Hasta hace cuatro días se vendía cual pócima de
Fierabrás para los problemas de la democracia española, la Gran Coalición. Se
enfatizaba con fanatismo cuasi religioso en la Santa Alianza II, con gran
regocijo de la derecha más rancia de Europa. Los más destacados próceres que
del socialismo han sido la cantaban como si de un festival de Eurovisión se
tratase. Cual mercachifles ambulantes vendían su remedio por plazas y mercados,
usando para ello los medios afines a la derecha más dura. Su “semilla del
diablo” en cierta medida estuvo latente en la asonada que derribó en una página poco
edificante al secretario general del PSOE aunque que este volvió de manos de la
militancia con más fuerza. Lamentablemente en ese se ínterin se habilitó la
continuidad del más nefasto gobierno que padece España en democracia.
Hoy, la socialdemocracia alemana
capitaneada por un insulso doméstico de la Sra. Merkel se despeña hacia la
irrelevancia, algo similar a lo que se prevé en Austria, mientras casi un
centenar de “nazis”, dicho esto sin eufemismos, acceden al Reichstag tras la II
Guerra Mundial. Son días para una severa
reflexión, -contrición es difícil-, de aquellos que con voz engolada y galones
trasnochados predicaban la receta. O que por vía de ejemplo, satanizaban la
salida política que el buen sentido del pueblo portugués abrazó con un notable
resultado y envidiable estabilidad.
La socialdemocracia sufrió un
severo retroceso en Europa pasando a ser noticia por sus sucesivas derrotas electorales,
tras haber apadrinado las mayores cotas bienestar basada en la universalización
de los derechos sociales y laborales
financiados a través de fiscalidad solidaria. Todo el esfuerzo encaminado a la corrección
de las desigualdades sociales, se dilapidó en un progresivo alejamiento de su
cultura política y su vocación de servicio a lo público en medio de una irrelevante
capacidad de autocrítica.
Fue incapaz de resistir al virus
del neoliberalismo inspirado y expandido desde EEUU, cuyo ejemplo más práctico
es el socialiberalismo que hizo mestizaje espurio en la socialdemocracia. La Tercera Vía del Sr. Blair, cuya
aportación más destacada a la “política” tal cual la entendía el, es su foto en
la Azores, descafeinó los principios socialdemócratas, causó una disminución substantiva
de los salarios de su país, al tiempo que impulsaba una temeraria desregulación
de los mercados laborales y de la banca. Reduciendo al tiempo a mínimos la
intervención del estado bajo la falacia de estimular la economía.
La socialdemocracia alemana inicia desde 2010 una
deriva bajo el liderazgo del canciller Schroeder, hacia políticas neoliberales. Medidas drásticas de austeridad
y apoyo incondicional al capital financiero y al empresariado, en detrimento de
la calidad de vida de los trabajadores y clases medias. Con ello abrió de par
en par las puertas al gobierno Merkel. El resto, con la degradación de la
socialdemocracia convertida en mozo de espadas de la canciller conservadora es
ya historia, cuya última página acaba de escribirse.
La socialdemocracia europea, pagó la gran estafa económica y financiera de 2008 con mucha más
dureza que la derecha, que era quien estaba tras de ella. Como consecuencia
inicia una larga travesía del desierto. Y eso en medio de una situación crítica,
donde se evidencia que la derecha se muestra como una gestora funesta, en
contra de lo que como mantra se ha pretendido hacer creer, y de lo que en
España existe abundancia en el ejemplo.
La socialdemocracia tiene un
papel central e indispensable que desarrollar. Pero necesita para ello una
adecuación urgente y modernización que le permita conseguir sus objetivos, conciliando el impulso del crecimiento económico y
desarrollo, con bienestar social e
igualdad.
Seguramente volver a las
condiciones de vida previas a esta gran estafa que sufrimos no sea fácil. En el
mejor de los casos, tardará más de lo deseado. Para ello es indispensable
reponer lo lo que fue eje del recorrido
tras la segunda guerra mundial, el pacto social entre el capital y el trabajo. Algo
solo posible encauzando severamente y no de forma retorica, al capitalismo
financiero.
El ex ministro sueco y dirigente
de la socialdemocracia de aquel país, Pär Nuder, está convencido de que el
programa de austeridad de la derecha no funciona y que esta entrará en crisis,
como consecuencia de su exacerbada servidumbre a los intereses financieros. Y afirma, “La crisis europea es mucho más que un asunto
de déficit y de deudas. Tiene mucho que ver con la falta de confianza
social”. Algo que debe recuperar la
socialdemocracia europea, y que en España
apunta en sentido positivo.
Antonio Campos Romay
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