viernes, 9 de noviembre de 2018

Necesidad de la banca pública en España


¿Puede alguien argumentar a favor de que se privatice el Banco Mare Nostrum, resultado del rescate por parte del Estado de varias Cajas de Ahorro? ¿Puede alguien argumentar a favor de que se privatice Bankia, que ha sido nacionalizada por el Estado? Si estos bancos pasasen de nuevo a manos privadas, España no contaría con banca pública, como sí ocurre en países como Estados Unidos, Alemania, Holanda, Francia e Italia, por citar solo algunos ejemplos.
¿Qué dicen los partidos políticos españoles sobre la necesidad o no de una banca pública donde, sin perjuicio de ellos, se admitiese capital privado minoritariamente? Porque de existir una banca pública, esta, que debiera tener una función social además de operar en el mercado, no llevaría a cabo prácticas abusivas sobre los clientes, impositores, ahorradores, etc., a no ser que el gobierno de turno se lo permitiese, pero toda banca pública ha de servir para condicionar las políticas mercantiles del resto del sistema financiero, la banca privada.
Incluso el Banco Mundial ha recomendado la existencia de bancos públicos en un informe que lleva por título “Repensando el papel del Estado en las finanzas”. En primer lugar, los bancos públicos son los que han seguido dando créditos en los momentos de crisis, la más reciente entre ellas.
En Suiza existen más de veinte bancos que dependen de cada uno de los cantones, su capital es público aunque también se ha admitido capital privado en minoría. Estos bancos financian proyectos económicos, de creación de empleo, empresariales, dan créditos a autónomos, a emprendedores, y no actúan con la avaricia de la banca privada, que tiene otros objetivos en el plano internacional.
En Alemania también hay bancos públicos que aportan el crédito necesario a las pequeñas empresas, que no podrían soportar las condiciones leoninas de la banca privada, dedicada, como la gran banca de todo el mundo, a operaciones financieras a escala planetaria, a la especulación en bolsa, a vender productos tóxicos y a intentar evadir el control de los organismos reguladores de los estados.
En Francia están la Caisse des Dépôts y la Banque Postale, como también hay un banco postal en Italia, que ha realizado inversiones muy beneficiosas ene l sur de Italia, la zona con más necesidades de ayuda financiera. También existe en Italia la Caja de Depósitos y Préstamos, que ya en su denominación indica que no se dedica a lo que sí las grandes operaciones bancarias privadas, es decir, la banca pública italiana hace lo que hicieron los primeros bancos en su historia: admitir depósitos y conceder créditos.
En Holanda hay un banco público, por lo menos (Banco Nedeerlanse Gemeenten) que cuenta con accionistas privados, personales o corporativos, así como con la mitad del capital propiedad del Estado.
Es muy ilustrativo el papel que cumple en Dakota del Norte el banco público creado por las autoridades, que ha permitido financiera muchos proyectos, colocando a este estado entre los más prósperos de Estados Unidos, con excepción del nordeste y de California.
¿Quienes han de gestionar la banca pública? Competentes expertos que, además, demuestren día a día una honestidad misionera, sujetos a controles rigurosos por el Banco de España y rindiendo cuentas al Parlamento cuando este lo exija, no enchufados porque no se ha encontrado para ellos otra prebenda, no ambiciosos que consideran el dinero destinado al bien público como si fuese propio.
Los que no quieren una banca pública son los banqueros privados, que tampoco desean un regulador como el Banco de España (el cual no ha cumplido su labor casi nunca), que no quieren ni oír hablar de la Comisión para la Competencia, y que incluso han protestado por la Orden ECC/2502/2012, de 16 de noviembre que establece el Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones dentro del Banco de España.
L. de Guereñu Polán.

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