sábado, 30 de junio de 2018

EL TRATADO DE VERSALLES.




Por estas fechas hace 99 años, (el 28 de junio de 1919) se cierra en falso la Primera Guerra Mundial, con el Tratado de Versalles. Un espejismo que se fórmula como paz duradera, castigo a Alemania y creación de un presunto paraguas, la Liga de las Naciones cual bálsamo de Fierabrás, para resolver los contenciosos diplomáticos. Un tratado deplorable plagado de dislates políticos y económicos que en si fue la génesis de la depresión de 1929 y el caldo de cultivo del nazismo que se nutrirá de millones de alemanes ahítos de frustración y rencor.
Fijaba unas condiciones consideradas por una gran mayoría de analistas totalmente irracionales, y se prima el revanchismo histórico galo contra la Alemania que había abochornado a Francia en 1871. Serán tan onerosas y abusivas, que la Republica del Weimar se desmoronará en una crisis económica y social. Se suceden devaluaciones vertiginosas de la moneda, depreciación de los recursos e inflación salvaje. En medio de un descontento creciente unido a  sentimiento de humillación nacional y penuria  económica, se aúpa el mesiánico  Adolf Hitler  y sus secuaces,- con la  complicidad de sectores de la burguesía  y el empresariado germanos-, para afianzar el nazismo.
El pago de las deudas e indemnizaciones, y las limitaciones de todo tipo  son redactadas por los  “Tres Grandes” (grandes en atroz miopía): el premier británico Lloyd George, el primer ministro francés Frances Clemenceau y el presidente estadounidense Woodrow Wilson. Más que un acuerdo fue simplemente el intermedio de una única carnicera mundial en dos actos que derivo en casi 100 millones de muertos. El espacio, llamado “entreguerras” será apenas el respiro para  para pertrecharse de “navajas y afilarlas”.
Un siglo más tarde algunas de las doctrinas más siniestras de aquellas décadas negras vuelven a asomar su putrefacto hocico con total desparpajo. Su faz perruna será distinta y acomodada a la escenografía actual, pero los collares son los mismos.
Hace más de medio siglo la convicción de unos líderes visionarios inspiraron la creación de la U.E. A ellos debemos esta paz y estabilidad que hoy entendemos natural. Grupo heterogéneo con ideales comunes y voluntad infatigable, estableció las bases para una Europa que ansiaban pacífica, próspera y unida. Un proyecto que fue fructífero en tanto los valores fundacionales, la Europa de los pueblos y los ciudadanos se mantuvieron lozanos. Luego la Gran Estafa y la crisis humanitaria generada en Oriente medio, -ambas traídas en siniestros vientos desde la otra orilla atlántica- golpearon sus puertas poniéndola a prueba. El andamiaje institucional de la UE aun siendo potente tiene serias dificultades para superar las crisis de identidad de algunos de sus socios, especialmente los llegados del Este, así como para seguir poniendo en valor las ideas acariciadas por Monnet y Schuman de un territorio de paz, proyectada tanto dentro como fuera del mismo.
Más allá de sus demonios interiores, planea sobre la UE el “eje del mal” (descabellada frase del expresidente Bush que irónicamente puede valer al caso). Donald Trump, xenófobo y desquiciado, anima a los  países comunitarios a seguir el ejemplo británico del Brexit en su afán de dinamitar la UE,  y Vladímir Putin, -del KGB a la “democracia” sin pasar por los derechos humanos-, encona el conflicto de Ucrania e intenta reintegrar a su área de influencia los países subordinados a la antigua URSS, hoy en la UE.  
 El acelerado repudio de los gobiernos de Polonia, Hungría, Holanda, Austria, Italia y el más solapado de otros, hacia los valores y principios de la democracia y la solidaridad requieren respuesta contundente de la UE. Se trata no ya de encarrilar el rumbo del proyecto de integración europea, sino de salvarlo de una agonía trágica y una inevitable muerte. Quinientos millones de ciudadanas y ciudadanos en 28 países, necesitan más Europa. La Europa de los Padres fundadores. Del contrato social en el que durante más de medio siglo se tejió progresivamente el estado de bienestar y armonía de convivencia. Cuya voladura se intenta sin pudor, ensanchando con ello la brecha de las desigualdades. Y poner en valor sin reticencias, los derechos y libertades fundamentales, que están siendo cuestionados por algunos gobiernos y movimientos políticos europeos.  
En los años treinta durante la II República, D. Jaime Carner, ministro de Hacienda del segundo gobierno de D. Manuel Azaña, lo dejó muy claro: «O la República somete a March o March someterá a la República»… Algo que la UE debiera tomar nota…
O la UE somete a los mercaderes y especuladores que pretenden robarle el futuro…o irremisiblemente, la UE será a secas, la unión de los mercaderes y el patio trasero de la especulación. 

