El mejor destino de la Sociedad de Autores: desaparecer
Según
rezan sus propios estatutos la Sociedad de Autores y Editores es una
entidad privada. Como tal tiene derecho a existir; a lo que no tiene
derecho, creo yo, es a cobrar por silbar una canción o recitar un poema.
Ha llegado a tales abusos -no me refiero aquí a los económicos- que ha
causado risa y desprecio entre muchos ciudadanos. Se ha comportado como
un gremio medieval, con sus privilegios, con sus ventajas, con sus
exigencias inadmisibles.
También según sus estatutos se dedica
a la "defensa y gestión colectiva de los derechos de propiedad
intelectual de sus más de 103.000 socios". Ese afán por la propiedad
está en el origen de muchos males para la humanidad: ser propietario de
un banco, de una gran empresa, de cortijos y millones de hectáreas de
tierra, ser propietario de grandes petroleras, de corporaciones sin
límite. Además es una "sociedad" corporativa, algo muy parecido a una de
las características de los regímenes fascistas. Se incluyen en ella los
grandes y los pequeños: ya sabemos en favor de quien.
Llamar
"autores" a ciertos personajes ya es pretencioso. Cuando yo era niño
leía en los libros que la facultad de crear solo era dada a Dios. Hoy,
que soy muy descreído, considero que crear no lo puede hacer nadie.
Todos nos copiamos a todos. Y si alguien tiene una idea ¿quien nos dice
que no ha sido inspirada en otra anterior y de otro? Es cierto que la
ley debe regular los derechos de los que escriben un libro, componen una
canción o editan una obra, pero de eso a pretender cobrar derechos por
la representación de "La vida es sueño" va un abismo.
Los
herederos de los "autores" quieren cobrar por la interpretación de una
canción después de décadas de desaparecido el "autor". ¿No tendrían
igual derecho los descendientes de Cervantes o de Juan Valera? Es
absurdo. La SGAE ha llegado a tales extremos, a tales abusos, que se ha
desnaturalizado. Sus dirigentes -y en parte sus socios- se han creido
dioses y así les ha ido: se han enfrentado entre ellos como los antiguos
del Olimpo.
Otra cosa son los grandes escándalos económicos
protagonizados por la SGAE, en los que han participado no pocos
"creadores" (uno de ellos fue el autor de una canción de "mérito" con
título "Fai un sol de carallo"). Millones y millones robados, mal
obtenidos, defraudados, con empresas pantalla o fantasma para seguir con
el robo y delitos sin cuento. Váyase la SGAE al infinito y que cada uno
"cree" sus obras como sepa y pueda.
L. de Guereñu Polán.
1 comentario:
ha dado usted en el clavo
el problema de esos creadores (deberían bajar del olimpo y llamarse mas humildemente autores) es que su obra está descatalogada. No le interesa a nadie. Sus útimos discos son eso: vinilos. Sus últimas obras se representaron estando franco vivo y las grabaciones son en blanco y negro y hechas por el nodo. Y de eso quieren seguir viviendo.
Nadie sabe qué criterios se siguen para repartir derechos de autor. Que si realmente fuesen a quien deberían el 90% de los asociados a la $GAE no vería un céntimo. Quizá así dejasen de vivir de los cuentos, se pusiesen a trabajar y todos serían más partidarios de cambiar publicidad por sus obras.
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