martes, 12 de febrero de 2019

El socialismo "liberal" y otras frases


La casualidad ha querido que el veterano socialista Vargas-Machuca haya publicado en un medio de comunicación nacional, un artículo sobre el futuro del Partido Socialista Obrero Español, al mismo tiempo que los socialdemócratas alemanes e israelíes se planteen un giro a la izquierda ante las crecientes demandas de sectores nutridos de la sociedad, que no han visto en el socialismo solución suficiente a sus necesidades.

En primer lugar es poco científico el término “socialismo liberal”, utilizado por el autor y por otros mucho antes que él, para referirse al socialismo de inspiración no marxista. El socialismo, se dijo por los dirigentes del PSOE desde los años setenta del pasado siglo, no necesita adjetivos (ni marxista ni liberal), es muy distinto al comunismo existente desde 1917 en Rusia y luego en el este de Europa tras la segunda guerra mundial. Pero es también muy distinto al pretendido socialismo de Giuseppe Saragat o a las “terceras vías” ensayadas sin ningún éxito por personajes como Tony Blair. Ejemplos de socialismo "liberal" son los del señor Renzi y Valls... ¡que éxito!

Si como dice el señor Vargas-Machuca los socialistas de la época de Felipe González no se reconocen en el socialismo español actual, dígaseme donde están las diferencias, como no sean la adaptación organizativa a nuevos tiempos, con más protagonismo y participación de la militancia en la toma de decisiones, con la asunción de nuevos retos como el feminismo, el ecologismo y los problemas derivados de la globalización, lo que en época de González no estaba en la agenda de manera suficiente.

Quien escribe esto militó en el Partido Socialista de la época a la que el señor Vargas-Machuca reconoce como genuina, pero lo cierto es que aquella organización, que rindió buenos servicios a la sociedad española, distaba mucho de ser verdaderamente democrática: no hay más que recordar cómo ganaba los congresos el señor Guerra. No tenía un norte tan preciso y estudiado el Partido Socialista de entonces, y para ello baste el “OTAN de entrada no” que engañó a tantos, así como giros copernicanos que nuestros dirigentes llevaron a cabo sin miramientos, y así la respuesta de la UGT pocos años después.

La “paz civil, justicia social” que el citado autor reconoce desde finales de los años cuarenta, gracias al “pacto social” entre socialistas y socialcristianos (él dice con la derecha, lo que no es cierto) estuvo entreverado de malos tratos, malísimos, a los millones de migrantes europeos del sur hacia el norte, centro y oeste, así como la maldita geopolítica que obligó al socialismo alemán a dar un trato discriminatorio a los socialistas “no liberales”.

¿Dónde está el “extremismo” del que habla el señor Vargas en el socialismo actural? Extremista podríamos considerar al señor Guerra, que pasaba por ser la izquierda de aquel PSOE, donde el vicepresidente decía estar “de oyente” en el Gobierno al compararse con los Solchaga y compañía… Otro asunto que me resulta chocante es sacar a Norberto Bobbio cada vez que se trata de reivindicar un “socialismo liberal”. El pensador fue un ejemplo de contradicciones donde los haya, evolucionando desde el fascismo hasta el socialismo en un periplo con más gestualidad que sustancia.

Estoy de acuerdo, sin embargo, en que los ocupantes de los partidos están, hoy, “a lo suyo”, buscando el éxito clientelar que tuvo su origen en la época del señor González, y ello sencillamente porque es un vicio universal, que solo a nivel personal se puede corregir, porque el dirigente que combate al clientelismo propio tiene los días contados como tal. No es justo el señor Vargas cuando reparte culpas a unos y a otros en aquel septiembre-octubre de 2016. Había un Secretario elegido por la militancia, había unas ambiciones desmedidas, había una vieja guardia que se consideraba desplazada y se organizó un golpe palaciego que no es de recibo en ningún tipo de socialismo (en el “liberal” tampoco).

Como las responsabilidades están descentralizadas en el Partido Socialista, cabe sí decir, que hay federaciones donde el complejo identitario y la falta de proyecto son evidentes: pongo los ejemplos señeros de Cataluña y Galicia. En el primer caso la existencia de nacionalistas dentro del PSC han dejado a este maltrecho (por fortuna parecen haberse ido). En el segundo es evidente la falta de liderazgo –porque no hay proyecto definido- al comprobar cómo se suceden los dirigentes con más rapidez que se reproducen los conejos. Algunos incluso han tenido que dejarlo por razones no precisamente ejemplares.

Eso de la “retórica izquierdista” me hace gracia: ¿qué retórica es la que corresponde a un partido socialista? Otra cosa es que fuese retórica tan solo. Tan errático puede considerarse al Partido Socialista hoy como en la época del señor González (y he puesto varios ejemplos), además de que entonces había un guía, la socialdemocracia alemana, que hoy no existe, precisamente porque desde el señor Schröder, dicha socialdemocracia no ha tenido “retórica izquierdista”, terminando con el citado al servicio de una empresa pública rusa cuyo mandamás es el señor Putin: el acabose…

En mi opinión falta ideología en el Partido Socialista (en todo el socialismo mundial), pero con esto no estoy reclamando la vorágine de discusiones teóricas tan propia de otros tiempos. En mi opinión –como en la del señor Vargas- la situación en España, hoy, es más difícil que en la época del señor González: la lucha contra ETA era compartida, la lucha contra el golpismo era compartida, y ahora hay que hilar muy fino para dirigir una política de estado que no se confunda ni con el independentismo insolidario ni con la derecha montaraz. Reconozcamos esto.

L. de Guereñu Polán.

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