sufrir una cantidad de idioteces por parte de aquellos a no ser que emigremos a una isla de los mares del sur. El testigo ha cobrado dinereo en negro, ha amparado a delincuentes confesos, ha designado para altos cargos de la administración a personas que luego han tenido que ser apartadas por corruptas... aunque en algunos de estos casos solamente se pueda emplear este lenguaje recurriendo a la conciencia moral que todo individuo tiene y que no se le puede negar. 

El testigo, que antes de serlo ocupó multitud de cargos públicos sin dejar huella notable en ninguno de ellos, picoteó en la política aquí y alla, aguantó los chaparrones más que gobernar, miente más que habla y cuenta con poderosos apoyos que quizá le libren de aquello de lo que no se librarán otros de menos fuste y calaña.

L. de Guereñu Polán.

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