martes, 18 de julio de 2017

LA PERVERSA DESTRUCCION DE LA DEMOCRACIA.



Asistimos a una perversión intencionada y sostenida del  orden democrático, que daña  los derechos civiles y ciudadanos y la equidad social. Este suceso en este primer cuarto del siglo XXI, es solo equiparable en la historia reciente, al “Bienio Negro” de la II República. Etapa que fue caldo de cultivo y coartada para el  sangriento enfrentamiento civil tras al golpe  militar de 1936, orquestado por los sectores más reaccionarios del país, monárquicos, latifundistas, clero, ejercito, empresarios anquilosados…
Rajoy inicia en 2011, un recorrido que con los datos a la vista cabe calificar  como el más funesto y poco honorable de la democracia. En el que se pudren los pilares del sistema democrático, los valores que lo informan y con  minucioso desprecio se desmonta la solidaridad en sus diversas expresiones que conforman la democracia social que se plasma en el estado de bienestar.
El filósofo y antropólogo Pierre Clastres, define como  etnocidio la  destrucción sistemática de los modos de vida y pensamiento  de gentes diferentes…Si el genocidio se aplica a liquidar los cuerpos, el etnocidio se aplica en matar el espíritu. Rajoy y sus colaboradores necesarios para ello, son  etnocidas de la democracia. La pervierten anegándola de actos corruptos, a los  que no es ajena ninguna institución en la que estén presentes. Envilecen sin tregua la independencia del poder judicial, desandan la despolitización del ejército, la laicidad del estado,  la cohesión social… Su acción devasta con oleadas de indiferencia moral y cinismo, el valor de la ley, que retuercen sin pudor en busca de recovecos de impunidad. Hacen de la ética burda caricatura. Difícil  registrar actos tan soeces como los auspiciados por esta derecha ultra-liberal.  
Prostituyen y devalúan el Parlamento convirtiéndolo en inútil congregación de la impotencia. Que la inmensa mayoría de sus señorías evidencien la catadura inmoral y reprueben comportamientos políticos como el del titular de Justicia y su bochornosa actuación…Los indecentes comportamientos y prácticas del Ministro de Hacienda, látigo de los contribuyentes modestos y lacayo esmerado de las fortunas turbias. Del bochornoso espectáculo del  Ministerio del Interior… La respuesta es la indignidad de un Presidente  ayuno de una mínima decencia  democrática, que con un despectivo encogimiento de hombros, cuatro palabras esquivas y displicentes, una cita a Venezuela, se vuelve del atril a su escaño, seguramente con  silenciosa invocación al verbo profundo de Andreita Fabra,  “que se jodan”… Con cínica frivolidad, igual condecoran a una Virgen que a un notorio esbirro de la brutal dictadura de Strossner cuando la Operación Cóndor, al dictado de la CIA,  llenaba de terror y sangre el Cono Sur.  Y lo hacen a sabiendas. Tras numerosas denuncias sobre el particular, en poder del Ministro de Exteriores y el gobierno.
Rajoy y su partido,  fundado por los “siete magníficos”,  que atendiendo a sus biografías no eran sino siete notorios fascistas  ejercientes en la dictadura, se enfrentan sin que se le alteren las pestañas, a centenares de procesados por corrupción en diversos niveles, con casos como la Comunidad de Madrid o Valencia con tramas que semejan sistémicas. Ni uno de sus Tesoreros se halla fuera de sospecha. Su financiación es manifiestamente dudosa más allá de cualquier duda de ordenadores despedazados a martillazos.
El drama de la derecha democrática  española, un segmento importante y respetable de nuestra sociedad, es que a diferencia de otros países homólogos de la C. E.,  está secuestrada por un partido de comportamientos y tics de ultraderecha  que muestra sin pudor  añoranza por la época en la que tan cómodos estaban sus fundadores. Que contempla con laxitud los exabruptos fascistas que se producen, - y no ocasionalmente-, en muchos de sus miembros. Que rascando  la piel de algunos de sus más destacados dirigentes, es fácil advertir su origen. Gentes para quienes la Constitución no es una herramienta de consenso social sino un bate para golpear a diestra y siniestra sin el menor rubor. Empezando por los  que si creen en ella y la hicieron posible.  Que odian ferozmente la historia, cuando esta pone negro sobre blanco los crímenes cometidos contra los que defendían la llama de la Libertad.
 En los  años que lleva gobernando, Rajoy se ha esmerado como primer objetivo, en dinamitar de hecho la democracia. Parasitando perniciosamente la Administración Pública y la Justicia. Entorpeciendo la vida parlamentaria. Entregando los intereses públicos a la voracidad especulativa de empresas  privadas y grupos financieros. Amparado en la complicidad de grupos mediáticos afines o jugosamente amansados. Con actos que no son excepción, sino regla. Ejecutados con pretexto de atajar una grave crisis económica,  pero sirviéndose  de tal coyuntura para implantar una ideología neoliberal descarnada, ajena a nuestra cultura de solidaridad. Que arroja del  sistema a la ciudadanía menos favorecida bajo la brutal premisa de que el derecho a la educación de calidad, la atención sanitaria en condiciones idóneas, las pensiones, la dependencia,  solo deberá estar disponibles para los que puedan pagarlas….
Ni creen ni les importa la democracia. La soportan como una pejiguera con la que convivir temporalmente mientras la arrasan,  para poder hincar sus fauces y habilitar sus roídas a los dineros públicos. Del estado, les interesa ordeñar sus ubres. Su afán devorador de lo público solo es comparable al odio hacia lo público cuando este tiene un fin social. Les da lo mismo el terrorismo como el independentismo catalán. Del primero, destacados miembros conservadores hicieron pingue negocio con la seguridad privada. Con discurso farisaico, entorpecieron siempre el trabajo de quienes buscaban en serio la paz. Pero nunca cejaron en el zafio uso de las víctimas para seguir arañando voluntades fundamentalistas.  Cataluña es algo que visceralmente repele a su centralismo cerril. Y les resulta tedioso intentar un relato racional. Solo suman insolencia y estupidez para culpar a otros.  Muestran su auténtico rostro de “demócratas” con el tema del Estaut. Aprobado por el Congreso de los Diputados y por referéndum de la ciudadanía catalana, pierden las nalgas por llevarlo a un Tribunal Constitucional, cuya composición en aquel momento era oprobio de un sistema judicial serio. Son los mismos que hoy claman por la presencia del Sr. Puigdemont en el Congreso y que se vote su propuesta… ¿Para qué? ... ¿Para volver a pasarse la votación por el arco de triunfo, si no es de su gusto?
Estos años están siendo una lacra insoportable para el país. Lo empobrecen, degradan su futuro y anulan su prestigio en el exterior. Pero lo más patético. Van modelando una sociedad que se resigna a asistir a su labor de zapa y demolición a plena luz. Con alevosía e impunidad socavan perversamente los valores democráticos, la solidaridad y el bien común hasta límites difícilmente imaginables.  
La hipotética mayoría alternativa en la Cámara, en la línea de D. Tomás de Iriarte anda especialmente  interesada en reconocerse si son “son galgos…o son podencos”,  cuando no en el hematólogo, comprobando la pureza de sus hematíes…
Solo faltan a la cita, D. Antonio Machín y sus maracas.…  Y así pasan los días, y yo desesperando, y tú contestando, quizás, quizás, quizás….
 

Antonio Campos Romay

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