El dicho popular, según el Cervantes “Locución proverbial”: es la gota
que desborda el vaso, viene al pelo de explicar el porqué ha hecho inevitable
la Moción de Censura, hoy presente en todos los titulares.
Cuando una situación ha ido empeorando, llega un
punto en que estalla, aunque parezca que se debe a una causa insignificante. El
proceso de cómo la situación política española ha ido empeorando, mes a mes,
día a día, es perfectamente evidente e
identificables los temas en que se empeoraba, la identificación de la última gota
es más complicada. Podemos elegir la sentencia del caso Gürtel, la caída hace
unos días de la Presidenta de la C.A. de Madrid, la detención por diez delitos
del ex ministro y antes ex presidente valenciano Zaplana, algunos muy cercanos
en el tiempo, el mercadeo en el paso de los Presupuestos Generales del Estado
por el Congreso de los Diputados, haciendo posible lo según afirmaciones
rotundas era imposible la semana anterior, etc. ¡vamos¡ que en vez de gotas
tenemos un pantano completo.
Y según mi opinión, que el gobierno esté presidido
por una persona que ha mentido en todas y cada una de sus propuestas
programáticas, además de en sus declaraciones judiciales, que sus grupos
parlamentarios afines estén en dedicación plena de evitar los controles
democráticos básicos, en clarísima burla de la legitimidad y obligaciones de
las Cortes, o que el partido que les apoya, tenga que dedicar la buena parte de
sus esfuerzos a la defensa penal y
pública de muchos de sus más importantes responsables (incluidos miembros de
gobiernos, y ejecutivas que han estado
durante lustros al lado del mismo presidente) puede no ser el motivo más importante para realizar la
Moción de Censura. No, el motivo más importante es su intención de consolidar
sus “logros” tal y como repetidamente repiten todos y cada uno de sus
portavoces. Simultáneamente colectivos de importantes sectores sociales, mujeres,
pensionistas, jueces y fiscales, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado,
etc. se movilizan, incluso con huelgas, en contra de esos logros.
Para profundizar en el análisis hay que empezar
con los números. Para obtener los 176 votos necesarios para que prospere la
moción, hay facturas que no se pueden pagar, si se quiere que el que presenta la Moción, el
PSOE, tenga futuro a largo plazo en España y Europa. Ni lo que pida PDeCAT, ERC
y EH Bildu en las actuales circunstancias, ni lo que hoy quizá pida el PNV, a
la vista de lo que propone como reforma del Estatuto que tiene acordada con EH
Bildu. Sí echamos cuentas veremos que la
única solución lógica es retomar la fórmula de marzo de 2016 para la investidura
de Pedro Sánchez de un gobierno transversal o con apoyos transversales, con
objetivos muy concretos a corto plazo.
Para presentar la Moción, hacen falta al menos 35
diputados que no hubieran consumido sus posibilidades de firma, ya que por cada
periodo de sesiones solo se puede firmar una. Solo Podemos y el PSOE disponen
de un número suficiente de escaños. La experiencia de Podemos de junio del
pasado año hace aconsejable a ese grupo no vuelva a intentarlo. Así pues valoradas todas las
circunstancias resta como posibilidad la presentada por Pedro Sánchez,
Analicemos ahora la virtualidad de la Moción de
Censura. No es ni acceder al gobierno ni gobernar, con la excepción de si la
moción se concreta en el mismo proyecto transversal de la Investidura de 2016.,
tal y como comenté anteriormente.
Pero hay dos hechos que así se ponen en valor:
1 - Solo el PSOE está en condiciones de presentarla, lo que desvirtúa su ausencia en el tablero político, que están intentando vender la práctica totalidad de los medios de comunicación. Es decir sigue siendo la alternativa viable.
Y 2- Demostrar ante la opinión pública, que a pesar de todos los riesgos y esfuerzos que exige la apuesta, sacar al PP del gobierno hoy pasa por un acuerdo con presencia de Podemos y Ciudadanos pilotado por el PSOE.
Pero hay dos hechos que así se ponen en valor:
1 - Solo el PSOE está en condiciones de presentarla, lo que desvirtúa su ausencia en el tablero político, que están intentando vender la práctica totalidad de los medios de comunicación. Es decir sigue siendo la alternativa viable.
Y 2- Demostrar ante la opinión pública, que a pesar de todos los riesgos y esfuerzos que exige la apuesta, sacar al PP del gobierno hoy pasa por un acuerdo con presencia de Podemos y Ciudadanos pilotado por el PSOE.
Sigamos reflexionado sobre otro protagonista clave
de la situación política. A mí me parece que se infravalora el hecho de que Cs
tiene que pasar una reválida: Conseguir, sin una estructura consolidada,
candidatos mínimamente aceptables para más de 8.000 ayuntamientos y 13
autonomías. Hacer listas para el Congreso es fácil, para el Senado algo más
complicado encontrar tres candidatos con un mínimo de proyección social en la
provincia en que se presente (solo vale ganar o ser segundo en cada provincia). Para todo ello necesita tiempo,
solo con dinero no es suficiente, no le queda mucho tiempo, y sobre todo tiene
que estar en un situación que dé credibilidad a las encuestas que tan
favorables se presentan. Y su posicionamiento en la C.A. de Madrid no les está
ayudando, ni cara a los posibles votos procedentes de su izquierda, ni siquiera
entre los conservadores votantes del PP hartos de corrupción (en la derecha
también hay personas honradas). Yo creo que la Moción de Censura les ha pillado
con el paso cambiado.
Añadamos al análisis
un dato curioso: La reacción cuasi virulenta de los valores en bolsa de algunos
componentes del IBEX 35 puede ser un buen indicador de a quien le interesa que
Rajoy siga de presidente de gobierno.
Sumando todos los datos, a la reacción en cadena de todo el arsenal del gobierno y del PP, y aún cuando parezca anecdótico la decisión de Rajoy de no ir a la final de la "Champions" y también su llamamiento casi desesperado, a que sean los barones del PSOE quienes la paren, es un buen indicador de que hay fondo y posibilidades de remover el estanque del panorama político. Incluso de que quizá existan algunas posibilidades de que prospere.
Sobre lo que me surgen dudas es que una operación tan
delicada también exige para ponerla en primer plano y concretarla, una
dirección a la vez firme y hábil, y no encuentro entre los actuales líderes en
la oposición suficiente dosis de firmeza en las ideas y habilidad.Sumando todos los datos, a la reacción en cadena de todo el arsenal del gobierno y del PP, y aún cuando parezca anecdótico la decisión de Rajoy de no ir a la final de la "Champions" y también su llamamiento casi desesperado, a que sean los barones del PSOE quienes la paren, es un buen indicador de que hay fondo y posibilidades de remover el estanque del panorama político. Incluso de que quizá existan algunas posibilidades de que prospere.
Isidoro Gracia
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