lunes, 3 de diciembre de 2018

El lento declinar del socialismo andaluz


Parece claro que doña Susana Díaz, electoralmente, no aporta nada al Partido Socialista; en otros aspectos sí: su gestión como Presidenta . Así se puso de manifiesto en las elecciones de 2015 y ahora se confirma en las de 2018, con los peores resultados del socialismo andaluz durante el actual régimen. Puede que potenciales electores socialistas se hayan sentido decepcionados por las andanzas conspiradoras de doña Susana de hace dos años, en vez de ocuparse de los asuntos andaluces. Aquellos episodios vergonzosos debieron pasar factura en la primera ocasión que se presentó, sin perjuicio de los casos de corrupción del socialismo andaluz, de tal gravedad que solo les superan los muchos y sistémicos del Partido Popular. La prepotente doña Susana debe pensar más y gesticular menos.

Otro aspecto de las elecciones del 2 de diciembre es la entrada de un partido de extrema derecha en el Parlamento andaluz. Esos electores estaban en el PP agazapados, además de en la juventud que no ha votado hasta ahora (obviamente una parte). La presunción de que en España no había extrema derecha ya no se sostiene, sobre todo porque el PP, con su corrupción, ha permitido que aparezca fuera de sus filas.

La pérdida de votos y de escaños de los dos partidos más importantes de Andalucía se explica por la desafección de sus electorados respectivos, además de por la baja participación electoral: entre todos los partidos no han conseguido movilizar sino al 58% de los electores.  Ahora tiene el PP la oportunidad de ser fiel a su máxima de que gobierne la candidatura más votada, pero pedirle coherencia a dicho partido es como pedirle peras al olmo.

Hay un aspecto que al socialismo andaluz no le pasará desapercibido, y es que en siete de las ocho provincias, el PSOE ha sido el más votado, lo que habla de una implantación que es parte importante de su capital político y factor fundamental para recuperar el poder en las próximas elecciones. El desprecio de doña Susana a Izquierda Unida (me remonto al año 2015), prefiriendo gobernar con Ciudadanos, no habrá gustado, igualmente, a parte de su electorado. El señor Vara, en Extremadura, sabe algo de esto.  

Dejo el análisis más pormenorizado a otros sobre lo que los andaluces han pretendido decir con sus votos, pero sí hay una fórmula, que se le habrá ocurrido a varios, para impedir el acceso del PP y Vox al poder: ofrecer por parte del PSOE la Presidencia de la Junta a Ciudadanos y solicitar la Presidencia del Parlamento para sí, pero para eso se necesitaría el concurso de Podemos (o como se llame). Lo veo difícil en este verso libre. ¿Permitiría Podemos que se formase un gobierno presidido por el PP? ¿Preferirá Ciudadanos apoyarse en Vox y el PP para gobernar, antes que hacerlo en el PSOE? Además, a este partido tendrá que tenerlo en cuenta cuando le falle alguno de esos supuestos socios de la derecha y la extrema… Es el momento de la altura de miras y de la responsabilidad, no de mirarse el ombligo.

En otro orden de cosas, si las campañas electorales van a seguir siendo lo que en las últimas convocatorias, podría prescindirse de ellas: risitas, despropósitos, ataques vacuos, chistes malos… pero ni una sola idea para un electorado que quizá esté ávido de ellas en momentos de tribulación.

L. de Guereñu Polán.

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