jueves, 10 de octubre de 2019

El partido de la corrupción

Alegoría de los vicios

Aunque hay países donde un partido se ha caracterizado por la corrupción como norma de conducta, se trata más bien de dictaduras militares o de familias que se suceden dinásticamente, pero en el caso de España, donde desde el año 1978 se puede hablar de democracia –con todos sus defectos- el Partido Popular rompe todos los récords.

El personal del Partido Popular (antes Alianza Popular) se ha caracterizado por estar, en un principio, comprometido con la dictadura del general Franco, y para ello no tenemos más que recordar a su fundador, Manuel Fraga, que ha tenido dos continuadores notables (José María Aznar y Mariano Rajoy, los dos incursos en graves casos de ilegalidades, prescritas o no). Se trata, junto con otros muchos dirigentes de mayor o menor talla, de personas sin escrúpulos, como son los casos de Alfonso Rus, Camps, Oliva, Costa, Fabra, Blasco, Barberá, Rosado, Castedo y otros en Valencia. De la misma forma podemos citar los casos de Granados, Cifuentes, Lapuerta, Acebes, Sanchís, Bárcenas, Crespo, Rato, Aguirre, López Viejo, Sepúlveda, Mato, González, etc. En Baleares destaca el caso de J. Matas, con el agravante, como en algunos casos de los citados anteriormente de enriquecimiento personal. En Canarias destaca el caso Soria. En Galicia el caso Baltar y en Melilla el de Imbroda.

Desde la época del señor Naseiro, encargado de los dineros del Partido Popular, el cúmulo de delincuentes, imputados, condenados, sospechosos o incursos en alguna irregularidad ha sido incesante. A veces con el agravante de haber dirigido una Comunidad Autónoma, como es el caso de Ignacio González y las señoras Cifuentes y Aguirre, Camps, y Sánchez en Murcia. También ha habido presidentes de Diputación como los señores Rus y Fabra, a quienes el señor Rajoy jaleaba como amigos a pesar de estar advertido de sus tropelías y delitos.

El propio señor Aznar hizo una buena selección de delincuentes y afines para invitarles a la boda de su querida hija, viéndose en el ágape personajes tan preclaros como Fraga, Correa y el apodado “Bigotes”, entre otros. Los ha habido alcaldes y delegados del Gobierno, como dos casos de Murcia; ministros, tesoreros, diputados, empresarios, banqueros, gerentes, directores generales, asesores, subsecretarios, apretados todos ellos en el “ideal” del todo vale con tal de favorecer al Partido Popular o de enriquecerse personalmente.

Suenan así a los oídos de los españoles los casos del ático de Estepona, Bárcenas, Túnel de Sóller, Taula, Púnica (que salpica a cargos de la Comunidad de Madrid y de Murcia, así como a otros de nivel nacional), Palma Arena, Nóos, Gürtel (con ramificaciones en casi toda España, pero especialmente en Madrid, Valencia y Andalucía), etc. Y al calor de estos y otros casos, lo más granado del PP, cometió delitos, incurrió en irregularidades o han sido objeto de sospechas otros, para financiarse ilegalmente, cobrar sobresueldos, evasión y fraude fiscal, administración fraudulenta de bancos públicos, comisión de delitos monetarios, operaciones de “ingeniería” financiera para defraudar a la Hacienda pública, blanqueo de capitales, alzamiento de bienes y el caso más miserable, por negar la evidencia, de un máster no estudiado por el actual Presidente del PP, como bien ha decidido un Tribunal de Justicia, pues el tal dirigente “recibió trato de favor”.

Estas son las consecuencias de que a un partido acceda todo aquel que pueda aportar lo que sea, bueno o mano, venga de donde venga, del hampa o de la Universidad, lo importante es que aporte dinero, influencias, que sepa mentir, que sepa delinquir bien, que sea fiel a los principios de un partido que nació del franquismo y que tiene alcaldes y dirigentes en toda España que aún veneran al dictador manteniendo grandes fotografías y banderas aconstitucionales en sus despachos.

El Partido Popular no es un partido como los demás conservadores de Europa; es un partido que no tiene ideología definida, por lo que en él caben liberales de boquilla, conservadores de toda la vida, personal de extrema derecha que ahora se encuentra dividida y demócrata-cristianos que no han sabido o querido formar un partido de esta familia como existió en Italia, existe en Alemania y representa lo más decente de la derecha europea.

Gentes acostumbradas al mando, a vulnerar la ley, a buscar la influencia, a conjugar el conocimiento de la Administración con la destreza para burlar al Estado, en la ciudad y en el campo, con la boina y la toga, no importa, ese personal es el que ha llevado al Partido Popular al mismo sitio de donde venía, a pesar de la buena voluntad de algunos –no me cabe duda- ese mismo sitio de donde venía era el franquismo sociológico y político revestido con la frase retórica de acomodarse a la Constitución.

L. de Guereñu Polán. 

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