"Mujeres", de Luis Seoane, 1946 |
Camagüey está casi en el centro de Cuba, donde la explotación de la caña
de azúcar ha dado a la provincia su riqueza principal, en medio de un
relieve llano y entre las costas norte y sur de la isla. En la ciudad se
comercializaban los productos agrarios, y junto con Oriente y las
Villas, conformó la más importante producción azucarera a donde fueron,
entre finales del siglo XIX y principios del XX, casi cuatro de cada
diez españoles que emigraban a América.
Ciertos estudios han demostrado (1) que, teniendo en cuenta la
procedencia de los "colonos" de la contrata de Goicouría (1845-1846) de
un total de 1.208 emigrantes, el 22,7% eran mujeres, pero si tenemos en
cuenta la procedencia de algunas regiones en particular, ese porcentaje
aumenta, en el caso de Valencia, a 35,7% y en el caso de montañeses
(Cantabria) a 28,9%. En cuanto a Galicia, el mismo estudio revela que,
entre 1915 y 1925, los porcentajes más altos de emigrantes estaban en
las edades de 15 a 24, seguiéndole de 25 a 29, aunque en este caso no se
hace distinción entre hombres y mujeres.
Aunque las mujeres tenían restringida la emigración por la Junta del
Reino de Galicia en las cuadrillas de segadores que iban a Castilla, en
varias ocasiones se saltaron tal prohibición. Las autoras a quienes sigo
indican que durante muchos años una tercera parte del éxodo rural a
Castilla correspondió a mujeres, tanto para la siega como para faenas
vinícolas. Por otra parte, la ausencia del esposo convirtió a algunas
mujeres en actoras ante los poderes públicos, antes de que la ley lo
estableciese.
En todo caso, entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX,
el porcentaje de mujeres emigrantes a América aumentó, mientras que el
de hombres disminuyó, lo que no quiere decir que disminuyese la cantidad
total de estos últimos. Si en en el período 1882-1889 el porcentaje de
emigrantes salidos por puertos gallegos que llegaron a Buenos aires se
distribuyó con algo más del 70% de varones y algo menos del 30% de
mujeres, en el período 1912-1926, el procentaje de los primeros bajaba
de 60 y el de las segundas subía de 40, y esta tendencia se manifestó a
lo largo de los años intermedios a los señalados.
La mayor parte de las mujeres emigrantes (salidas de puertos gallegos
hacia Buenos Aires) en el período 1882-1926 eran solteras (más del 60%),
mientras que las casadas nunca pasaron del 40%; porcentajes muy bajos
eran viudas, probablemente porque habían enviudado a edad avanzada o
porque por ellas mismas y con la ayuda de algún hijo no les fue
necesario emigrar. Es decir, la imagen estereotipada de que el hombre
emigró y la mujer se quedó en casa cuidando de la pequeña propiedad
familiar (agraria) para trabajarla, pierde peso a medida que nos
acercanos a finales del siglo XIX y nos adentramos en el XX.
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(1) "Mulleres e emigración na historia contemporánea de Galicia, 1880-1930", María Xoxé Rodríguez Galdo, María Pilar Freire Esparís y Ánxeles Prada Castro, 1998.
L. de Guereñu Polán.
L. de Guereñu Polán.
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