Presume Rajoy de haber recibido
el apoyo de cerca de 8 millones de ciudadanos, pero no puede ignorar que más de
16 millones lo rechazan como gobernante y presidente del gobierno. Quiero
respetar a quienes le han votado, incluso en aquellos municipios donde la
corrupción política de los gobernantes del PP está demostrada y sus alcaldes y
altos dirigentes de este partido están no imputados, sino en la cárcel, pero
también reivindicar el derecho y el respeto a la opinión de esa mayoría que lo
rechaza radicalmente.
Un rechazo fundado no en meras y
legítimas diferencias políticas, sino sobre todo en comportamientos delictivos
que sucesivas maniobras judiciales y mediáticas han conseguido sepultar momentáneamente,
pero no eliminar: Fraudes y delitos diversos relacionados con la financiación
del PP en la actualidad y a lo largo de su historia, adjudicaciones y
concesiones de obras y servicios a empresarios amigos a cambio de dinero,
utilización de las instituciones del
estado en contra de sus rivales políticos, encubrimiento de diversas y
escandalosas tramas corruptas destinadas a hacer negocios fraudulentos con el
suelo, el agua, la sanidad, la energía, los servicios financieros, etc.
Mariano Rajoy es un presidente
bajo sospecha, que incluso un sector importante de la derecha española rechaza
abiertamente, y al que solo el poder financiero y los sectores más
conservadores de la derecha española apoyan. España se asemeja cada vez más a
la Italia de Berlusconi.
El reciente “triunfo” electoral de
Rajoy el 26-J, es una victoria pírrica que le obliga a pactar necesariamente
con otras fuerzas políticas si quiere ser reelegido. Fuerzas políticas que
representan a ciudadanos que no quieren verse traicionados por sus
representantes por mucho que se desgañiten algunos medios de comunicación y
tertulianos que, curiosamente, bajan servilmente la cerviz ante los intereses
del PP, mintiendo al decir que son los intereses de todos.
Pedir perdón no redime a Rajoy,
pero, si va a recibir de El Rey el encargo para formar gobierno, debiera
hacerlo, por mínimo respeto a un pueblo que ha venido sufriendo duramente las
consecuencias de sus mentiras y el robo de su patrimonio común y de sus
derechos. Además podría servirle para que ese sector de la derecha española que
afirma querer desterrar la corrupción y regenerar la democracia en España pueda
llegar a apoyarle, pues de lo contrario su reelección puede ser cosa imposible.
Xesús Mosquera Sueiro / 29 de
Junio 2016
1 comentario:
ES UN MISERABLE Y NO SABE PEDIR PERDON.
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