miércoles, 15 de abril de 2020

LAS DERECHAS Y EL CORONAVIRUS


Una de las manifestaciones más preocupantes de los déficits que aún esconde la democracia española se está haciendo evidente en estos días con motivo de la grave crisis sanitaria, en la que se juntan una gran pandemia, provocada por un virus de origen desconocido (coronavirus), con una recesión económica derivada de una crisis de oferta.

Un déficit de cultura política democrática que, por caso, se plasma en los comportamientos político, mediático y social de las derechas españolas. Unas derechas que, en todo momento y lugar, incluso en situaciones de enorme gravedad, como sucede en la actualidad de emergencia sanitaria, actúan como si el poder político le perteneciese tanto por “mandato divino” como por “herencia familiar”. Y si, como sucede actualmente, son las izquierdas quienes gobiernan por mor del apoyo popular, consideran que se trata de una situación anómala, un despropósito, algo ilegítimo que debe ser inmediatamente corregido, da igual la forma, ya que lesiona la (su) democracia y ponen en peligro la (su) unidad de España.

Cuando uno escucha algunas declaraciones de los más relevantes líderes de las derechas le parece estar escuchando, por ejemplo, a Gil Robles, u a otros líderes de las derechas españolas agrupadas en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), cuando en los años treinta del siglo pasado, con sus discursos de exaltación del nacionalismo español y de crítica feroz al gobierno de la época, buscaban asaltar el poder sin pasar por las urnas, aunque para eso fuese necesario utilizar la violencia. Lo mismo sucede cuando se analiza el comportamiento de gobiernos autonómicos regentados por el Partido Popular como, por caso, sucede con la Comunidad de Madrid, que parecen más interesados en debilitar al gobierno español de izquierdas (PSOE/ UP) que en atajar y resolver el gravísimo problema sanitario que está provocando el coronavirus y que se ve incrementado por la incompetencia de sus gobernantes. No debemos olvidar que Madrid va a la cabeza en las estadísticas del coronavirus, para desgracia de los/las madrileños/as. Eso sí, con todas las precauciones debidas dada la volatilidad de los datos en estas fechas (en la segunda semana de abril, Madrid suma el 28% de los afectados y el 39% de fallecidos por la pandemia).

¿Qué decir del nivel informativo de los medios que apoyan a las derechas (tales como el ABC, El Mundo, La Razón, OK diario, Libertad Digital, COPE, Tele 5...), mayoritarias en España, en relación con el coronavirus? Una información que no parece ser quien de asumir que esta crisis sanitaria no va de bandos, ya que muestran estar más interesados en desgastar el gobierno español, para lo cual no tienen reparo en abusar de las mentiras y las noticias falsas que tergiversan permanentemente la realidad, con una profusión e insistencia que resulta realmente vergonzoso. No hay más que consultar las portadas y editoriales, algunas de las cuales parecen escritas por el mismísimo Giron de Velasco, destacado exministro franquista, famoso por sus manifiestos en el diario Arriba atacando la Ley de Reforma Política de A. Suarez; o visualizar sus programas informativos y de debate; o escuchar sus tertulias, para confirmar lo que señalamos. ¿Es mucho pedir que en esta difícil coyuntura para todos no ayuden a crear un entorno de miedo, de alarma, de crispación y de odio, sino que eviten la paranoia y fomenten un entorno de tranquilidad, civismo y solidaridad?

No menos criticable resulta el comportamiento de muchas de las derechas económicas, quienes buscan aprovechar la coyuntura tanto para sacar los mayores dividendos, véase como ejemplo el comportamiento del IBEX 35 en la Bolsa, como para reducir costes con ajustes brutales de las plantillas, sin precedentes en Europa: 370.000 ERTES que afectan a 260.000 asalariados y 300.000 autónomos, a alturas de la segunda semana de abril -en Galicia, más del 25% de los trabajadores asalariados están afectados por un ERTE-. ¿Qué decir, por caso, de la especulación en el mercado de mascarillas y otros productos de protección contra el contagio? ¿O de las empresas que declaran un ERTE pero obligan a sus empleados a seguir trabajando? ¿De aquellas corporaciones que quieren obligar a sus trabajadores/as a coger las vacaciones en el tiempo del confinamiento? Segundo recogen los medios más fiables, empiezan a darse situaciones que, por los abusos que se comenten con los/las trabajadores/as, parece que demasiados empresarios españoles tengan morriña de esa Inglaterra del siglo XIX que tan bien describieron Dickens y Engels.

Desde un pensamiento genuinamente democrático parecería razonable esperar que, en una coyuntura de emergencia sanitaria como la actual, en la que están en peligro la vida y la salud de millones de personas, los partidos que están en la oposición, junto con sus altavoces y entornos sociales, apoyasen los esfuerzos del gobierno para amortiguar los efectos de la pandemia. Un comportamiento que, con toda seguridad, facilitaría una mejor y rápida solución. Unos esfuerzos que no tienen por qué impedir la crítica y la oposición política constructivas siempre que no pongan en peligro la salud y la vida de los ciudadanos. Los políticos de Portugal vuelven a dar un ejemplo de civismo y cultura democrática cuando el líder de la oposición le ofrece a su gobierno toda la colaboración posible ya que “su suerte es nuestra suerte”.

Una vez más Portugal “tan cerca y tan lejos”. No, no hay duda de que una parte muy relevante de las derechas españolas aun no aprobó la disciplina de la democracia.

Manoel Barbeitos
Economista

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