En primer lugar porque la oposición es diversa y no actúa al unísono casi nunca; en segundo lugar porque todo Gobierno dispone de instrumentos que le permiten llegar a acuerdos con aquella oposición generalmente dividida.
Esto lo debían saber (y lo sabían) el señor
Turrión y la Presidenta
andaluza –por citar solo a dos de los responsables- cuando se opusieron con
uñas y dientes a la investidura del señor Sánchez, que había conseguido el
apoyo más difícil en teoría, el de un partido de derechas (o de centro) cuyo
líder es un meapilas (y a los hechos me remito). Esto lo debían saber (y lo
sabían) los dirigentes de la miríada de partidos políticos que han preferido el
vasallaje al señor Turrión que el bien del país o, al menos, de la izquierda y
sus ideas.
De los partidos nacionalistas nada digo porque
están a lo suyo: unos para sacar la mejor tajada del estado (PNV) y otros en un
proceso ilegal y llamado al fracaso (para la insurrección no tienen fuerza). La Presidenta andaluza, en
particular, quería por encima de todo encaramarse en el poder partidario para
ser la próxima candidata a la
Presidencia del Gobierno en las filas del PSOE. Tuvo
bastantes apoyos, como es sabido, sobre todo de la vieja guardia del
socialismo, algunos claramente desprestigiados ya. Y ahora, compareciendo el
Presidente del Gobierno una y otra vez en el Parlamento, se ve que abstenerse
para su investidura (en realidad para que el Presidente no fuese el señor
Sánchez) ha conducido a la burla a la que asistimos. El jefe de los forajidos,
una y otra vez, no contesta a lo que se le pide (en el Parlamento y en los
Tribunales), se mofa de la ciudadanía y de los representantes políticos y
gobierna como si tuviese mayoría sin tenerla.
No sé si alguna vez oiremos los lamentos o el
arrepentimiento de los que facilitaron la investidura del actual Presidente,
pero los hechos están ahí: la oposición no consigue nada, el país sigue sumido
en la corrupción, el nivel político es bajísimo, pues ni siquiera para la lucha
contra el terrorismo y contra el independentismo hay unidad (entre los no
independentistas, se entiende) y cada líder-cabeza de ratón se encuentra
solazado en vez de lamentarse por el espectáculo diario, semanal… que la política
nacional nos ofrece.
Resumiendo, porque el asunto no da para más:
mientras el actual Presidente del Gobierno sea el que es no hay solución; ni
regeneración democrática, ni respeto a las instituciones, ni políticas sociales
(esto lo menos). El meapilas al que me referí antes implícitamente dijo venir a
regenerar el país y luego permitió formar gobierno al más nefasto personaje que
la democracia española haya conocido en denodado empate con el señor Aznar.
Si el electorado aprendiese la lección aún cabría
esperanza, pero para ello habría que movilizar a intelectuales, profesionales,
sindicatos, a todo ese cuerpo social que se dice progresista y de izquierdas
para, de una vez, desalojar del Gobierno al que ahora lo comanda, pues si solo
cupiese la posibilidad de que otro de sus filas le sustituyese, ya era un
pequeño, pero valioso paso al frente.
L. de Guereñu Polán.
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