Ha pasado el tiempo suficiente para que cada fuerza política tome sus primeras decisiones y adopte posición, a la vista de lo que el electorado ha decidido. De mayor a menor, esto es lo que yo aprecio.
El Partido Popular no ha sabido ganar, sus primeras decisiones son exigencias que no respetan las instituciones. En el papel de quien juzga la condición de los demás en base a la propia (prefiero este eufemismo al refrán puro y duro), demandan el incumplimiento de los plazos de una transición razonable, exigen la paralización de decisiones, que además de ser estrictamente legales son convenientes para el correcto funcionamiento de la Xunta, hacia los administrados, y anuncian marchas atrás con un tono de represalia. Esto se hace cuando no existe ni presidente electo, esto es competencia exclusiva del Parlamento Gallego, digan lo que digan los medios de comunicación, y ni siquiera existen diputados a todos los efectos, hasta que no tomen posesión formal solo son “electos” (ellos si).
El PSdG-PSOE minusvalora el significado del resultado. Si las bases no lo remedian, la responsabilidad, de la perdida de una ocasión histórica, va a quedar circunscrita a la figura del Secretario General, olvidando que en el último Congreso solamente 30 delegados sobre 500 mostraron alguna discrepancia con el ambiente de loa y alabanza sin límite al líder, y , más importante, a las líneas estratégicas que el marcaba. Un partido que quiere ser El Referente de Galicia (con mayúscula) no puede conformarse con programas y propuestas que solo sustenta el 30 % del electorado. El próximo Congreso no puede caer en el error de limitarse a un cambio de Secretario General y en los puestos de otras pocas personas, tiene que entrar en el nuevo discurso capaz de aumentar el apoyo ciudadano.
El BNG si parece acertar en la valoración y en sus consecuencias, sin embargo flaco favor se está haciendo a sí mismo y a Galicia con la recuperación de discursos radicales y asamblearios. En todo caso al menos se dan la oportunidad de revisar su discurso y programa, además de las personas que lo pilotarán. Por cierto es mi opinión que el dimisionario portavoz sigue siendo una de sus mejores bazas cara al futuro.
De los minoritarios, llama la atención la falta de autocritica sobre el daño que hicieron a las fuerzas afines, sabiendo como sabían que el 5% era un listón demasiado alto para ellos.
Marzo de 2009
Isidoro Gracia
1 comentario:
Cada vez que ha gobernado el Partido Socialista en Galicia lo ha hecho en condiciones de debilidad. La primera -que ojalá no hubiese existido- mediante un procedimiento de transfuguismo del que los socialistas nunca debieron de aprovecharse. La mayoría estaba donde estaba y se demostró dos años más tarde: no se legitimó aquel gobierno porque ocupó el poder sin haber sido elegido y su gestión fue tan nula que no hizo cambiar a la opinión pública de parecer. Lástima. El liderazgo de los que participaron en aquella bochornosa operación se ha demostrado nulo. Han desaparecido de la escena política porque nunca supieron qué hacer en política. Recientemente se aprovechó que a la derecha le faltaba un escaño para formar coalicición con los nacionalistas, que se comportaron deslealmente. Creo que se debe aprender. El partido socialista debe dejarse de confiar en que el PP quede en minoría para aliarse con el Bloque y debe aspirar a gobernar por su cuenta -en mayoría, difícil; o en minoría, pero con el suficiente número de escaños que permita acuerdos parlamentarios, solo parlamentarios, con unos y otros-. Para esto es necesario que exista un partido, que creo no existe. Es necesario que exista liderazgo, que creo no existe; es necesario que se recupere a muchos decepcionados que valen mucho (no estoy hablando de mí, Dios me libre). Es necesario volver a los tiempos del trabajo en la calle y en el campo, es necesario buscar la complicidad de la UGT y de las CCOO, de las ONG y de las organizaciones cívicas, pero para esto hay que tener una política ilusionante, políticos serios y honrados, capaces, desprendidos... No como alguno que me viene a la memoria que se presentó en las listas del Partido Socialista para ser elegido alcalde en Vilagarcía; no salió elegido y dijo: "ahora sigo en el Parlamento Galego; todo lo que he prometido en la campaña electoral a los vilagarcianos se me ha olvidado". Esto no es serio y el electorado lo sabe. También sabe que cuando un alcalde -el de Vigo- gobierna en minoría, ha de ser más prudente y ser menos sectario. Hay un electorado del PP -en las elecciones locales las cosas funcionan así- que no tendrá inconveniente en votar a un alcalde socialista si esta gobierna con altura de miras, no con desprecio. Los cuadros medios del partidos socialista ¿existen? En fin, que la próxima vez que los socialista gobiernen Galicia que no pierdan las elecciones a la primera, y eso se consigue si hay una estructura detrás que, hoy por hoy, solo tiene en este país el PP.
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