 Antonio Campos Romay

martes, 26 de junio de 2018

EL CAMBIO VIENE PARA QUEDARSE



En el Parlamento, dos propuestas de ley trascendentes para ser tomadas en consideración. Son trascendentes en orden a que marcan claramente por donde soplan los vientos de un tiempo nuevo. Un tiempo en él lo que se intenta que prime, son leyes para hacer más habitable, solidaria y sensata la convivencia en nuestra sociedad.
El grupo parlamentario de Unidos Podemos promueve una acción legislativa encaminada a impulsar permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles. Medidas que establecen por ley, que padres y madres puedan disfrutar del permiso por nacimiento o adopción de un hijo como derecho individual, es decir, que las licencias tengan la misma duración, estén pagadas al 100% y no puedan transferirse entre los progenitores. Con lo que entre otras cosas se logra  evitar que las mujeres se vean penalizadas en su carrera laboral por ausentarse durante más tiempo que los hombres por el nacimiento de un hijo. Un diseño que implica en el cuidado de los recién nacidos a padres y madres en la misma medida, contribuyendo a desterrar la discriminación de las  mujeres en mercado laboral.
El grupo parlamentario del PSOE propondrá  la toma en consideración de la ley para la eutanasia, incorporándola a la cartera de servicios del sistema de salud.  Una norma que se corresponderá a una decisión voluntaria, consciente e informada por parte del de la persona que lo solicite. Que se enmarcara en un proceso jurídico garantista y sanitario en el que en todo momento se cumplan las cautelas previstas por la ley. Un ordenamiento legal ajeno a criterios confesionales o moralidades subjetivas, donde el protagonismo corresponda a la persona que quiera acabar con el sufrimiento físico o psíquico  que le ocasiona una patología terminal, o una discapacidad irreversible, teniendo derecho a acceder  a la ayuda necesaria para tener una muerte digna. 
En otro orden de cosas, la plurinacionalidad del estado está empezando a dejar de ser tabú irracional en un estado nacido de diversas naciones. El dialogo recobra posiciones en el espacio que había sido entregado a las togas en un ejercicio doloso y cobarde de la política. La sensatez sobre el criterio de aproximar a la ciudadanía privada de libertad a sus lugares de origen se abre camino en aras de no extremar inútilmente su situación castigando a sus familiares, frente a posiciones viscerales superadas por un tiempo distinto. En el campo de la izquierda en mucho tiempo se percibe más ánimo de encuentro que de confrontación. Y en Europa, sin estridencias, con naturalidad y soltura un presidente sin ponérsele cara de Tancredo frente a su interlocutor por barreras idiomáticas, va tejiendo relaciones en orden a “más Europa”…pero “más Europa de las ciudadanas y ciudadanos”. Y al tiempo dibujando un nuevo perfil español en la Comunidad.
 No movemos a una velocidad de vértigo…tanto que los sectores conservadores, perdidas las formas y cortesía de la que muestran carecer, sin conceder ni cien días, ni cien horas ni cien minutos, corren como pollos descabezados vomitando injurias y calumnias mientras un viento de modernidad barre sus miserias. M punto Rajoy en pocos días es curiosidad arqueológica. Su legado como la túnica del Nazareno está siendo jugada a los dados en pseudo-primarias. Y sus “singulares” socios y compañeros de viaje se agazapan confusos mientras buscan la partitura.
Se intentó demonizar a un ministro exonerado por la fiscalía de algo que ni condición de anécdota tenia. Se quiso poner en solfa currículos académicos de ministras. Se quiso degradar  de forma miserable a las ministras por su condición de mujer.  Al presidente  se le denostó por hacer deporte, usar unas gafa determinadas…  o,… ¡por tardar unas horas en cesar a un ministro¡… Se le atribuyó el gasto de 500.000 euros en redecorar La Moncloa… y suma y sigue de la caverna mediática alimentando de excrementos la vida política…  Solo les falta, pidiendo disculpas de antemano por la escatología alegórica…pero llegáramos a verlo, imputar al Sr. Presidente o a una de sus ministras o ministros, por escaparsele un pedo, incapaces de asumir como oficiantes de Torquemada, lo que irónicamente decía algún clásico, “a cualquier monja se le escapa un pedo”.
Tengan por seguro Vuesas Mercedes cavernarias, que el cambio viene para quedarse…No será fácil ni cómodo… pero tiéntense de estos nuevos aires… porque, “esta vez no se trata de cambiar un presidente…será el pueblo quien construya una España muy diferente”… (Dicho sea acomodando a nuestra realidad una canción chilena de los años setenta del pasado siglo).

