Esa película, “Lo
que el viento se llevó”, que hoy con ridículo e histérico
revisionismo se pretende poner en cuarentena, cuando lo que debiera
ser puesto en cuarentena es, no el ayer y en este caso la
filmografía, sino la malevolencia permanente del hoy, sigue
dejándonos en su dialogo frases interesantes e incluso útiles.
Ante unos resultados
contundentes como los habidos en dos territorios históricos, para
los insatisfechos solo cabe con bríos renovados y corrigiendo
errores, afrontar el futuro porque…después de todo, mañana será
otro día…
Al Sr. Feijoo solo
cabe felicitarlo. En estos tiempos difíciles para acopiar votos tras
unas siglas, vio claro la utilidad de sumarlos tras su persona
reduciendo las siglas a un mínimo exponente Y supo trasladar a sus
votantes el ánimo de una frase conocida, atribuida por unos a
Teresa de Ávila, pero que más parece corresponder a lo escrito en
un texto de ejercicios espirituales por Ignacio de Loyola “en
tiempo de desolación no hacer mudanza”. Se alza el político
orensano con su cuarta legislatura con mayoría absoluta para
chirriar de dientes de la calle Génova donde el todavía presidente
popular Casado, pierde pie en unos comicios por enésima vez tras sus
“cayetanos disparates” en Euskadi, mientras el líder popular
gallego le da otra dolorosa lección tras ignorar olímpicamente sus
actitudes y pretensiones.
Ana Pontón, cuyo
liderazgo y proyección se acrecienta en cada cita electoral, se hace
fuerte en una personalidad muy interesante, sólida y con gran
empatía. Se muestra como una política de raza y prometedor
recorrido, con los pies firmemente puestos en la tierra que pisa y
con la que tiene una muy especial capacidad de conexión. El
nacionalismo gallego tiene hoy en el BNG su expresión genuina y se
encarama con gran autoridad como segunda fuerza del país, abriendo
ante sí un territorio muy propicio.
Gonzalo Caballero
necesita tirar de una de sus grandes virtudes, la capacidad de
resistencia. Un político joven y de máxima honestidad y compromiso,
algo que tanta demanda la política actual, con bastante
circunstancias en contra no acertó quizás agobiado por la urgencia,
a conseguir trasladar a la ciudadanía su apuesta decidida por lo
público, sus ansias de cambio hacia un futuro de progreso en una
Galicia ilusionada, capaz de despertar de su letargo indolente y en
cierta medida teñido de fatalismo. Tiene el líder socialista dos
grandes retos ante si…seguir cosiendo pacientemente el tejido de su
formación política y encajar esta en piel de Galicia como
herramienta no ya indispensable, que lo es, sino percibida claramente
como útil.
Los que de forma
espectacular recibieron un portazo ciudadano a su intento de acceder
a la sede parlamentaria de la Rúa do Hórreo quizás deban meditar
si la fragmentación interminable, las alianzas coyunturales
difícilmente creíbles, la idoneidad de determinada presencias
personales, la utilidad de una marca potente diluida en otras de
dudosa suma y muchas otras circunstancias que habrán de analizar
detenidamente, no son un peligroso aviso para su futuro.
Hay en estos
procesos electorales celebrados ayer, dos datos que no son
irrelevantes. Uno el crecimiento constante del Bildu. Una formación
que por sus antecedentes se hace muy incómoda como interlocutor,
pero que no es sino el producto de la instancia reiterada a lo largo
de décadas al mundo violento a encauzarse en el debate político y
democrático. Una vez hecho esto, parece contradictorio –máxime
cuando tras sus siglas hay una nada despreciable masa ciudadana-
exacerbar determinadas actitudes ante ella.
Del otro dato es la
presencia de la extrema derecha en la Cámara Vasca. Más allá de su
irrelevancia en la misma, es una noticia lamentable que conviene
tener presente.
En fin pasadas estas
elecciones tan atípicas, donde amen de enmascarase el voto, se
enmascaró el rostro por mor de una pandemia que por méritos propios
y frívola irresponsabilidad de una parte de la población se resiste
a abandonarnos…”después de todo mañana será otro día”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario