martes, 4 de septiembre de 2018

La transición no fue lo que la derecha quiere

El fundador del PP, colaborador del general Franco

La derecha española ha venido diciendo, durante estas décadas, que la transición política a la democracia en España constituyó la reconciliación de los españoles tras la guerra civil y la dictadura franquista. Esta interpretación es interesada y falsea la realidad. Los españoles, después de tantos años, ya se habían ido reconciliando mejor o peor, pero la transición no significó olvidarnos de todo lo que se había hecho, los crímenes de la dictadura entre otras cosas, eso estuvo siempre presente y, más tarde o más temprano, saldría a la palestra para exigir un rendimiento de cuentas.

¿O es que la derecha española, que no ha condenado el franquismo, quiere que nos olvidemos de que Franco y los suyos fueron colaboradores de Adolfo Hitler y de Benito Mussolini? ¿O es que quiere la derecha española que nos olvidemos de que el franquismo colaboró con la dictadura salazarista? ¿Nos tenemos que olvidar de los millares de españoles que yacen en tumbas por encontrar? ¿Nos tenemos que olvidar de las torturas, de la falta de garantías jurídicas, de la negación de las más elementales libertades? ¿Si no nos olvidamos, no estamos reconciliados? ¿Hemos de olvidarnos de que España fue refugio de nazis confesos tras la segunda guerra mundial?

¿Hemos de olvidar que se mantuvo a la mujer española en una ignominiosa discriminación, dependiendo del padre o del esposo aún siendo mayor de edad? ¿O quieren los que se sienten herederos de los criminales de la dictadura (pues no la condenan) que nos olvidemos de cientos de personajes siniestros que la sirvieron con la mayor crueldad, como es el caso de Ulibarri y Comín Colomer, personajes bien estudiados, junto a los cuerpos represivos del franquismo, por el historiador González Quintana? Y ¿Cómo legislaba el “Caudillo”, fuente del derecho según las propias leyes que él decidió? Con decretos y leyes reservadas, que no se publicaban, con lo que no podían ser conocidas por los potenciales incumplidores… fácil manera de encarcelar a quien se antojase. Al menos, según Ángel Viñas, desde comienzos de la dictadura hasta 1957 existieron dichas leyes y decretos “reservados”, que ni los jueces conocían salvo cuando habían de dictar sentencia.

¿Y la legislación con efectos retroactivos, aberración jurídica que no daba garantía alguna a los españoles? ¿Tenemos que olvidarnos de esto y mucho más que sufrieron nuestros padres y nuestros abuelos, nosotros mismos en la juventud? ¿Qué tiene que ver la reconciliación, ya producida entre españoles, con tener presente lo terrible de nuestra historia, como tenemos presentes nuestros mitos y glorias?

La transición a la democracia española, desde 1975, quizá no esté completa hasta que la derecha no reconozca todo lo que ya se sabe, que es mucho, sobre la naturaleza fascista/católico/militar del régimen de Franco. Ya se ha escrito en este foro sobre lo bueno y lo malo de la transición española, que consistió en un pacto entre franquistas “arrepentidos” y la oposición democrática, en la legalización de los partidos políticos, en la aprobación de una Constitución, la impunidad para muchos criminales mediante la aprobación de una ley de amnistía, los pactos de la Moncloa para ordenar macroeconómicamente la economía, la descentralización del Estado y tantos otros esfuerzos, en medio del terrorismo etarra y otros, del terrorismo de la extrema derecha y la permanente amenaza de una parte del Ejército (1981).

Pero ¿qué tiene que ver esta transición con la reconciliación?: esta es otra cosa, se vino haciendo por fuerza a lo largo de décadas en las que las heridas abiertas en las familias fueron restañando, aunque la feroz represión franquista (cientos de militares, policías, funcionarios civiles, crueles personajes sin conciencia…) continuó hasta, por lo menos, 1977. No: la transición no consistió en reconciliación alguna, sino en una componenda más o menos interesada, por unos y por otros, porque no había otra salida: ninguno de los dos bandos iba a poder vencer al otro a no ser mediante otro baño de sangre.

Seguimos reconciliándonos porque siguen injusticias nacidas de aquel régimen filohitleriano, que tomó del nacionalsocialismo alemán tantos resabios. Seguimos reconciliándonos pero la transición no ha terminado, seguimos transitando y conviviendo con una derecha que, apegada al franquismo porque nació de él, no quiere reconocer la más negra historia de España.

L. de Guereñu Polán.


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