*Antonio Campos Romay ha sido diputado en el Parlamento de Galicia.

lunes, 25 de junio de 2018

"Quítate tú que me pongo yo"


Palacio de San Telmo. Sevilla
En el año 2016 el Partido Socialita sufrió una grave crisis por el empeño de la Presidenta de Andalucía de convertirse en Secretaria nacional. El calendario no le era propicio, porque hacía poco que había sucedido en dicho cargo el Presidente Griñán, pero aún así hizo caso a los cantos de sirena que escuchó a su alrededor y, con la excusa de que el señor Sánchez, a la sazón elegido Secretario en buena lid, pretendía formar gobierno con el apoyo de Ciudadanos y Podemos (ambos partidos habían apoyado al PSOE en varias Comunidades Autónomas) sustituirle. Pocas veces se ha visto con mayor claridad la “política” del quítate tú que me pongo yo sin más miramientos.

Una conspiración de palacio, revestida por el hecho de que se produjo valiéndose de una mayoría en el Comité Federal (máximo órgano entre congresos) echó al señor Sánchez y nombró a una Comisión Gestora con el encargo de convocar Congreso en un plazo más o menos breve. Entre tanto la política nacional en el Parlamento había continuado: el grupo parlamentario socialista, inspirado por el señor Sánchez y sus colaboradores más estrechos, no estaba dispuesto a permitir la investidura de don Mariano Rajoy, que se había revelado como el principal encubridor de la corrupción en España e impulsor de las políticas más antisociales en los últimos años.  

La vieja guardia del PSOE se alineó con la Presidenta andaluza en una ceguera que luego se ha demostrado por el rechazo de la militancia y por el éxito de la moción de censura que, no siendo diputado, presentó el señor Sánchez. No siendo diputado porque antes que dar su voto para la investidura del señor Rajoy, Sánchez renunció a su escaño, lo que no hicieron otros diputados socialistas, que se indisciplinaron respecto de lo que la dirección (la Gestora) había establecido. Han presumido mucho estos pero no tienen legitimidad para hacerlo porque crean un precedente muy peligroso: ¿podrá cada diputado, en el futuro, votar lo que crea al margen de la decisión del grupo parlamentario? Su egoísmo consistió en no seguir el ejemplo de aquel al que admiraban: dimitir de sus escaños. Eso sí hubiese sido valiente y generoso.

Como prólogo de la crisis llovieron las llamadas telefónicas entre el Palacio de San Telmo, en Sevilla y las ciudades de Mérida, Zaragoza, Valencia, Valladolid, Madrid, Oviedo... Los mensajeros iban y venían, los planes se sucedían, se contaban los apoyos y las defecciones; sudores de unos, inquietud de otros, un sin vivir. 

En medio de la vorágine tuve ocasión de hablar con un estrecho colaborador de don Javier Fernández, Presidente de la Gestora: sus palabras fueron reveladoras de hasta que punto los deseos de la Presidenta andaluza primaban sobre cualquier otra consideración. Pero una vez defenestrado, el señor Sánchez se lanzo a los campos de Castilla, a las villas y ciudades, a las navas y poblaciones costeras, a las montañas y valles… hablando con unos y otros. Más del 50% de la militancia le dio su confianza en unas elecciones primarias ejemplares, que permitieron al señor Sánchez refrendar a su Comisión Ejecutiva en el subsiguiente Congreso del PSOE. Se había consumado una rectificación histórica a las formas de actuar que fueron norma en la época de don Felipe González y don Alfonso Guerra, donde un delegado, con los votos de toda una delegación, decidía en un corrillo lo que luego se consagraba en una gran sala congresual.

