miércoles, 21 de marzo de 2018

MEMORIA HISTORICA FRENTE A LA FICCIÓN HISTORICA.



La Memoria Histórica es un mecanismo para visibilizar circunstancias habidas en el devenir colectivo, en una síntesis de investigación y activismo social rompiendo estereotipos y falacias, en orden a evitar el relato interesado que los sectores predominantes imponen al resto.
En el caso español, largos años de poder absoluto escribieron la historia a medida de una  ideología y unos intereses. Se fabricó una verdad arbitraria, glorificada, eludiendo lo infame, en un continuado lavado de cerebro desde púlpitos y escuelas. Alcanza un periodo muy violento. En el que se desató el odio de sectores que consideraban España peculio privado, contra todo lo que lo pusiese en cuestión. A partir ahí es impúdico establecer similitudes morales en actitudes y comisión de desmanes.   
Un régimen republicano establecía por primera vez en nuestra historia un marco creíble de libertad. Saboteado desde el primer día, iba lidiando con el pavoroso panorama social, caos económico y enorme atraso legado por la monarquía borbónica. Y siempre sometido al apremio de las demandas de quienes soportaron secularmente las injusticias sobre sus carnes.
Frente a él, un clero intolerante, bajo ningún concepto dispuesto a dejar de dictar la moral del país desde el pulpito y el confesionario. Terratenientes que preferían sus tierras en baldío antes que productivas y dando sustento a peones y braceros… Obscenos escupían a la cara de los trabajadores que pedían trabajo…“tenéis hambre…comed Republica”… ¡Como recuerda esta frase la de la diputada Andrea Fabra (P.P) cuando se cercenaban prestaciones a los parados!…“que se jodan”. Una industria poco competitiva, escasa de investigación y excelencia. Movimientos fascistas pujando al calor de sus homólogos germano-italianos. Un ejército con el prestigio maltrecho, hipertrofiado, que ve diluirse su preponderante papel en la vida pública.
El enfrentamiento fue provocado por los “hunos” contra los “otros”. Definidas las zonas combatientes tras el horror de los días iniciales, en ambas se producen sucesos infames. Pero es a partir de ahí, donde  se manifestará el abismo moral entre los contendientes y sus dirigentes.
La zona republicana asiste a explosiones descontroladas con violencia sangrienta. Los poderes públicos casi sin fuerzas de seguridad y tropas regulares se ven muchas veces superados al afrontar a la vez el embate del ejercito sublevado, mantener la legalidad institucional y  sofocar los estallidos de cólera de años de pisoteo de derechos y dignidad. A lo que se añade la ira que produce la traición a un proceso, y hacia quienes la protagonizan con intención de robar una vez más el futuro al país. El sufrimiento moral de los más destacados dirigentes republicanos es notorio Su humanismo y decencia fue duramente puesta a prueba. En más de una ocasión se producen actuaciones individuales para frenar la violencia, incluso a riesgo de su vida. Y en ningún momento abdican de retomar el control de un orden público que se había desbordado de forma trágica.
En la otra zona, la represión y la barbarie estaban perfectamente ordenadas y organizadas. El control del poder era férreo, y cada acto criminal obedecía al dictamen de los dirigentes militares. Suyas eran las decisiones sobre “paseos”,  saqueos,   asesinatos en masa, “campañas disuasorias”, etc. Se tomaban fríamente en despachos oficiales y con la anuencia de las más altas autoridades. Incluso donde la “autoridad” fascista-militar se estableció en los primeros días con escasa resistencia, su labor represora y criminal tuvo una violencia continuada y metódica. Mostrando su verdadero objetivo: laminar a perpetuidad con el terror, cualquier atisbo de la triada republicana, Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Es poco digno el énfasis desde ciertos sectores que afirman que tras la memoria histórica hay odio…Que la descalifican de forma soez afirmando “que es revolver en la mierda”, con grosera referencia a una historia cruel. Es habitual la falsedad de que  ambas partes sufrieron igual  y que no hay a que venir con historias…No… Jamás ambas partes sufrieron por igual. Ni en brutalidad ni en número. Ni durante la contienda ni tras la “victoria”… “Hunos” recibieron honores, méritos, canonjías e incluso  “beatificaciones”. Los demás siguen pudriéndose, unos en las cunetas y otros, vagando como fantasmas por países ajenos o en el  propio, donde se les negaba cualquier derecho.  Es penoso seguir oyendo, como invocan “los hunos” el haber ganado una guerra. O el uso de soberbia condescendencia como receta para la convivencia… Cuando no, reducir un drama aun no resuelto, a cosa del pasado…”Puestos a  hurgar en el pasado podría llegarse a la Inquisición”, dice algún detractor de la Memoria Histórica…. No… quizás es más simple. Hay muchos, que todavía se sienten parte de ese pasado, vinculados a él,  y no desean verse en ese espejo.
Pero, para actitud despreciable y sórdida, la del Presidente del Gobierno, M punto Rajoy jactándose ante un periodista…”dinero para la Memoria Histórica en presupuesto en mis años de mandato… CERO”… M punto Rajoy culmina su indecente mnesaje, dotando en “sus” presupuestos significativas subvenciones y ayudas a la Fundación Francisco Franco.  
Si la Memoria Histórica necesitase un solo argumento para justificarse, este se hallaría en la frase de Marco Tulio Cicerón hace unos cuantos siglos: «Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla"

Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.

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