Alegoría de los vicios |
Aunque hay países donde
un partido se ha caracterizado por la corrupción como norma de conducta, se
trata más bien de dictaduras militares o de familias que se suceden dinásticamente, pero en el caso de España, donde desde el año 1978 se puede hablar de democracia –con todos sus defectos- el Partido
Popular rompe todos los récords.
El personal del Partido
Popular (antes Alianza Popular) se ha caracterizado por estar, en un principio,
comprometido con la dictadura del general Franco, y para ello no tenemos más
que recordar a su fundador, Manuel Fraga, que ha tenido dos continuadores notables
(José María Aznar y Mariano Rajoy, los dos incursos en graves casos de
ilegalidades, prescritas o no). Se trata, junto con otros muchos dirigentes de
mayor o menor talla, de personas sin escrúpulos, como son los casos de Alfonso
Rus, Camps, Oliva, Costa, Fabra, Blasco, Barberá, Rosado, Castedo y otros en
Valencia. De la misma forma podemos citar los casos de Granados, Cifuentes,
Lapuerta, Acebes, Sanchís, Bárcenas, Crespo, Rato, Aguirre, López Viejo,
Sepúlveda, Mato, González, etc. En Baleares destaca el caso de J. Matas, con el
agravante, como en algunos casos de los citados anteriormente de
enriquecimiento personal. En Canarias destaca el caso Soria. En Galicia el caso
Baltar y en Melilla el de Imbroda.
Desde la época del
señor Naseiro, encargado de los dineros del Partido Popular, el cúmulo de
delincuentes, imputados, condenados, sospechosos o incursos en alguna
irregularidad ha sido incesante. A veces con el agravante de haber dirigido una
Comunidad Autónoma, como es el caso de Ignacio González y las señoras Cifuentes
y Aguirre, Camps, y Sánchez en Murcia. También ha habido presidentes de Diputación como los
señores Rus y Fabra, a quienes el señor Rajoy jaleaba como amigos a pesar de
estar advertido de sus tropelías y delitos.
El propio señor Aznar
hizo una buena selección de delincuentes y afines para invitarles a la boda de
su querida hija, viéndose en el ágape personajes tan preclaros como Fraga,
Correa y el apodado “Bigotes”, entre otros. Los ha habido alcaldes y delegados
del Gobierno, como dos casos de Murcia; ministros, tesoreros, diputados,
empresarios, banqueros, gerentes, directores generales, asesores,
subsecretarios, apretados todos ellos en el “ideal” del todo vale con tal de
favorecer al Partido Popular o de enriquecerse personalmente.
Suenan así a los oídos
de los españoles los casos del ático de Estepona, Bárcenas, Túnel de Sóller,
Taula, Púnica (que salpica a cargos de la Comunidad de Madrid y de Murcia, así
como a otros de nivel nacional), Palma Arena, Nóos, Gürtel (con ramificaciones
en casi toda España, pero especialmente en Madrid, Valencia y Andalucía), etc.
Y al calor de estos y otros casos, lo más granado del PP, cometió delitos,
incurrió en irregularidades o han sido objeto de sospechas otros, para financiarse
ilegalmente, cobrar sobresueldos, evasión y fraude fiscal, administración
fraudulenta de bancos públicos, comisión de delitos monetarios, operaciones de “ingeniería”
financiera para defraudar a la Hacienda pública, blanqueo de capitales, alzamiento
de bienes y el caso más miserable, por negar la evidencia, de un máster no
estudiado por el actual Presidente del PP, como bien ha decidido un Tribunal de
Justicia, pues el tal dirigente “recibió trato de favor”.
Estas son las
consecuencias de que a un partido acceda todo aquel que pueda aportar lo que
sea, bueno o mano, venga de donde venga, del hampa o de la Universidad, lo
importante es que aporte dinero, influencias, que sepa mentir, que sepa
delinquir bien, que sea fiel a los principios de un partido que nació del
franquismo y que tiene alcaldes y dirigentes en toda España que aún veneran al
dictador manteniendo grandes fotografías y banderas aconstitucionales en sus
despachos.
El Partido Popular no
es un partido como los demás conservadores de Europa; es un partido que no
tiene ideología definida, por lo que en él caben liberales de boquilla,
conservadores de toda la vida, personal de extrema derecha que ahora se
encuentra dividida y demócrata-cristianos que no han sabido o querido formar un
partido de esta familia como existió en Italia, existe en Alemania y representa
lo más decente de la derecha europea.
Gentes acostumbradas al
mando, a vulnerar la ley, a buscar la influencia, a conjugar el conocimiento de
la Administración con la destreza para burlar al Estado, en la ciudad y en el
campo, con la boina y la toga, no importa, ese personal es el que ha llevado al
Partido Popular al mismo sitio de donde venía, a pesar de la buena voluntad de
algunos –no me cabe duda- ese mismo sitio de donde venía era el franquismo
sociológico y político revestido con la frase retórica de acomodarse a la
Constitución.
L. de Guereñu Polán.
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