lunes, 19 de abril de 2021

Personajes

 


Ir a México para entrevistar a una persona constituye un esfuerzo económico que solo algunos pueden soportar, pero si la persona a entrevistar es el hijo de un torero y una actriz, fallecidos ambos, el esfuerzo no es solo económico. Es tal la sarta de estupideces que he podido escuchar –y eso que solo los retazos que seleccionan los canales de televisión- que cabría pensar si no vivo en el mismo planeta que el personaje aludido. Y se trata de la lucha contra la pandemia que nos atenaza y nos mata.

Además se dice que es drogadicto, por lo que su opinión tiene aún menos valor, ya que no responde a un estado normal del cerebro, sino a la anormalidad de los estupefacientes. He llegado a pensar que el aludido necesita publicidad y el periodista, que dice ser amigo suyo, se la ha brindado. Pues sobre esto, nada más.

Otro personaje –que algunos querrían “personaja”- es cierta presidenta de una céntrica comunidad autónoma española. Además de preconizar que los coches contaminen y hagan ruido en el centro de las ciudades, parece disponer de un porcentaje determinado de una empresa desde la que se han cometido ciertos delitos. Pero a la “personaja” no le importa, porque tiene el apoyo de uno que fue presidente del Gobierno, de otro que nunca lo será y de uno más al que pillaron a trompicones con los automóviles que se encontraban aparcados, ebrio de alcohol el hombre.

Ahora que el que hasta hace poco vicepresidente del Gobierno ya no lo es, puede que se “condene” a ocupar un modesto escaño en la Asamblea legislativa madrileña, y como tal destino no saciará su ego, probablemente dé con sus huesos en el final de su corta y teatral carrera política. En este caso lo de carrera cobra plena carta de naturaleza, pues corrió mucho y parece que tiende a estrellarse.

Hay otro presidente de comunidad autónoma, este de la periferia, que después de denunciar el abuso que el Gobierno –según él- hace de los estados de alarma, pide ahora que se prolonguen o bien se le faciliten instrumentos jurídicos para seguir limitando derechos fundamentales por mor de la pandemia. Bien está limitar derechos fundamentales si hay razones poderosas para ello, como las hay, pero lo del presidente periférico se parece mucho a lo de la presidenta del oso y el madroño. Tal para cual.

Dicen del presidente periférico que es buen gestor, pero dejó que una importante entidad de crédito pública, que hundía sus raíces en labores sociales muy interesantes, se privatizase por cuatro duros a favor de unos venezolanos avispados. Se le ha visto con frecuencia acompañado de sus amigos, los desvalijadores de cajas, en animada piña.

Uno que aparece como beneficiario de dinero negro dice no ser él, aunque los apellidos que lucen en el documento probatorio son los mismos que figuran en su carnet de identidad; en realidad no es extraño si se tiene en cuenta que dos que fueron presidentes del Gobierno dicen no ser J. M. Aznar y M. Rajoy, los mismos que figuran en los documentos incriminatorios.

Con este personal y con otros que han campado por sus respetos en las últimas décadas tenemos que lidiar. Son lo peor del mal ejemplo, pero ahí están, incólumes, pavoneándose como si no hubiesen roto un plato. En realidad han destrozado moralmente al país.

L. de Guereñu Polán.

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