La Memoria Histórica es un
mecanismo para visibilizar circunstancias habidas en el devenir colectivo, en
una síntesis de investigación y activismo social rompiendo estereotipos y
falacias, en orden a evitar el relato interesado que los sectores predominantes
imponen al resto.
En el caso español, largos años
de poder absoluto escribieron la historia a medida de una ideología y unos intereses. Se fabricó una
verdad arbitraria, glorificada, eludiendo lo infame, en un continuado lavado de
cerebro desde púlpitos y escuelas. Alcanza un periodo muy violento. En el que
se desató el odio de sectores que consideraban España peculio privado, contra
todo lo que lo pusiese en cuestión. A partir ahí es impúdico establecer similitudes
morales en actitudes y comisión de desmanes.
Un régimen republicano establecía
por primera vez en nuestra historia un marco creíble de libertad. Saboteado
desde el primer día, iba lidiando con el pavoroso panorama social, caos
económico y enorme atraso legado por la monarquía borbónica. Y siempre sometido
al apremio de las demandas de quienes soportaron secularmente las injusticias
sobre sus carnes.
Frente a él, un clero intolerante,
bajo ningún concepto dispuesto a dejar de dictar la moral del país desde el pulpito
y el confesionario. Terratenientes que preferían sus tierras en baldío antes
que productivas y dando sustento a peones y braceros… Obscenos escupían a la
cara de los trabajadores que pedían trabajo…“tenéis hambre…comed Republica”… ¡Como
recuerda esta frase la de la diputada Andrea Fabra (P.P) cuando se cercenaban
prestaciones a los parados!…“que se jodan”. Una industria poco competitiva,
escasa de investigación y excelencia. Movimientos fascistas pujando al calor de
sus homólogos germano-italianos. Un ejército con el prestigio maltrecho, hipertrofiado,
que ve diluirse su preponderante papel en la vida pública.
El enfrentamiento fue provocado
por los “hunos” contra los “otros”. Definidas las zonas combatientes tras el
horror de los días iniciales, en ambas se producen sucesos infames. Pero es a
partir de ahí, donde se manifestará el
abismo moral entre los contendientes y sus dirigentes.
La zona republicana asiste a explosiones
descontroladas con violencia sangrienta. Los poderes públicos casi sin fuerzas
de seguridad y tropas regulares se ven muchas veces superados al afrontar a la
vez el embate del ejercito sublevado, mantener la legalidad institucional y sofocar los estallidos de cólera de años de
pisoteo de derechos y dignidad. A lo que se añade la ira que produce la
traición a un proceso, y hacia quienes la protagonizan con intención de robar
una vez más el futuro al país. El sufrimiento moral de los más destacados dirigentes
republicanos es notorio Su humanismo y decencia fue duramente puesta a prueba. En
más de una ocasión se producen actuaciones individuales para frenar la
violencia, incluso a riesgo de su vida. Y en ningún momento abdican de retomar
el control de un orden público que se había desbordado de forma trágica.
En la otra zona, la represión y la
barbarie estaban perfectamente ordenadas y organizadas. El control del poder era
férreo, y cada acto criminal obedecía al dictamen de los dirigentes militares.
Suyas eran las decisiones sobre “paseos”,
saqueos, asesinatos en masa, “campañas disuasorias”,
etc. Se tomaban fríamente en despachos oficiales y con la anuencia de las más
altas autoridades. Incluso donde la “autoridad” fascista-militar se estableció en
los primeros días con escasa resistencia, su labor represora y criminal tuvo
una violencia continuada y metódica. Mostrando su verdadero objetivo: laminar a
perpetuidad con el terror, cualquier atisbo de la triada republicana, Libertad,
Igualdad, Fraternidad.
Es poco digno el énfasis desde
ciertos sectores que afirman que tras la memoria histórica hay odio…Que la
descalifican de forma soez afirmando “que es revolver en la mierda”, con grosera
referencia a una historia cruel. Es habitual la falsedad de que ambas partes sufrieron igual y que no hay a que venir con historias…No… Jamás
ambas partes sufrieron por igual. Ni en brutalidad ni en número. Ni durante la
contienda ni tras la “victoria”… “Hunos” recibieron honores, méritos, canonjías
e incluso “beatificaciones”. Los demás
siguen pudriéndose, unos en las cunetas y otros, vagando como fantasmas por
países ajenos o en el propio, donde se
les negaba cualquier derecho. Es penoso
seguir oyendo, como invocan “los hunos” el haber ganado una guerra. O el uso de
soberbia condescendencia como receta para la convivencia… Cuando no, reducir un
drama aun no resuelto, a cosa del pasado…”Puestos a hurgar en el pasado podría llegarse a la
Inquisición”, dice algún detractor de la Memoria Histórica…. No… quizás es más
simple. Hay muchos, que todavía se sienten parte de ese pasado, vinculados a
él, y no desean verse en ese espejo.
Pero, para actitud despreciable y
sórdida, la del Presidente del Gobierno, M punto Rajoy jactándose ante un
periodista…”dinero para la Memoria Histórica en presupuesto en mis años de
mandato… CERO”… M punto Rajoy culmina su indecente mnesaje,
dotando en “sus” presupuestos significativas subvenciones y ayudas a la
Fundación Francisco Franco.
Si la Memoria Histórica
necesitase un solo argumento para justificarse, este se hallaría en la frase de
Marco Tulio Cicerón hace unos cuantos siglos: «Los pueblos que olvidan su
historia están condenados a repetirla"
Antonio Campos Romay ha sido
diputado en el Parlamento de Galicia.
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