Lo
que dio en llamarse “el desastre del 98”, no fue sino situar ante un espejo un
país obsoleto, plagado de corruptelas y carente del menor relieve en las
relaciones internacionales. Es el umbral de un reinado, el de Alfonso XIII, que
firmaría el ocaso del sistema de componendas y caciquismo, que presidió la
Restauración.
La
independencia de Cuba, derivada del desastre militar de 1898, nace hipotecada.
Subordinada a EEUU, que le mutila a su
territorio, Guantánamo (sobre 160 km²). Y con la humillante Enmienda Platt a la
Constitución de la nueva República, que le permite tutelar el país y legítima su intervención en sus asuntos, “manu militari”. Un español,
testigo en el terreno, el comandante Gómez Núñez, tras el Tratado de Paris,
manifestaba “ahora empieza el calvario de los cubanos” Por la misma
época el general argentino Roberto Mansilla vaticinaba, “la guerra
convertirá a los norteamericanos en gran potencia naval; nada podremos hacer en
nuestra casa sin permiso de ellos. No solo nosotros tendremos que sufrir ese
protectorado; Europa que asiste inmóvil e impotente a esa intervención tan
contraria al derecho de gentes, también sufrirá las consecuencias”.
En
1973, en una rueda de prensa, en un ambiente distendido, el periodista
británico Brian Davis le pregunta al Comandante, “¿cuándo cree usted que se
podrán restablecer las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos países tan
lejanos a pesar de la cercanía geográfica?" Castro con toda la ironía de
sus genes gallegos le contesta...”Estados
Unidos vendrá a dialogar con nosotros cuando tenga un presidente negro y haya
en el mundo un Papa latinoamericano”...En esos días el presidente Nixon
iniciaba su segundo mandato.
Contra
todo pronóstico, tal como afirmó una singular Ministra de Sanidad española
respeto a un hecho distinto, la conjunción planetaria y el hecho histórico se
dieron cita en La Habana, ciudad en la que con similar desahogo y naturalidad
se recibe a un Papa de Roma, al Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, o al
Presidente negro de la Casablanca… Una vez más el viejo comandante ve cumplida
en vida una de sus profecías, pese a los reiterados anuncios de su óbito, por
aquellos que confundían, en su impaciencia, deseos con realidades.
La
visita del Sr. Obama a la Cuba tiene una poderosa carga simbólica. En el ocaso
de su mandato desea labrar un hecho por el que ser recordado. El deshielo de
una situación que tanto perturbó el alma yanqui. “Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en
las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”,
afirma en un discurso medido para evitar suspicacias. Y con ello, ser el primer
presidente norteamericano que vista Cuba en 90 años... Desde Calvin Coolidge,
los tiempos son distintos en todos los planos, y lo plasma en sus palabras: “la
última visita presidencial tardó tres días en barco en llegar. Yo llegue en
tres horas”.
El viejo líder “emérito”, el clarividente
Fidel, en un artículo publicado en su querido “Granma” (28/3/16), expresa a la par desazón y
nostalgia… “Se supone que
cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras
del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya
casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y
puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno
vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza? Nadie
se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a
la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el
desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura. Advierto además que somos
capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con
el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio
nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es
nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que
vivimos en este planeta.”
Cuba,
de siempre, fue oscuro objeto de deseo del yanqui. Tras la Revolución, la
torpeza política de los norteños y la habilidad de los cubanos para utilizar la
coyuntura internacional, se tradujo en hipotética debilidad en el patio trasero
del primitivo gendarme de lo calificado con cierta frivolidad, mundo libre.
Seductor concepto que sin salir del continente americano, con la bendición
siempre diligente del Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono, alineó
personajes tan curiosos como paladines de la Libertad, como Strosner, Videla,
Hugo Banzer, Pinochet, Noriega, los militares brasileños, los uruguayos, Papa
Doc, Trujillo, los genocidas centroamericanos…
Las condenas contra el modelo cubano y su
dictadura, bajo la batuta del Tío Sam, al paso del tiempo crecieron en
intensidad. Y captaron entusiastas conversos, como el Sr. Aznar y su digital
Sr. Rajoy. En su afán servil de los intereses americanos, ignoran que en la
Isla haya 230 empresas españolas y más de mil millones de euros en
exportaciones. Y que España está tirando por la borda el esfuerzo de años, que
los norteamericanos llegan ávidos de recoger. Tales apóstoles del suceso cubano
evidencian su visión parcial sobre “el mundo libre”, a cuya flexible interpretación del mismo, anteponen
los intereses sobre la solidaridad, aupando visceralmente la defensa de los
privilegios de minorías frente a las políticas sociales. Arabia Saudí presidiendo
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y China como codiciado socio
comercial, inspiran en su particular santoral, ejemplos edificantes.
Es
más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Lo decía el Sr. Einstein, y
por su sapiencia habrá de concedérsele. Los prejuicios, las fobias y las filias
con el castrismo fueron rotundos desde el principio. Con el tiempo, la fuerza
del destino terminó por confundir el galopar del caballo con los latidos del
corazón del jinete. El espíritu de Goebelss voló sobre el nido fidelista y lo
que comenzó en mentira machacona remató en tensa verdad. El experimento del
Comandante fue agrietándose, aunque su agonía se prolongue. Para unos era
modelo intolerable en un espacio que habría ser uniforme, o si fuere menester,
uniformado. Otros, veían en la curiosidad caribeña, una cabeza de puente ideológica, propagandística
y operativa. Amén de regocijo morboso, ante la ulcera en el trasero del rival.
Fidel fue tenaz en la lucha por seguir aflorando a la superficie de la
historia como un corcho boyante, pero finalmente, con densidad de plomo, la ola
que devastó los sistemas del Este europeo llevándose por delante a los
inquilinos del Kremlin lo arrastra pesadamente a las penurias del “Periodo
especial” tras el colapso de la URSS y el CAME…La barca de los sueños, nacida
para surcar el océano de la injusticia social en búsqueda del paraíso en la
tierra, amenaza irremisible zozobrar tras larga travesía, en el capitalismo
embravecido. Que socava con osadía consciente las bases sociales, que bien que
mal, configuran el intento de hacer habitable el país y en gran medida dan fe
de la Revolución. Las hebras del tejido social se agostan en una maraña amorfa,
de horizontes difusos y espejismos de incierto pronóstico.
El
Comandante, timonel del navío desarbolado, de victoria pírrica en victoria
pírica hasta la derrota final inevitable, ve encanecer su barba y su discurso
alejado ya del puente de mando. Su sucesor Raúl, apenas gestor del epitafio,
solo conserva una retórica estática, cada vez más mustia.
Cuba,
estentóreo murmullo fuera de escena, en hora crucial, solo ella debiera ser
artífice de su ventura. Sumando el pasado como enseñanza, el presente como
realidad y el futuro como esperanza,
Antonio Campos Romay
2 comentarios:
Estupendo artigo, Antonio, estupendo. Parabens.
Estupendo artigo, Antonio, estupendo. Parabens
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