jueves, 20 de octubre de 2022

ARGENTINA LA PITONISA GALLEGA - Luis Toxo


Allá por los años sesenta y en el Curro de Noia me contó un buen amigo, que de joven solía asistir a la presentación y puesta en escena de Argentina “la clarividente”.
Su pareja y presentador, pregonaba previo a la función de la pitonisa – para atraer al público –, la actuación increíble de una tortuga, que era capaz de dar un doble salto mortal, y advertía a continuación que, de no hacerlo, porque era caprichosa, lo daría el mismo, o ¡este niño!
Y señalaba a cualquier infante del grupo de curiosos que se había formado atraído por sus voces y comentarios. Aquellos pequeños, se asustaban y generalmente salían por pies entre las risas de los espectadores.
Después de conseguir el objetivo de concentrar clientes, advertía sobre Argentina:
—Se llama así, pero es gallega, y la conocéis por actuar con enorme éxito y resultados en esta localidad. ¡Argentina lo adivina todo!
Luego añadía: Ella les dirá: ¡si se casa el novio con la novia; el resultado de una herencia; la solución de los conflictos con sus vecinos; la situación o enfermedad de sus parientes en América…!
—A lo que no les contestará jamás Argentina será a cualquier pregunta relacionada con la ¡política o con la moral!
El público presente entendía de sobra esta última observación como algo “prudente” en aquel entonces.
Luego, en un alarde demostrativo del potencial adivinatorio de Argentina, tapaba los ojos de esta con un paño negro, que previamente dejaba probar a varios presentes del público para que constataran la incapacidad de ver a través de el, y una vez puesto sobre su pareja, elegía a un espectador situado detrás de la misma, lo señalaba con el dedo y preguntaba a grandes voces:
—Argentina dime ¿es mujer u hombre a quien estoy señalando?
Argentina se concentraba unos segundos y contestaba, ¡es una mujer!
Luego le hacia dos preguntas más para ratificar sus poderes: ¿Dime el color de su pelo? Y dime también si ¿es joven o es mayor?
Argentina contestaba con seguridad pasmosa: ¡es una mujer joven, guapa y rubia!
Los espectadores caían rendidos y asombrados ante los aciertos que probaban el poder adivinatorio de Argentina.
Después de ello y de forma individual y discreta, algunos de los presentes consultaban - al oído del presentador cuestiones personales-, que este trasladaba a Argentina, quien a la par que cobraba unas pesetas, dictaba también al oído del cliente su pronostico y augurios, siempre positivos y consoladores: “su familiar de Uruguay se recuperará de esta enfermedad y les escribirá muy pronto; su hija se casará y tendrá familia; ganará el pleito contra ese vecino; la herencia es superior a lo que usted espera, o tendrá una buena cosecha este año…”
Mi amigo, espectador entusiasta de primera fila y después de algunas actuaciones, pudo entender fácilmente que si las preguntas y palabras cambiaban de orden cambiaba la respuesta.
De forma que si se le preguntaba a Argentina: ¿A quien señalo a “una mujer o a un hombre?”, no obtenía la misma contestación que si se preguntaba, ¿a quien señalo a “un hombre o una mujer?”, truco sencillo y eficaz y como todos los demás basados en palabras claves.
Hoy, añado yo, se practica por cierta política y políticos una mayor sofisticación del lenguaje, muy superior al de aquellas artimañas de Argentina y su pareja.
Hoy, grupos politicos y de presión nos diseñan el futuro que les convienen desde un presente en el que tratan de convencernos con imágenes y emociones, mas que con argumentos o razones.
Quien controla la comunicación tiene un gran poder y cuanto más se manipula el lenguaje y las palabras desde los diferentes medios y sus portavoces, mejor funciona el discurso y menos valor tienen los conceptos y los hechos.
No es lo mismo discursear de: violencia de género, que domestica; economía de mercado que capitalista; neoliberalismo que de libertad; un plan de pensiones que de una pensión publica; de la eutanasia que del homicidio, o de un servicio público que de uno privado.
Todos estos conceptos tienen sus palabras claves que son también “palabras electorales e ideológicas”.
Muchos de nosotros, con un antifaz invisible puesto, entendemos, como Argentina, lo que nos dicen que debemos entender.
Basta que se dé una situación de crisis inflacionaria; o que nos coloquen al oído adecuadamente un bulo, para conseguir que cualquier hecho real o logro social conseguido pase a un segundo plano, y así responder como quieren que lo hagamos.
Es la seducción contra la razón, el miedo, la ignorancia, y la ausencia de pensamiento critico, donde se encuentra el caladero de votos del que se aprovechan los populismos disgregadores tan del gusto de VOX, y los desmesurados enfrentamientos de una derecha promoviendo políticas menos igualitarias, con iniciativas privadas para beneficio privado, y un ansia patológica por llegar al poder para “salvar España” incluso conculcando la Constitución como sucede con la situación del Poder Judicial.
Argentina y su pareja apartaban de sus pronósticos la política y la moral de aquella época, porque ni la una ni la otra, servían para poder comer ni para vivir en libertad, ellos solo buscaban sobrevivir con trucos sencillos y finalmente, por unas pesetas, consolaban al personal que marchaba convencido de que las predicciones positivas y aquellas esperanzas despertadas por la adivina tenían gran valor, y resultaban ser un medicamento eficaz, mejor que las benzodiacepinas, contra la ansiedad, la angustia y las crisis.

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