La triunfante moción de censura en el Congreso de los Diputados ha dejado a todos, por el momento, descolocados: desde la derecha rancia a la izquierda sedicente. Mientras, el señor Sánchez ha formado un Gobierno con minoría parlamentaria que parece tiene mucho que decir, porque podrá ir pactando leyes con unos u otros según los casos, pero sobre todo, haciendo justicia contra la mezquindad de tener secuestradas iniciativas parlamentarias de los diversos grupos.

Auguro para lo que queda de legislatura momentos de gloria (a la izquierda y al país). Otra cosa serán las siguientes elecciones y la legislatura a la que darán inicio. Ese será ya otro episodio de la historia política reciente de España; esperemos que más brillante y constructiva. Al menos se ha logrado que el Gobierno no esté sustentado por una banda de forajidos.

L. de Guereñu Polán.

domingo, 24 de junio de 2018

Larga vida a la Constitución



Ya podemos suponer que en lo que queda de legislatura, no va a haber reforma de la Constitución alguna. Ni el principal partido de la oposición la quiere ni existen puntos de contacto entre los demás partidos, pues los hay que incluso no participarían en los debates (ciertos nacionalistas catalanes). Cuando una nueva legislatura eche a andar será también difícil, si las condiciones no cambian sustancialmente, que exista el mínimo acuerdo para dicha reforma, sobre todo teniendo en cuenta que hay que acercar al Partido Popular, a los nacionalistas vascos y catalanes y al resto de la izquierda (digo resto porque el principal adalid de la reforma es el PSOE). Incluso se podría dar el caso de que, iniciados los debates, se avistara que el resultado podría ser peor de lo que ahora existe, por lo que habría que abandonar el intento y exclamar: “madrecita de mi vida que me quede como estoy”.

Es, por tanto, el momento de defender la Constitución del 78 con todas las fuerzas que los partidos puedan. Hay precedentes históricos que demuestran la visión que tuvieron algunos dirigentes políticos para comprender que, tras un paréntesis sin Constitución (no es el caso actual de España) no sería ya posible volver al régimen anterior a dicho paréntesis, sino crear unas condiciones institucionales nuevas: cuando la dictadura de Primo de Rivera se agotaba, fueron F. Cambó y S. Alba (este menos afecto al rey que aquel) los que aconsejaron que no era ya posible restaurar la Constitución de 1876 sin más, sino que la sociedad demandaba, entonces, otra cosa. Ambos líderes querían evitar una revolución (lo que representó la II República) y salvar la monarquía haciéndola democrática, lo que no había sido ni era.

En el exilio francés, Largo Caballero, y no fue el único, poco antes de su muerte en 1946, explicó que no era ya posible la restauración de la II República, y no solo porque el franquismo no tardaría en consolidarse, sino porque aquellos mimbres ya no se daban en una Europa de postguerra. Era necesario llegar a acuerdos aceptando incluso un plebiscito (conseguido el apoyo internacional para derribar a Franco) para saber si los españoles querían monarquía o república.

España no se encuentra en una situación que se parezca ni a la de 1929 ni a la de 1946, pero algunas voces se han alzado para decir que el régimen del 78 debe darse por muerto y pasar a un nuevo período constituyente. Me parece la mayor barbaridad en la que se podría caer. No le faltan a España constituciones y no por ello se ha destacado por ser uno de los países más prósperos y estables de Europa: todo lo contrario. En occidente, los estados ibéricos se parecen más a los casos de la Europa del este que al resto. La Constitución de 1978 se ha demostrado muy útil aunque, obviamente, no contenta a casi nadie en plenitud. Y precisamente por eso es buena, porque no es la de ningún partido o ideología, sino el resultado de un acuerdo difícil e inteligente, con muchas renuncias por parte de unos y otros. Los unos deseaban llegar a acuerdos para lavar su empecinada colaboración con el franquismo, y los otros sabían que no podían ser maximalistas porque había poderes vigilantes que no permitirían ir más lejos. Viene entonces a cuento que no será posible querer reeditar un espíritu consensual como el que se dio entre 1976 y 1978. Es necesario otro, y ese otro, hoy por hoy, no existe. ¿Cómo va a existir si no se trata de salir de una dictadura?

