El señor Trump es lo
que Vox en España, un enemigo de la democracia, del medio ambiente, de la
sostenibilidad, de la justicia social, de la pluralidad del mundo, de la
diplomacia de la paz, etc.
Que el señor Trump mantenga
o no los millones de seguidores que le han dado su voto es muy importante. Cabe
pensar que una vez no esté en el poder, muchos se lo piensen y encuentren otros
refugios. En todo caso hay un buen número de Iglesias evangélicas en Estados
Unidos, que tienen más de flolklore que otra cosa, que están en la base de los
apoyos del señor Trump, como las sociedades creadas para la supremacía de la
raza blanca, que están en el origen del Partido Republicano, los herederos del
Ku Klux Klan y otras asociaciones de índole parecida.
Éste partido, en realidad,
no ha trascendido, en algunas de sus facciones, de los ideales que tuvo que
aparcar por algún tiempo cuando los sureños y esclavistas perdieron la guerra
de los años sesenta del siglo XIX. Es un verdadero peligro para la democracia;
si esta palideciese en Estados Unidos, y sabemos que no es una democracia
ejemplar, éste fenómeno podría hacerse sentir en otros países (no olvidemos los
casos actuales de Rusia, Polonia y Hungría, pero no son los únicos).
En otro orden de cosas,
se oye y se lee, sin reflexión alguna que medie, que Estados Unidos es la democracia
más antigua. Nada más lejos de la realidad. De buscar un ejemplo bien
imperfecto habría que hablar de la antigua Atenas y otras ciudades griegas. En
el caso de Estados Unidos existió la esclavitud institucionalizada hasta la
segunda mitad del siglo XIX (como en otros países), continuando luego de hecho;
hasta la segunda mitad del siglo XX (ateayer) no se aprobaron leyes de derechos
civiles que amparaban a las minorías, entre ellas los negros, que no podían
ocupar un asiento de autobús destinado a los blancos, ni colegios para los
blancos, ni centros sanitarios para los blancos…
En Estados Unidos el
Presidente no se elige de forma directa, sino indirecta, cuando en todos los
regímenes presidencialistas –siempre hablando de democracias- la elección es
directa. Ser candidato a Presidente, a Senador o a la Cámara de Representantes
implica ser millonario, pues no de otra manera se pueden financiar las campañas
electorales.
Los electores son
borrados del censo si no acuden a votar durante un cierto número de años, así
como deben solicitar ser incluidos en el censo para tener derecho al voto… ¿Qué
democracia es esta? ¿Qué democracia es donde los miembros del Tribunal Supremo
son nombrados por el Presidente, por el poder ejecutivo? ¿Dónde está aquí la
separación de poderes?
Sí tiene el sistema
estadounidense elementos propios de una democracia: las elecciones primarias y,
sobre todo, la fortaleza de unas instituciones que, por ejemplo, se han
dedicado a cumplir con su obligación mientras el señor Trump, todavía
Presidente, les ordenaba que dejasen de contar los votos, toda vez que presumía
no le eran favorables; ni caso.
L. de Guereñu Polán.
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