El caso de Teba
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Teba (Málaga) |
Teba es una pequeña población al norte de la
provincia de Málaga que, aún hoy, presenta una morfología apretada con
estrechas calles que se acuestan, junto con el caserío, sobre una pendiente
serrana. Contra lo que pudiese parecer, la nieve la cubre en el invierno con
relativa frecuencia, mientras que el calor es sofocante en verano. En esta
población se han dado tan importantes manifestaciones de la lucha obrera por la
mejora de sus condiciones, que podemos decir es un caso singular aunque
parecido a otros.
Con motivo de ciertos sucesos en Teba, durante el
año 1920, Largo Caballero, entonces máximo responsable de la UGT, estuvo allí, pero durante
la segunda mitad del siglo XIX ya contó el municipio con una tradición
reivindicativa e incluso revolucionaria de las más vivas de España.
Sabido es que la estructura de la propiedad agraria
en la mitad sur de España (grosso modo) ha sido latifundista, particularmente
Andalucía occidental, La Mancha
y Extremadura, lo que ha provocado una enorme abundancia de braceros que eran
contratados a tiempo parcial permaneciendo en paro estacional parte del año. El
atraso secular de España, sobre todo en las zonas rurales, fue el abono para el
surgimiento de una movilización obrera y campesina muy fuerte y activa, siendo
los sucesos del año citado solo un ejemplo aislado.
La tradición ugetista y socialista en Teba fue
relativamente temprana, pero se manifestó acusadamente durante los últimos años
del Régimen de la
Restauración, particularmente durante el llamado “trienio
bolchevique” (1918-1921), durante la dictadura primorriverista, durante la
II República y la guerra civil de 1936.
Particularmente fueron violentos los acontecimientos
de la mal llamada “revolución de 1934”,
que tuvieron en Asturias, Vizcaya y algunas localidades catalanas su máxima
expresión, pero también en Teba, con el asalto en esta localidad del cuartel de
la Guardia Civil
y la detención de unas cien personas. Es sabido que aquella “revolución” no fue
sino el resultado objetivo de las pésimas condiciones de vida de la población
obrera y campesina, acompañadas por el acceso al Gobierno de varios ministros
de la CEDA en
octubre de 1934, recurso del Presidente Lerroux para dar estabilidad a su
gobierno. Lo cierto es que el partido católico había ganado las elecciones y
tenía derecho al poder, pero esto no fue admitido por amplios sectores de la
izquierda tradicional y del movimiento obrero.
La guerra civil fue para la provincia de Málaga una
verdadera carnicería, pues la población civil, en general, se opuso al
levantamiento militar, y sin con ello contamos la tradición reivindicativa de
pueblos como Teba, fuertemente adoctrinados por el socialismo ugetista, se ha
calculado que durante la contienda se produjeron entre seis mil y siete mil
fusilamientos en la retaguardia una vez los militares sublevados se hicieron
dueños de la población.
Basta consultar el caso de Teba en el “Sistema de
Información Multiterritorial de Anadalucía” para obtener importantes datos
sobre las movilizaciones obreras y campesinas en Teba durante la primera mitad
del siglo XX, época de la que se dispone de mucha más información que sobre el
siglo XIX. Las “elites” y familias pudientes, verdaderas rectoras de la vida
malagueña (y en general andaluza) a finales de la segunda década del siglo XX,
vieron peligrar su hegemonía y decidieron crear somatenes o milicias armadas
para contribuir al esfuerzo de “orden” encargado a los Institutos armados en
España (1919).
El marqués de Sotomayor, encargado en el año citado de
organizar el somatén en la provincia de Málaga, se expresó diciendo que “aunque
viejo”, se encontraba con fuerzas para defender al rey y al orden constituido,
proponiéndose que el somatén de Málaga no tuviese, en cuanto a eficacia y
organización, nada que envidiar a los demás de España. Los sucesos de Teba,
entre otras poblaciones, explican (no diré que justifican) aquella preocupación
de marqueses, terratenientes y señoritos.
L. de Guereñu Polán.
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