Incluso dudo de que el impulso para la reforma de la Constitución pueda venir de las presiones del independentismo catalán, entre otras cosas porque, hoy por hoy, ese independentismo no quiere ni oír hablar de la Constitución española. Cabe pensar, sin embargo, que la capacidad de movilización de los independentistas baje en los próximos meses y años, en cuyo caso se podría abrir alguna grieta. Por parte del nacionalismo vasco, que no está en independentismo de ningún tipo, sí está en defender lo que queda de los fueros decimonónicos, lo que algunos partidos, con razón, quieren revisar. Otro problema añadido. Y si la reforma de la Constitución no sirve para dar solución a los problemas territoriales e institucionales que tiene España ¿para que sirve? Es cierto que está el papel del Senado, que desde mi punto de vista debiera ser elegido por el mismo sistema que el Congreso, el artículo 16.3 sobre la Iglesia católica, anacrónico hoy y otros aspectos que no enuncio porque serían importantes para unos y no para otros.

La federalización de España será difícil: en primer lugar porque ya vivimos en un Estado altamente descentralizado (aunque en mi opinión mal), en segundo lugar porque hay partidos en la derecha que lo de federalismo les suena a chino y en tercer lugar porque al independentismo catalán, hoy por hoy, no le llega con federalismo. Está en su ensoñación particular y no ha dado muestras de querer moverse. Lo dicho: a los partidos que verdaderamente quieran hacer progresar a España les queda una cerrada defensa de la Constitución de 1978, con las reformas que se quieran cuando haya condiciones para ello, pero mientras no, la de 1978 ha de defenderse con uñas y dientes.

