El Sr. Casado afirma, a quien lo quiere oír y, por si quedaban dudas lo expresa en un programa televisivo, que un golpe de Estado se produce sin elementos armados y sin necesidad de ejercer la fuerza. Pone como ejemplo al general Primo de Rivera y al general Pavía. Sr. Casado, entendiendo que se le escapen algunas cosas por su meteórico paso por la universidad, al hacer su carrera camino de la Carrera de San Jerónimo o en ese máster, donde lo que más grabado se le quedó fue el “viva el rey”, Juan Carlos I, por supuesto.
Sr. Casado, de estado y apellido, hay necesidad de divorciarse de su cinismo o su incultura. El Sr. Primo de Rivera tenía tras de sí las capitanías generales de este país, prestas a ponerse en armas para respaldarles. Solo el respaldo de esa fuerza armada asumió los poderes, con la bendición del mentecato Alfonso XIII, tan poco amante de la política parlamentaria como animoso en intromisiones chulescas en la estrafalaria guerra de Marruecos, que segaba por miles vidas de soldados españoles. Aquel fantoche Borbón se ahuecaba como un pavo real cuando el no menos fantoche Silvestre le decía: "Majestad celebrareis el día de Santiago o Vuestra onomástica (1 de agosto) tomando champán en Alhucemas…" Es famoso el telegrama del Borbón al general, animando a sobrepasar a su superior, el Alto Comisionado General Berenguer,”Ole tus cojones Silvestre”.
20.000 soldados españoles pagaron con su vida el borbónico “ole tus cojones Silvestre” en tan infame episodio de irresponsabilidad criminal, que se conoció como el Desastre de Annual.
El golpe de Estado de Primo de Rivera tenía por objeto evitar a toda costa que se expusiesen las responsabilidades de Annual en el Congreso, en lo que se designaba expediente Picasso, por el nombre del general instructor del mismo.
El golpe de Estado de Pavía fue una interrupción por una fuerza armada a su mando. Guardia civiles y soldados (algo de esto suena a otro acontecimiento en el siglo pasado) tomaron el Palacio del Congreso, acción en la que se produjeron varios disparos al aire en los pasillos y algunas de sus señorías saltando por las ventanas, cuando se estaba produciendo la votación de presidente del Poder Ejecutivo de la I República, tras la dimisión de D. Emilio Castelar. El general Pavía fijaría como jefe del ejecutivo con poderes dictatoriales al General Serrano.
Señor Casado, o miente usted con cinismo y desahogo, ofendiendo los conocimientos de la ciudadanía, o desconoce nuestra historia… o ambas cosas… Su “masterado” en golpismo, sin demerito de su enardecimiento con el tema, se muestra algo ramplón. En cualquiera de las circunstancias, es muy desalentador que un personaje como usted -que muestra alarmantes carencias-, lidere una formación indispensable para construir armónicamente el futuro del país.
Su falta de talla, no ya política, sino moral, la muestra cuando intenta falsear la realidad para engañar a la ciudadanía que atendió atónita a los medios de comunicación, diciendo que no llamó golpista al Presidente del Gobierno. O como, frívolamente, considera anecdótico desprestigiar Andalucía y a las y los andaluces, mientras hace suyas las boutades de miembros destacados de su formación, a los que jalea. Y, desde luego, es penoso su papel de correveidile acusica en las instancias europeas, o su compromiso a machamartillo de no actuar contra los grandes evasores fiscales y los que escurren su participación solidaria impositiva, mientras afirma que por encima de su cadáver se aprobaran 900 euros como salario mínimo. O sus desvaríos oníricos con un desfile por la Diagonal de un Milans del Bosch a lomos de un tanque, o por Vía Layetana a un Tejero al frente de un escuadrón de sables de la Guardia Civil.
Lamentablemente, está usted, Sr. Casado, muy lejos de ser un hombre de Estado. Y, dramáticamente, para Vd. y para la ciudadania que representa, en su inmensa mayoría gentes normales y decentes, y para la armonía de España, tampoco es un hombre de bien.
20.000 soldados españoles pagaron con su vida el borbónico “ole tus cojones Silvestre” en tan infame episodio de irresponsabilidad criminal, que se conoció como el Desastre de Annual.
El golpe de Estado de Primo de Rivera tenía por objeto evitar a toda costa que se expusiesen las responsabilidades de Annual en el Congreso, en lo que se designaba expediente Picasso, por el nombre del general instructor del mismo.
El golpe de Estado de Pavía fue una interrupción por una fuerza armada a su mando. Guardia civiles y soldados (algo de esto suena a otro acontecimiento en el siglo pasado) tomaron el Palacio del Congreso, acción en la que se produjeron varios disparos al aire en los pasillos y algunas de sus señorías saltando por las ventanas, cuando se estaba produciendo la votación de presidente del Poder Ejecutivo de la I República, tras la dimisión de D. Emilio Castelar. El general Pavía fijaría como jefe del ejecutivo con poderes dictatoriales al General Serrano.
Señor Casado, o miente usted con cinismo y desahogo, ofendiendo los conocimientos de la ciudadanía, o desconoce nuestra historia… o ambas cosas… Su “masterado” en golpismo, sin demerito de su enardecimiento con el tema, se muestra algo ramplón. En cualquiera de las circunstancias, es muy desalentador que un personaje como usted -que muestra alarmantes carencias-, lidere una formación indispensable para construir armónicamente el futuro del país.
Su falta de talla, no ya política, sino moral, la muestra cuando intenta falsear la realidad para engañar a la ciudadanía que atendió atónita a los medios de comunicación, diciendo que no llamó golpista al Presidente del Gobierno. O como, frívolamente, considera anecdótico desprestigiar Andalucía y a las y los andaluces, mientras hace suyas las boutades de miembros destacados de su formación, a los que jalea. Y, desde luego, es penoso su papel de correveidile acusica en las instancias europeas, o su compromiso a machamartillo de no actuar contra los grandes evasores fiscales y los que escurren su participación solidaria impositiva, mientras afirma que por encima de su cadáver se aprobaran 900 euros como salario mínimo. O sus desvaríos oníricos con un desfile por la Diagonal de un Milans del Bosch a lomos de un tanque, o por Vía Layetana a un Tejero al frente de un escuadrón de sables de la Guardia Civil.
Lamentablemente, está usted, Sr. Casado, muy lejos de ser un hombre de Estado. Y, dramáticamente, para Vd. y para la ciudadania que representa, en su inmensa mayoría gentes normales y decentes, y para la armonía de España, tampoco es un hombre de bien.
ANTONIO CAMPOS ROMAY
No hay comentarios:
Publicar un comentario