domingo, 18 de noviembre de 2018

Ministros nada ejemplares


La ingenuidad que me inspiran no pocos ministros del actual Gobierno de España, que han incurrido en declaraciones innecesarias, contradicciones y se han beneficiado de forma inconveniente de una legislación laxa en materia fiscal, contrasta con la verdadera catástrofe que ha vivido nuestro país con los ministros conservadores al frente de los cuales han estado los señores Aznar y Rajoy.

El señor García-Margallo no tiene empacho en compatibilizar dos pensiones públicas cuando tal cosa no le es posible a ningún otro español. El santón Margallo, que predica aquí y allá regeneración, se ampara en un subterfugio legal del Parlamento Europeo cuando sabe que es inaceptable el beneficio de que se está sirviendo política y moralmente hablando.

Otro es el caso de don Pedro Morenés, que no ha tenido empacho en compatibilizar sus intereses personales, como empresario armamentístico, con ser Ministro de Defensa. Más claro aún es el caso de don José M. Soria, a quien se pilló evadiendo sus obligaciones fiscales mediante operaciones de “ingeniería”, que no son otra cosa que delitos en toda regla, mientras mentía hasta a su Presidente.

Mención aparte merece el señor Arias Cañete, el cual procuró a su esposa una amnistía fiscal mientras él formaba parte del Gobierno de España que decidió dicha amnistía. Doña Ana Mato tuvo que dimitir, después de feroz resistencia, por varios casos de corrupción que ya están prescritos, pero lo que se sabe a estas alturas es que tanto ella como el que fuera su esposo participaron con denuedo en el caso Gürtel “a título lucrativo”.

Don Rodrigo Rato está en la cárcel por apropiarse de dinero ajeno aprovechando que gestionaba una entidad bancaria, además de los muchos casos judiciales que le esperan. El señor Aznar, quizá en condiciones políticas distintas a las que vivimos, estaría acusado ante un tribunal internacional por crímenes de guerra, pero en un tono menor, ahora se va sabiendo que pudiera verse implicado en la trama Gürtel (una o varias de sus ramificaciones) que asola a su partido y a España.

Don M punto Rajoy nunca ha reconocido haber percibido dinero ilícito, pero las pruebas han sido publicadas y los tribunales las han dado por más que suficientes. El muy pillo, sabiendo que el delito está prescrito, se ha ido de rositas… por ahora. En el mismo orden de cosas ha dado amparo a la mayor trama de corrupción que haya conocido España en las décadas de régimen democrático que vivimos, en competición muy reñida con su predecesor Aznar.

¿Qué decir de la señora Cospedal, que está implicada en un caso de espionaje y posible ocultación de pruebas para entorpecer la labor de la Justicia? Ha sido siempre partidaria de acoger en su regazo a los suyos sin miramientos, como se vio con el caso de la señora Cifuentes y otros que sería prolijo resumir, sobre todo tras sus explicaciones públicas en una bochornosa comparecencia donde habló de “diferido”, pagos”, “Bárcenas” y otras lindezas.

Don Íñigo de la Serna no ha tenido empacho en aceptar ser contratado por una poderosa empresa tecnológica sin haber transcurrido el plazo legal para poder hacerlo, cuando habiendo sido Ministro de Fomento son evidentes los intereses en colisión. Don Luis de Guindos tiene como principal guinda haber contribuido, aunque en pequeña porción, al hundimiento del banco Lehman Hermanos, pues fue miembro de su Consejo asesor… ¿Qué decir de don Jaume Matas? Se hace con un palacete a base de corromperse hasta el tuétano, colabora con el conocido Urdangarin para que este delinca al por mayor y se encuentra incurso en varios procesos judiciales por corrupción, su afición favorita.

Así podríamos seguir con los señores Zaplana, Acebes, Trillo (a este último no parece pesarle en la conciencia el accidente del Yak-42 que se llevó a más de setenta personas a la tumba). Hizo que se procediese a la entrega de los restos a los familiares sin tener la certeza fehaciente de que efectivamente lo eran. Como publicó un medio de comunicación, se trata del caso más vergonzoso de insultos y maltratos a fallecidos y familiares de los mismos.

Hay también casos de ineptitud, como los de doña Dolors Montserrat, que al frente del Ministerio de Sanidad hizo la peor gestión que imaginarse pueda, lo que mereció su reprobación por el Congreso de los Diputados. El otro caso digno de mención es el de doña Fátima Báñez, que solía recurrir a la virgen del rocío para dar solución a los problemas de su competencia…

Y estos son los que ahora piden explicaciones y exigen dimisiones a los incautos ministros del señor Sánchez. Bien les vendría a estos saber con quién se la juegan porque tienen enfrente a lo peor del país.

L. de Guereñu Polán.

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