L. de Guereñu Polán.

A herdanza de Rajoy: Corrupción e desigualdade

Se a gobernanza de J.M. Aznar (1996-2004) pasará a historia de España como aquela na que se disparou a corrupción (practicamente tódolos que foron ministros dos respectivos gobernos están imputados e moitos deles xa condenados), a de M. Rajoy  (2011-2018) farao non só por seguir a senda corrupta (M. Rajoy sendo presidente de goberno foi citado a declarar como testemuña no xuízo do caso Gürtel: a primeira vez que sucedía na democracia. Ao tempo o PP era imputado por corrupción no mesmo caso) senón tamén por ter provocado, coas súas políticas, que a desigualdade se disparara como nunca en España e, xa que logo, en Galicia. Non por casualidade M. Rajoy foi o primeiro Presidente dun goberno español na democracia cesado mediante unha moción de censura avalada por un amplísima maioría parlamentaria (180 escanos, 4 por riba da maioría esixible) que se viu acompañada dun grande apoio social (mobilizacións de pensionistas, mulleres, batas brancas, corrupción…).
A chegada de Mariano Rajoy a presidencia do goberno de España o fronte do partido mais corrupto de Europa (PP) supuxo a posta en marcha de durísimas políticas de axuste fiscal e rebaixa salarial –as máis duras da Unión Europea- que provocaron que España pasará o ocupar o liderado en desigualdade e exclusión social. Unha evidencia que nin a propia Comisión Europea, adaíl do austericidio, é quen de negar. Unha situación da que tardaremos décadas en saír.
Os gobernos de Mariano Rajoy puxeron en marcha unha serie de reformas laborais neoliberais (ataque aos sindicatos e a negociación colectiva, facilidade no despido, desregulación e liberalización laboral …) que tiveron un enorme éxito pois están provocando un gran descenso das rendas de traballo. Na realidade España é un dos estados da Unión Europea onde a chamada “devaluación interna” vía redución dos salarios foi mais intensa. Unha redución que supuxo que o peso dos salarios na riqueza global (PIB) sexa o mais baixo das últimas décadas (47,6% no 2016). Unha caída salarial que, nembargante, apenas repercutiu nas exportacións (argumento utilizado para xustificar a baixa salarial) sendo o saldo  mais favorable da balanza comercial froito realmente da caída das importacións (14 puntos en termos reais) e do consumo interno (11 puntos). En realidade a quen beneficiou a caída dos salarios foi as rendas do capital (42,1% do PIB) quedando así ao descuberto o real obxectivo das reformas laborais: aumentar os beneficios empresariais.
Na práctica estas reformas laborais provocaron un enorme deterioro do mercado laboral. Si ben é certo que nos derradeiros anos houbo unha certa recuperación do emprego, España segue sendo un dos estados europeos con maior taxa de desemprego (16,7%) e menor taxa de ocupación (62,1%). Unha recuperación de emprego que ten lugar a costa de que se dispare a precariedade tal que mais do 90% dos novos contratos son precarios. Unha precariedade que está acadando cifras descoñecidas nas décadas anteriores: se a porcentaxe de traballadores con contrato temporal disparouse ao 27% a de ocupados a tempo parcial está no 15% e ambas (42%) subindo. Unha precariedade que afecta tanto a remuneración salarial media (-14%) como ao número de horas traballadas (durante os gobernos de M. Rajoy perdéronse en España mais de 3,5 millóns de horas de traballo: mais emprego pero menos traballo). Unha precariedade que coloca a moitos/as traballadores/as españois nunha situación limite: por primeira vez en España o ter un posto de traballo non evita o caer na pobreza xa, que segundo a OCDE, España pasa por seren o estado europeo con maior número de traballadores pobres (14,1%).
Se a política laboral destes años disparou a desigualdade o mesmo sucedeu coa política fiscal do sr. Montoro (PP) quen, segundo os técnicos de GESTHA. pasará a historia como o peor Ministro de Facenda. A súa preferencia por primar a imposición indirecta (47% do total dos ingresos tributarios), moi especialmente o IVE (37%), e a súa practica inanición fronte a elevadísima fraude fiscal (o valor da economía somerxida en España equivale 25% do PIB, a fraude fiscal o 20%: unha das mais elevadas da eurozona) ademais de afectar negativamente aos ingresos fiscais favorece descaradamente as rendas altas pois  leva a que sexan as rendas baixas (clases populares) quen soporten unha maior carga fiscal.
Outra das grandes reformas postas en marcha polos gobernos de Mariano Rajoy foi a drástica redución do gasto público, moi especialmente do gasto público social e o enorme recorte do emprego público o que supuxo practicamente o desmantelamento do xa deficitario Estado de benestar. Unhas reducións de gasto i empregos públicos que si afectaron a tódalas funcións públicas de benestar, serían o ensino (do 4,6% ao 3,8% do PIB), a sanidade (do 6,7% ao 5,8%) e a dependencia (do 0,7% ao 0,2%) as mais damnificadas. Uns recortes que fan que España pasara a situarse entre os estados europeos que menos gasto público destina as funcións de benestar (5 puntos por baixo da media na Unión Europea) e a colocarse como líder en recortes.
Uns recortes que, como confirman tódolos estúdeos e informes serios, afectan maiormente as clases de rendas medias e baixas (clases populares) polo que disparan unha desigualdade xa de seu moi elevada.
Asemade a aplicación de estas políticas tivo un efecto macroeconómico enormemente negativo xa que debilitou a demanda quen a súa vez provocou unha caída moi forte da actividade económica (-7% do PIB). Se nas vésperas da crise o PIB per capitá español estaba no 101% da media na Unión Europea, no ano 2017 baixaría ao 92%. Un período durante o cal España pasou a situarse entre os estados europeos con taxas de risco de pobreza (21,6%) e niveis de desigualdade mais elevados (34 en índice de Gini para unha media na UE de 30)
Un dos argumentos mais utilizados polos gobernos de Mariano Rajoy para xustificar estas políticas autenticamente “austericidas” foi o da necesidade de reducir os déficits e ás débedas públicas. Obxectivo que, como todo o mundo sabe, está sendo un auténtico fracaso, como non podía ser doutro xeito. Durante os mandatos de Mariano Rajoy a débeda pública española non parou de medrar, pasando do 69,5% ao 97,9% do PIB. Sobran comentarios.
Poida que nunca, na curta historia da democracia española, estivera tan xustificada unha moción de censura e tan acertada a súa resolución.

