La ingenuidad que me inspiran no
pocos ministros del actual Gobierno de España, que han incurrido en
declaraciones innecesarias, contradicciones y se han beneficiado de forma
inconveniente de una legislación laxa en materia fiscal, contrasta con la
verdadera catástrofe que ha vivido nuestro país con los ministros conservadores
al frente de los cuales han estado los señores Aznar y Rajoy.
El señor García-Margallo no tiene
empacho en compatibilizar dos pensiones públicas cuando tal cosa no le es
posible a ningún otro español. El santón Margallo, que predica aquí y allá
regeneración, se ampara en un subterfugio legal del Parlamento Europeo cuando
sabe que es inaceptable el beneficio de que se está sirviendo política y
moralmente hablando.
Otro es el caso de don Pedro
Morenés, que no ha tenido empacho en compatibilizar sus intereses personales,
como empresario armamentístico, con ser Ministro de Defensa. Más claro aún es el
caso de don José M. Soria, a quien se pilló evadiendo sus obligaciones fiscales
mediante operaciones de “ingeniería”, que no son otra cosa que delitos en toda
regla, mientras mentía hasta a su Presidente.
Mención aparte merece el señor
Arias Cañete, el cual procuró a su esposa una amnistía fiscal mientras él
formaba parte del Gobierno de España que decidió dicha amnistía. Doña Ana Mato
tuvo que dimitir, después de feroz resistencia, por varios casos de corrupción
que ya están prescritos, pero lo que se sabe a estas alturas es que tanto ella
como el que fuera su esposo participaron con denuedo en el caso Gürtel “a
título lucrativo”.
Don Rodrigo Rato está en la
cárcel por apropiarse de dinero ajeno aprovechando que gestionaba una entidad
bancaria, además de los muchos casos judiciales que le esperan. El señor Aznar,
quizá en condiciones políticas distintas a las que vivimos, estaría acusado
ante un tribunal internacional por crímenes de guerra, pero en un tono menor,
ahora se va sabiendo que pudiera verse implicado en la trama Gürtel (una o
varias de sus ramificaciones) que asola a su partido y a España.
Don M punto Rajoy nunca ha reconocido haber percibido dinero ilícito,
pero las pruebas han sido publicadas y los tribunales las han dado por más que
suficientes. El muy pillo, sabiendo que el delito está prescrito, se ha ido de
rositas… por ahora. En el mismo orden de cosas ha dado amparo a la mayor trama
de corrupción que haya conocido España en las décadas de régimen democrático
que vivimos, en competición muy reñida con su predecesor Aznar.
¿Qué decir de la señora Cospedal,
que está implicada en un caso de espionaje y posible ocultación de pruebas para
entorpecer la labor de la Justicia? Ha sido siempre partidaria de acoger en su
regazo a los suyos sin miramientos, como se vio con el caso de la señora
Cifuentes y otros que sería prolijo resumir, sobre todo tras sus explicaciones
públicas en una bochornosa comparecencia donde habló de “diferido”, pagos”, “Bárcenas”
y otras lindezas.
Don Íñigo de la Serna no ha
tenido empacho en aceptar ser contratado por una poderosa empresa tecnológica
sin haber transcurrido el plazo legal para poder hacerlo, cuando habiendo sido
Ministro de Fomento son evidentes los intereses en colisión. Don Luis de
Guindos tiene como principal guinda haber contribuido, aunque en pequeña
porción, al hundimiento del banco Lehman Hermanos, pues fue miembro de su
Consejo asesor… ¿Qué decir de don Jaume Matas? Se hace con un palacete a base
de corromperse hasta el tuétano, colabora con el conocido Urdangarin para que
este delinca al por mayor y se encuentra incurso en varios procesos judiciales
por corrupción, su afición favorita.
Así podríamos seguir con los
señores Zaplana, Acebes, Trillo (a este último no parece pesarle en la
conciencia el accidente del Yak-42 que se llevó a más de setenta personas a la
tumba). Hizo que se procediese a la entrega de los restos a los familiares sin
tener la certeza fehaciente de que efectivamente lo eran. Como publicó un medio
de comunicación, se trata del caso más vergonzoso de insultos y maltratos a
fallecidos y familiares de los mismos.
Hay también casos de ineptitud,
como los de doña Dolors Montserrat, que al frente del Ministerio de Sanidad
hizo la peor gestión que imaginarse pueda, lo que mereció su reprobación por el
Congreso de los Diputados. El otro caso digno de mención es el de doña Fátima
Báñez, que solía recurrir a la virgen del rocío para dar solución a los
problemas de su competencia…
Y estos son los que ahora piden
explicaciones y exigen dimisiones a los incautos ministros del señor Sánchez.
Bien les vendría a estos saber con quién se la juegan porque tienen enfrente a
lo peor del país.
L. de Guereñu Polán.
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