jueves, 7 de febrero de 2019

El enemigo en casa


No está demostrado que el Partido Socialista haya sido castigado electoralmente en Andalucía por la política de diálogo con los independentistas catalanes, diálogo que llevaron a cabo todos los gobiernos de España, y sí está comprobado que el declive electoral del socialismo andaluz es una realidad.

Al actual Presidente del Gobierno no se le perdona, por parte de determinados dirigentes del PSOE, que haya resultado victorioso en dos elecciones primarias contra la voluntad de la vieja guardia. No se le perdona que haya accedido a la Presidencia del Gobierno con el apoyo de diputados independentistas que, como millones de Españoles, querían librarse del lastre que significó el señor Rajoy, encubridor de delincuentes y cobrador de dinero negro.

Y con estas premisas deambula el Partido Socialista pretendiendo, algunos, reeditar el escándalo mayúsculo del 1 de octubre de 2016. Esto sí que resta votos al Partido Socialista, la división interna, las discusiones descarnadas ante la opinión pública por un quítame allá esas pajas. Porque ya se me dirá la importancia que tiene el que exista o no un “relator”, un testigo en la mesa de partidos de Cataluña que, a propuesta del PSC, se ha formado para intentar acercar posturas que superen el grave problema político en Cataluña y, por ende, en España. Lo que ocurre es que se aprovecha cualquier disculpa para armar el follón correspondiente que erosione al Presidente del Gobierno, como si de una oposición más se tratase.

Ahí tenemos al Presidente del Castilla-La Mancha, que de abominar de sus socios de gobierno, ahora se apoya en ellos para seguir siendo Presidente de dicha Comunidad Autónoma. No hay manera de que se calle prudentemente en beneficio de los intereses electorales del PSOE y de la política de izquierdas emprendida en junio pasado. Otro tanto el Presidente de Aragón, que ha demostrado hasta la saciedad sus malos modos aprovechando cualquier micrófono que se le acerca. Y el que fuera muchos años Vicepresidente del Gobierno, y cuyos servicios al PSOE son impagables, tiene un jacobinismo mal entendido, a pesar de su formación machadiana, y salta a la primera de cambio -¿qué tiene que ver la presentación de un libro para atacar a tu propio Gobierno?- como si no quisiera que nos olvidemos de que existe. Si alguien hiciese esto en su época de mandamás sería fulminado de inmediato.

No veo que pretenden los dirigentes del PSOE que saltan a la primera de cambio cuando el Gobierno se debate en fórmulas legales y legítimas para salvar el problema político de Cataluña (de España) lo más dignamente posible. Si las elecciones generales, cuando estas se produzcan, no son favorables al PSOE y gobierna la derecha, piensen los díscolos de ahora si tendrán alguna responsabilidad en ello. El señor Guerra no dijo ni pío cuando los crímenes del GAL, y eso sí que era motivo para dimitir, pedir perdón, hacer una catarsis entre los altos cargos públicos nombrados por el Gobierno del que él formaba parte.

L. de Guereñu Polán.

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