 Manoel Barbeitos

jueves, 21 de junio de 2018

Lo que los candidatos del PP no dicen


 Dicen algunos, y puede que tengan razón, que en el PP coexisten tres ideologías clásicas: la democracia cristiana, el liberalismo económico y el conservadurismo. Creo que hay otros en el partido del que aquí hablo que no pertenecen a ninguna de ellas. Son simplemente ventajistas (aunque me temo que estos existen en todos los partidos en mayor o menor medida).


La democracia cristiana del PP, de existir, es escuálida, pues el humanismo cristiano, que tan bien representaron Adenauer, Aldo Moro o ahora la señora Merkel, no tiene nada que ver con el grueso del PP. El liberalismo económico está mejor representado en Ciudadanos, pero también hay una importante corriente en el PP, la menos social. En cuanto la conservadurismo, creo que es lo que mejor define a este partido, un magma de intereses contrarios al progreso, a la justicia social y –como ha dicho el señor Rajoy- la desigualdad social se explica por la estirpe: un gitano o un obrero no pueden aspirar a dirigir un país porque no pertenece a la estirpe de los elegidos.

Ahora van a elegir a un nuevo Presidente o dirigente máximo y se han presentado varios candidatos (creo que algunos para negociar su apoyo a los mejor situados con vistas a su futuro personal). Todos hablan de unir al partido (hasta hace dos semanas nadie hablaba de desunión), de ganar las próximas elecciones, etc. pero nadie habla de qué política se va a seguir, internamente, para corregir de raíz la corrupción que es el PP mismo, desde abajo hasta arriba: sobran los casos conocidos, desde concejales de pueblo hasta ministros. Parece como si los candidatos se hayan inventado su cónclave para que, durante unas semanas, no se hable de la corrupción que les atenaza que algunos de ellos han contribuido a crear.

¿Van los candidatos del PP a privatizar hospitales públicos como ya hicieron en algunas comunidades autónomas? ¿Van a votar a favor de una muerte digna en determinadas condiciones sesudamente meditadas? ¿Van a dedicar más recursos a la enseñanza pública para que no se hacinen los alumnos en las aulas, incluidos los que sufren déficits que merecen un tratamiento individualizado? ¿Van a seguir primando a la enseñanza privada frente a la pública, lo que se ha puesto de manifiesto, sobre todo, en la Formación Profesional con los mejores ciclos formativos para la primera? ¿Van a seguir rescatando a las empresas concesionarias de autopistas de cuyos consejos de administración forman parte, en ocasiones, miembros del PP? ¿Van a dignificar a las víctimas de la guerra civil española de 1936? ¿Van a condenar un régimen criminal como el franquismo? ¿Van a tener una política con los migrantes que consista en un trato humanitario para con quienes sufren? ¿Van a estar de acuerdo con eliminar el doble pago farmacéutico para los pensionistas con rentas más bajas? ¿Qué hay de la ley de costas? Porque el PP la ha reformado para favorecer a los especuladores del suelo en detrimento del patrimonio público. ¿Y que dicen los candidatos de la justicia universal? Pues nada, porque así el delincuente de cuello blanco se puede zafar de la justicia mientras que el ladrón de gallinas entra en prisión.

¿Y que dicen los candidatos sobre la televisión pública? Porque no le van a la zaga los del PP a los independentistas catalanes. La ley de orden público ¿va a seguir siendo una mordaza o se va a acompasar a los principios democráticos? ¿Qué dicen los candidatos del PP sobre la política fiscal que han hecho, que favorece a las rentas del capital y carga sobre los impuestos indirectos que todos pagan? Sobre política hidráulica ¿va a seguir el PP afectando al medio ambiente con trasvases en vez de pensar en otras fórmulas respetuosas con el mismo? (desalinizadoras, gestión del agua…). ¿Va el candidato ganador a tener sentido de estado y no aprovechar los problemas territoriales e institucionales con intención electoral? (es que tenemos el precedente del terrorismo). Y es que desde el talludito Margallo hasta el conseguidor de títulos académicos con ventaja, Casado, pasando por los demás candidatos, nada dicen de todos estos asuntos, como tampoco hablan de pensiones, de dependencia, de política demográfica, de derechos civiles… ¿Se les olvida o están solo a lo suyo?

L. de Guereñu Polán.

lunes, 18 de junio de 2018

LA CALUMNIA…una reflexión dolorosa.



