martes, 6 de diciembre de 2022

¿DE VERDAD SE QUIERE CAMBIAR LA CONSTITUCIÓN?

Diciembre de 2022, 44 aniversario del referéndum en el que los españoles de entonces aprobaron y aceptaron, de forma muy mayoritaria, como propia la máxima norma que ha venido haciendo posible una convivencia en paz de esa generación, y todas las que han nacido, crecido y razonablemente prosperado en bienestar hasta hoy.

La práctica totalidad de los representantes de los partidos políticos, de otros poderes del Estado, y resto de entidades asistentes al acto de conmemoración que han declarado se han apresurado a decir que hace falta reformarla, modernizarla, actualizarla, etc., de forma mucho más intensa piden hacerlo muchos de los que no asisten. Según alguna consulta de medios de comunicación algo parecido pide un 60% de los ciudadanos preguntados.

Los más entusiastas defensores de que nada se toque coinciden con los partidos y colectivos que la están incumpliendo a diario, impidiendo la renovación del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, o con aquellos anti-sistemas a los que cualquier norma democrática les sobra.

Tema aparte son las reformas apuntadas o sugeridas, siempre sin entrar mucho en detalles, no tratan de temas menores, afectan a partes del texto que en 1978 se protegieron mediante procedimientos complejos, que exigen amplios acuerdos, muy amplios acuerdos, puntuales y generales.

Empecemos por analizar lo más fácil, comenzar a tramitar la iniciativa: exige el voto favorable de 174 senadores y 234 diputados al mismo texto. Texto que continuara siendo un “Proyecto de Reforma”. Después habrá que celebrar unas Elecciones Generales que darán unas nuevas Cámaras, estas tendrán que aprobar, con mayorías iguales a sus precedentes, el texto definitivo que se someterá a ratificación por los ciudadanos, mediante referéndum.

Analicemos con la actual relación de fuerzas parlamentarias posibles fórmulas viables. Teniendo en cuenta los 89 diputados y 104 senadores, de que dispone el PP, en cualquier fórmula un ingrediente obligado es esa fuerza política, sin ella no es posible ni siquiera iniciar el proceso de elaboración del Proyecto de Reforma. En el Senado la única suma posible para superar el corte es PP + PSOE. En el Congreso tendrían que sumar además al menos 25 votos adicionales, de los que solo puede disponer Unidos Podemos-IU, o un conglomerado de múltiples fuerzas (del anti-sistema VOX no puede esperarse apoyo). Juzgue el lector cuales son las posibilidades reales de arrancar cualquier otra cosa que sea diferente a una Comisión de estudio, para preparar papeles cara al futuro.

Olvidemos las reformas de los temas especialmente protegidos, ¿Se pueden mejorar cualquier aspecto mínimamente progresista con la actual relación de fuerzas parlamentarias?
No, por decisión de los votantes las fuerzas conservadoras tienen en su conjunto capacidad de veto e iniciativa en ambas cámaras. Incluso una sola de ellas el PP puede bloquear y vetar en Senado "sine die" cualquier iniciativa de reforma constitucional, que superara el Congreso.

¿Qué fuerzas serían necesarias para alcanzar las mayorías que permitirían llegar a plantear a los ciudadanos un texto hoy? Con la actual composición de las Cámaras, en el Senado solo es posible con la participación del PP y del PSOE, En el Congreso PP + VOX, pueden impedir cualquier propuesta, incluso con una simple abstención. Para que prospere una propuesta de iniciar el proceso también sería necesaria al menos la suma del PSOE+ PP+ otros 25 diputados. Conclusión, hoy hablar de reforma de la Constitución es atenerse al dicho: “el esfuerzo inútil conduce a la melancolía"

Continuemos analizando lo que sostienen los irreductibles “progres” más optimistas. Como si de verdad se quiere adaptar la Constitución habrá que contar con el PP sí o sí el nuevo texto solo será más progresista que el actual, si el PP está en franca minoría, en las dos elecciones necesarias. Sí, dos elecciones, además del referéndum, una primera en la que perdiera sustancialmente escaños (Y que no fueran a VOX), en especial en el senado para que fuera posible iniciar la elaboración del Proyecto, y en caso de reformas de las protegidas por el artículo 168, que las pérdidas se mantuvieran cuando se convoquen las elecciones para las Cámaras, que elaboraran el texto definitivo.

Por otra parte, cualquier político que pretenda que la nueva Constitución, tenga una vida y una aplicación aceptable a medio plazo, deberá llegar a la conclusión que eso solo será posible si es aceptada incluso por fuerzas antagónicas y a la baja, mediante el equilibrio y la ambivalencia.

Diciembre de 2022

Isidoro Gracia

1 comentario:

The Otakus dijo...

No é unha cuestión prioritaria formular ou promover unha reforma substancial da Constitución.Mais operativo e de transcendencia social, seria alcanzar unha maioria proguesista con amplia representación parlamentaria e da cidadania.Que permitira consolidadar e mellorar dereitos xa recoñecidos constitucionalmente.Correxir desigualdades e potenciar a igualdade oportunidades.