martes, 14 de julio de 2020

“DESPUÉS DE TODO, MAÑANA SERÁ OTRO DÍA"… Antonio Campos Romay*


Esa película, “Lo que el viento se llevó”, que hoy con ridículo e histérico revisionismo se pretende poner en cuarentena, cuando lo que debiera ser puesto en cuarentena es, no el ayer y en este caso la filmografía, sino la malevolencia permanente del hoy, sigue dejándonos en su dialogo frases interesantes e incluso útiles.
Ante unos resultados contundentes como los habidos en dos territorios históricos, para los insatisfechos solo cabe con bríos renovados y corrigiendo errores, afrontar el futuro porque…después de todo, mañana será otro día…
Al Sr. Feijoo solo cabe felicitarlo. En estos tiempos difíciles para acopiar votos tras unas siglas, vio claro la utilidad de sumarlos tras su persona reduciendo las siglas a un mínimo exponente Y supo trasladar a sus votantes el ánimo de una frase conocida, atribuida por unos a Teresa de Ávila, pero que más parece corresponder a lo escrito en un texto de ejercicios espirituales por Ignacio de Loyola “en tiempo de desolación no hacer mudanza”. Se alza el político orensano con su cuarta legislatura con mayoría absoluta para chirriar de dientes de la calle Génova donde el todavía presidente popular Casado, pierde pie en unos comicios por enésima vez tras sus “cayetanos disparates” en Euskadi, mientras el líder popular gallego le da otra dolorosa lección tras ignorar olímpicamente sus actitudes y pretensiones.
Ana Pontón, cuyo liderazgo y proyección se acrecienta en cada cita electoral, se hace fuerte en una personalidad muy interesante, sólida y con gran empatía. Se muestra como una política de raza y prometedor recorrido, con los pies firmemente puestos en la tierra que pisa y con la que tiene una muy especial capacidad de conexión. El nacionalismo gallego tiene hoy en el BNG su expresión genuina y se encarama con gran autoridad como segunda fuerza del país, abriendo ante sí un territorio muy propicio.
Gonzalo Caballero necesita tirar de una de sus grandes virtudes, la capacidad de resistencia. Un político joven y de máxima honestidad y compromiso, algo que tanta demanda la política actual, con bastante circunstancias en contra no acertó quizás agobiado por la urgencia, a conseguir trasladar a la ciudadanía su apuesta decidida por lo público, sus ansias de cambio hacia un futuro de progreso en una Galicia ilusionada, capaz de despertar de su letargo indolente y en cierta medida teñido de fatalismo. Tiene el líder socialista dos grandes retos ante si…seguir cosiendo pacientemente el tejido de su formación política y encajar esta en piel de Galicia como herramienta no ya indispensable, que lo es, sino percibida claramente como útil.
Los que de forma espectacular recibieron un portazo ciudadano a su intento de acceder a la sede parlamentaria de la Rúa do Hórreo quizás deban meditar si la fragmentación interminable, las alianzas coyunturales difícilmente creíbles, la idoneidad de determinada presencias personales, la utilidad de una marca potente diluida en otras de dudosa suma y muchas otras circunstancias que habrán de analizar detenidamente, no son un peligroso aviso para su futuro.
Hay en estos procesos electorales celebrados ayer, dos datos que no son irrelevantes. Uno el crecimiento constante del Bildu. Una formación que por sus antecedentes se hace muy incómoda como interlocutor, pero que no es sino el producto de la instancia reiterada a lo largo de décadas al mundo violento a encauzarse en el debate político y democrático. Una vez hecho esto, parece contradictorio –máxime cuando tras sus siglas hay una nada despreciable masa ciudadana- exacerbar determinadas actitudes ante ella.
Del otro dato es la presencia de la extrema derecha en la Cámara Vasca. Más allá de su irrelevancia en la misma, es una noticia lamentable que conviene tener presente.
En fin pasadas estas elecciones tan atípicas, donde amen de enmascarase el voto, se enmascaró el rostro por mor de una pandemia que por méritos propios y frívola irresponsabilidad de una parte de la población se resiste a abandonarnos…”después de todo mañana será otro día”…


*Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia



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