“Puede una gota de lodo,
 Sobre un diamante caer,
Puede también de este modo
Su fulgor obscurecer,
Pero aunque el diamante todo
Se encuentre de fango lleno,
El valor que lo hace bueno
No perderá por un instante,
Y ha de ser por siempre diamante,
Por más que lo manche el cieno”
Rubén Darío.
Un Partido Popular acéfalo, errático, sus allegados y algún cómplice vergonzante en la sombra, se despeñan con deshonor por el barranco de la “práctica política” puesta en boga por el Sr. Aznar, el político menos digno de esta democracia donde, lamentablemente, sobrenadan algunas de estas cataduras… Deshonró la política parlamentaria con su tono zafio y degradó las instituciones al mentir de forma cínica, y avergonzó a España con sus modales chabacanos.  Siguiendo su senda se amontonan hoy ante micrófonos y pantallas sus alumnos, disputándose el ridículo más espantoso en increíble piruetas calumniosas. 
Ejerciendo la calumnia por sistema, colega íntima de la mentira, en orden a despojar de su honor a personas o colectivos atribuyéndole comportamientos, o incorrecciones que no han cometido, o magnificando oportunistamente errores. Mancillando impertérritos la convivencia y la confianza entre los seres humanos.  
Los calumniadores son seres deleznables y cobardes. Perdidos en su paranoia, son necios al valuar su  acción, aunque lo propio es que su comportamiento obedezca a una estrategia  depravada al servicio de sus mezquinos intereses. Hay ejemplos muy cualificados de hombres, mujeres o colectivos que de la calumnia y el chantaje hacen razón de su vida. 
Su minusvalía moral que es pareja a su estulticia,  los incita compulsivamente a necesitar  ser objeto de atención, con irrefrenable ansia de poder, ya sea en la cosa pública o en la organización civil más precaria. Su indigencia ética les permite recurrir al infundio, la difamación y la calumnia. Unos son el vórtice, y los oportunistas se apuntan a la tormenta para trepar en sus vientos. Destilan su bilis creyéndose poseedores de la verdad absoluta. Su torpe fundamentalismo solo ve en el prójimo, iletrados, indecentes o inicuos, que todos quebrantan sus obligaciones, salvo ellos. Ejercen de “macho alfa”, aunque apliquen el término a quien intentan herir. Con bochornosa prosapia se precian depositarios del saber, la honestidad  y el acierto, ignorando petulantes que en su cerebro podrido solo se aloja el resentimiento, la infamia y mala fe.
El buen empleo de la palabra la dicta la ecuanimidad. Sin ella la vida se hace hostil... La falta de veracidad en las aseveraciones atenta contra los derechos de la ciudadanía y quiebra la confianza sobre la que se sustenta la democracia.   
 La verdad se fundamenta en los hechos, la humildad y el respeto al resto de los seres humanos. Sin malas artes, engaños o vejaciones. Hora es de desterrar de la práctica política, -que no es sino la gestión de los intereses comunes-, la doblez, la simulación, o la charlatanería demagógica. Ante ello es oportuno el reproche más enérgico y el desprecio cívico hacia quienes afirman lo que a ciencia cierta saben que no es cierto, tergiversando con cinismo la realidad.
Podríamos preguntarnos, y todo esto, ¿a quién importa…? La contestación es sencilla: a las gentes decentes, dignas y decorosas. Las únicas que son dueñas de un país que algunos se creen con derecho a secuestrar, y que desean respirar aire puro. Que están indignadas de que algo noble y necesario como la política, siga siendo envilecida por los que siempre la prostituyeron. Una parte importante de la sociedad se siente asqueada de que los profetas del odio, del rencor o la envidia, intenten hacerles creer desde la desesperación de su ruina moral y perdida de prebendas,  que “todos son iguales”.  
Hastía tanta falacia y mentira esparcida por los altavoces mediáticos escarneciendo e insultando machaconamente a quienes ansían explorar un mundo distinto o a un gobierno apenas nacido que inicia su andadura. Lo hacen desde ciertos niveles radicalizados de las derechas y algunos que otros navegantes de entre-mares, con el mismo trastorno psicológico que aquejaba la personalidad de Göbbels, aferrándose entusiastas a la doctrina del ministro nazi: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
 

 Antonio Campos Romay