D.
Pedro Sánchez, desde el triunfo de la moción de censura presentada
en el Congreso de los Diputados, obligando por primera vez en
democracia a dimitir a un presidente por la condena por corrupción
de su partido, -el Partido Popular-, ha sorteado más tormentas que
un bergantín doblando el Cabo de Hornos. Su educación en la acción
presidencial se ha forjado en una política en la que la tempestad
no da tregua.
Previamente
ya la había forjado en la vida orgánica, sorteando minas de todo
tipo diseminadas por gentes que hicieron buena la valoración
peyorativa del ex - canciller alemán, Konrad Adenauer, “hay tres
tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los
compañeros de partido”
En
sus meses de presidencia soportó días grises, tormentas y
tempestades. Deslealtades notorias, de quienes incapaces de aceptar
el paso de su tiempo, intentan imponer recetas de tiempos pasados a
problemas en un mundo en permanente aceleración. Ha soportado
descalificaciones de tal zafiedad y tan soeces como nunca en
democracia se habían conocido u oído. La mentira se hizo oficio en
bocas inmundas orquestadas como heraldos serviles de los sectores más
reaccionarios. En condiciones normales muchas personas tras ello
tendrían el corazón como escarcha seca. Las espinas de la Moncloa
hubieran desgarrado irremisiblemente su alma. Pese a ello su sonrisa
se mantiene imperturbable ante tanto quebranto. Y con una paciencia
que para muchos resulta insoportable, insiste en la necesidad del
dialogo. Del entendimiento frente al enfrentamiento.
Algo
que asume conociendo el riesgo inevitable que en este país significa
hablar de dialogo. Algo que hubo de purgar el presidente Rodríguez
Zapatero en una senda tan procelosa, como la que hubo de recorrer
para alcanzar el final del terrorismo frente a la permanente insidia
y traición de quienes en el creían tener un filón inagotable.
Dicen
que solo los que aspiran a marcar la diferencia, son los que tienen
la gallardía de buscar soluciones en medio de la mayor tempestad.
Quizás la voluntad que inspira al actual presidente en su camino sea
compartir la cita del escritor libanés Khalil Gibran, “por
muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre
las nubes”.
El
último fin de semana, la derecha que pierde a chorros su legitimidad
democrática doblegándose al discurso incendiario de la extrema
derecha con la que puja en dislates, y los que queriendo ser centro,
se descentran con las amistades peligrosas, quisieron con el apoyo
incondicional de Vox, montar una acto de afirmación nacional de los
que también se le daban al difunto dictador, aunque a este por la
comodidad del balcón de Palacio prefiriese la Plaza de Oriente… El
reto a duras penas alcanzó el aprobado, algo que será muy difícil
de justificar ante los suyos para el Sr. Casado, que cuando hicieron
actos similares multiplicaban por 10 o por veinte la asistencia.
En
paralelo el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, que si de
algo se pueden acusar es de su carácter social y redistributivo,
están prácticamente en fase agónica. En pocos meses el gobierno
socialista acometió temas complejos, soportó reveses, ofreció
respuestas, tendió puentes, cumplió compromisos y desde luego deja
la insatisfacción de no poder abordar en apenas 240 días, temas que
llevan atascados más de una década.
Como
lógica respuesta a una situación con cariz de bloqueo insuperable,
surgen rumores muy solventes de convocatoria electoral para el mes de
abril. Barajándose una fecha que tiene un fuerte carga simbólica,
14 de abril, u otro, el 28 de abril
En
pocas horas se sabrá si se confirma lo adelantado como hipótesis
por la Agencia EFE. Es de suponer que suceda tras la sesión
parlamentaria próxima donde se sometan a debate los PGE.
De
lo que no cabe duda es que por una vez se desvirtuará el refrán,…y
tras la tormenta, NO vendrá la calma… Y es de temer que ni las
nubes tras derramar la ferocidad de sus entrañas quedaran blancas y
limpias y tampoco el odio abandonará sus estanques.
*Antonio
Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia
No hay comentarios:
Publicar un comentario