martes, 29 de enero de 2019

NO LO ENTIENDEN.

En su lógica neoliberal, el Sr. Casado y su adjunto el olímpico escupidor de huesos de oliva, no entienden, - en realidad les importa un pimiento-, que la liberación salvaje de la economía y el mercantilismo sin barreras produce retroceso social y daños irreversibles para los asalariados…La globalización imperante cabalga aupada en reducir a mínimos la presión fiscal a las grandes corporaciones y abaratar a máximos los costes salariales. Y como complemento, penalizar al consumidor elevando las tasas generales sobre los productos.
La variante de racionalizar los beneficios empresariales de las grandes empresas en aras de una redistribución más justa y social, ni esta ni se le espera. Y lamentablemente en este escenario se echan en falta los contrapesos a esta visión de la economía que tanto atrae a los cuatro jinetes del apocalipsis español: PP, Cs., Vox y Aznar. Un modelo de economía que no se conforma ya con merodear a través de intermediarios sino que se posiciona como protagonista. Los grandes poderes económicos y financieros se muestran herederos de los señores medievales de horca y cuchillo, haciendo su voluntad. Dinamitando cualquier asomo de humanismo en la sociedad y pervirtiendo los valores democráticos de la misma.
Estos días asistimos, con indiferencia, cuando no con desconocimiento a un desastre ecológico descomunal con grave pérdida de vidas humanas en el estado brasileño de Minas Gerais. La empresa culpable del desastre, “Vale”, también es copropietaria de la represa que se rompió en la localidad de Mariana en el mismo estado. En esa ocasión (hace unos tres años), provocó el mayor desastre ambiental de la historia de Brasil, con numerosos muertos y cientos de kilómetros de ríos contaminados. La impunidad es absoluta. El actual presidente del país, adalid de la extrema-derecha y de la desregulación salvaje, es una garantía para que esas situaciones de destrucción medioambiental y destrozo del hábitat para enriquecimiento de unos pocos. Nadie plantea que este daño, amén de local, afecta gravemente a los ecosistemas que nos son comunes. Mientras, la culpabilidad de gobiernos corruptos y la codicia enfermiza de los agentes económicos, es exonerada.
Se ofrece como sumun de modernidad el modelo neo liberal de desarrollo, basado en un consumismo irracional, en ocasiones compulsivo. Amparado en una publicidad machacona. La globalización impone necesidades más en consonancia con los intereses de los grupos económicos, que con los de la ciudadanía. Algo dirigido a quienes tienen capacidad de consumir, en tanto que más de un tercio de la población queda marginada por situación de penuria.
La falacia de tal propuesta, en algunas bocas convertida en dogma de fe, es el cáncer de las ideologías políticas. Afincados en ella, los cuatro jinetes del apocalipsis español, heraldos de la doctrina del “crepúsculo de las ideologías” de Gonzalo de la Mora, pretenden hacernos ver que los intereses privados, son de interés general y que los intereses generales, deben ser gestionados por grupos privados. Disfrazando la avaricia y el lucro desenfrenado como eficacia y mejora de la gestión, calificando con absoluta desvergüenza como crear riqueza, al acumulo desaforado de beneficios de una minoría.
La voracidad ultra liberal consagra la iniciativa privada como redención frente a lo público que es objeto de sus insultos. Se injuria como pesada y nociva burocracia al sector público y parásitos a quienes lo administran al servicio de la ciudadanía. Pero la realidad muestra a diario como lo privatizado o la desregulado es una mina de oro para una pandilla de saqueadores del patrimonio común y una voladura sistemática de los cimientos de la solidaridad y del estado de bienestar.
Lo que comienza como un atropello económico, una praxis extractiva, una propuesta para despojar de derechos sociales y económicos a la ciudadanía, termina en convertirse en una quiebra de carácter democrático. La cultura y la ideología se ven gravemente afectadas y la información se convierte en mecanismo al servicio de los poderosos, el conservadurismo más reaccionario, y para más inri, -viejo conocido de España-, avanza cómodo para enseñorearse de los resortes del poder…En lo que para su protagonistas, es volver “a casa”…
No lo entienden…O quizás quienes no lo entiende, -trágicamente-, son los llamados a cerrarles el paso.

*Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.


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